ANTOLOGÍA DEL SONETO
500 Y MÁS
DE
FRANCISCO HENRÍQUEZ
PREMIO JOSÉ VASCONCELOS 2005
Miami 2013
UN SONETO ME…
Un soneto me ordenan los «Violantes»
(uno de los Violantes de la historia)
pero éste ya ha perdido la memoria
y no escribe sonetos como antes.
El muy tonto, se puso (de Cervantes)
a estudiar los sonetos de la escoria,
y al darle vueltas a la misma noria
se junta al hato de los ignorantes.
¡Mira, Violante, vitaliza el disco!
o serás en la historia pobre cisco
que va cayendo de fatal basura.
Todo en la vida se renueva y pasa:
bota los muebles viejos. A tu casa
dale una buena mano de pintura.
Francisco Henríquez
Die. 15-2012
CURRÍCULO DE FRANCISCO HENRÍQUEZ DOMÍNGUEZ
Francisco Henriquez, nace en la finca El Laberinto, Unión de Reyes, Matanzas, 1928. Desde muy joven alterna con los mejores decimistas de Cuba: Jesús Orta Ruiz, Gustavo Tacoronte, Rafael Rubiera y otros.
En 1962 emigra a Estados Unidos y se establece en la ciudad de Nueva York donde se une a los poetas de esa urbe, entre otros, Ángeles Caíñas Ponzoa y Odón Betanzos Palacios, este último, presidente de la Real Academia Norteamericana de la Lengua. En dicha ciudad gana varios premios literarios y publica su primer poemario titulado “Reflejos”.
En 1979 se traslada a Miami, Florida, donde enseguida se conecta con los poetas locales y es publicado en los periódicos : El Diario de Las Américas y en El Nuevo Heraldo.
Sigue ganando premios y publicando libros; alrededor de una veintena de libros publicados, entre los que descuellan: “Jardines de la Rima”,
“Desde lo más Recóndito”, “Sonetos Cósmicos y Líricos”, este último publicado por la prestigiosa organización Frente de Afirmación Hispanista, radicada en México, que dirige el gran mecenas de los poetas, Fredo Arias de la Canal.
En 1990, junto un grupo de poetas funda “La Academia Poética de Miami”, de la que fue tesorero, siendo presidente el intelectual poeta cubano Darío Espina Pérez.
En 1992 gana en España su primer premio internacional “La Conquista de América”, con 60 sonetos.
En 1994 presenta su libro “Jardines de la Rima”, en los salones de la histórica la Casa de Colón, de las Palmas de Gran Canaria, con mucho éxito.
En 1996 funda la revista Carta Lírica de la que es dueño y Director, con 49 números publicados hasta el presente. Esta revista es distribuida gratis y da un módico premio anual como incentivo a la cultura.
En 2005 recibe el valioso premio internacional, “José Vasconcelos”, que otorga el Frente de Afirmación Hispanista, en la persona de su presidente Fredo Arias de la Canal. Vale decir que este es uno de los más valiosos premios literarios del mundo hoy, con medalla de oro y una respetable suma en metálico´
En 2009 y 2015 recibe sendos homenajes en Gran Canaria, nada menos que en la “Histórica Casa de Colón, de nuevo, así como la respetable Orden del Cachorro Canario en dos ocasiones. Honores recibidos gracias al esfuerzo de los poetas canarios María Jesús Lozano Cáceres y Pedro S. Callicó Sosa, secretaria y presidente respectivamente de la organización literaria “La Arcadia”. En la ciudad de Telde recibe placa en Honor al Mérito a la Cultura, de manos de la honorable alcaldesa, Dª Carmen Hernández Jorge.
En 2012 publica edición mínima de su antología de 500 sonetos, envía un ejemplar a la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, el cual fue aceptado con gratitud. y fichado en dicha benemérita institución.
En 2016 funda con dos cubanos más “El Centro Cultural Francisco Henríquez”, con el fin de poder (de forma ordenada) tener intercambios culturales entre Cuba y Estados Unidos.
Ha visitado España 5 veces y la mayoría de los países hispanoamericanos.
PRESENTACIÓN 1
Un libro no presume en su conjunto
resumir la visión de quien lo escribe,
su quehacer es del alma si describe
de lo malo o lo bueno cada punto.
Por lo tanto no quiero ni es mi asunto
pregonar en su esencia lo que exhibe;
solamente el lector es quien concibe
si ha de darlo por vivo o por difunto.
No temo ni a las flores ni a los cardos:
A mi alforja sin fondo van los dardos
que pudiera lanzarme el vulgo hiriente.
Que piense cada cual como le guste.
Nada habrá que de veras me disguste.
¡Si los hice pensar ya es suficiente!
º
TRÍPTICO EN HOMENAJE
A Juana de Asbaje- Sor Juana Inés de la Cruz–
en el 360 aniversario de su fausto nacimiento
I
Siglo de fiebre, de misterio y sombra,
fue el siglo aquel en que naciera Juana
––Juana de Asbaje–– aquella mejicana
que con asombro la palabra nombra.
Tiende a sus pies iluminada alfombra
la esencia de la extirpe castellana,
para que cruce, altiva y soberana
esta alteza gentil que nos asombra.
De aquella etapa, que pasó confusa,
la humanidad aún toma el ejemplo
de la noble y genial Décima Musa.
¡Qué al siglo diecisiete entró la luz,
cuando de paz iluminó su templo
Sor Juana, libre de tiniebla y cruz!
II
Sor Juana Inés, excepcional figura
que tras siglos de ser nadie supera;
fue la impronta precisa de una era
donde al género suyo se clausura.
Pero el arte, el talento y la cultura
le dieron voz y sitio dondequiera:
así gana un espacio en la cimera
sociedad de su edad, invicta, pura.
A tres siglos y más de aquel evento,
cuando nace la musa de más gloria,
se recuerda su fausto nacimiento.
Y se rinde homenaje a la memoria
de esta dama de altísimo talento
que jamás repetir pudo la historia.
III
Estamos frente al hecho del prodigio
que no sólo asombró su propia edad
sino que en la moderna sociedad
aún conserva su voz y su prestigio.
Víctima fue ––Sor Juana–– del litigio,
del orgullo del hombre y su maldad,
del mundo y su incivil desigualdad,
que la marcaba con su gris vestigio.
Pero aquella mujer de hechura recia
erguida contra males de costumbre
demostró no ser débil, dual ni necia.
Y bajo el cielo que le dio su lumbre
como una diosa de la antigua Grecia
ganó su nombre la más alta cumbre.
FELIZ CUMPLEAÑOS
I
Al cumplirse el cuarenta aniversario
–ocho lustros de dar el Vasconcelos –
en las tierras gloriosas de Morelos
se ha reunido este grupo literario.
Cada octubre el ritual es necesario
que reafirme los máximos anhelos
de los hispanos, y que sus desvelos
no dejen que fenezca el gran ideario.
Con Felipe León se empieza el rito,
y un año tras el otro, cual un mito,
a cuarenta y un hispanos como gloria
se han premiado en el día de la raza…
Hoy felizmente el galardón abraza
José Julián Labrador, ¡y hace historia!
II
Por los cielos de América, inmortales,
y por los cielos de la vieja Europa,
el “Premio Vasconcelos” nos arropa
con túnicas de luz, excepcionales.
Partiendo de muy lejos litorales
ha venido hasta México la tropa
de poetas premiados. En la copa
del triunfo se consuman los ideales.
Como rey de la empresa rige Fredo
Arias de la Canal, que con denuedo,
al Frente de Afirmación Hispanista
lustra con brillo de elegante porte,
cuando su estrella, la revista Norte,
lo lleva por sus mundos de idealista.
Octubre 2008
EN LA VETUSTA CASA DEL PLANETA
I
El huésped de la casa de la tierra
(se pudiera decir estirpe humana)
se debate entre ayer, hoy y mañana
y vive de la paz entando en guerra.
Cuando a la casa temporal le cierra
la puerta que conduce a la fontana,
se limita a observar por la ventana
los postreros fulgores de la sierra.
Se muere su existir sin más salida
y, faltándole el hálito a la vida
reduce su expresión a la mitad.
Se rodea de túmulos sin lumbre
y al tornarse obsoleta muchedumbre
maldice de su propia humanidad.
II
A partir del absurdo hacinamiento
ya no ve más allá de lo que toca;
nada nuevo sus ánimos provoca
ni se sustrae del enclaustramiento.
Sigue el mundo su ruta, raudo, lento,
talvez en marcha de existencia loca,
y el mejor día, sin saberlo, choca
contra la piedra de su sentimiento.
La humanidad entera es un ser loco
que se está destruyendo poco a poco
con las armas monótonas que inventa.
Cada vez el incendio es más voraz
pues el hombre presume de una paz
que en su fuero interior no representa.
III
La humanidad (el hombre) toma, lleva,
con orgullo la antorcha del progreso,
y al mismo tiempo se le nubla el seso
con las vagas neblinas de la cueva.
Cuanto más en su torpe afán se eleva
más parece estancarse en retroceso,
como si fuera insostenible el peso
que el duro sino que asumió, conlleva.
Así, cargado va de incertidumbres
y si cree que es el dueño de las cumbres
lo sacude, de pronto, airado sismo…
Porque siempre la altura de la cima
está sólo a unos pasos de la sima
que viste con sinónimo de abismo.
IV
Esta Casa, además del ser humano,
la habitan el volcán y el remolino;
la oveja, la paloma y el felino
y las fauces violentas del océano.
La habitan la lechuza y el milano
y la hiena de diente de asesino;
el perro con sus hambres de canino
que el hombre, reconoce por hermano.
Esta casa vetusta del planeta
la habitan el prosaico y el poeta;
la habitan el tahúr y el indigente.
Y en medio del estruendo y el barullo
se apagan con las risas del murmullo
los gritos de socorro de la gente.
v
La adornan majestuosos robledales
los ríos, las praderas, las montañas…
y conserva en sus íntimas entrañas
las minas de petróleos ancestrales.
El oro —superior en minerales—
que lo falso y sin luz de brillo baña
deslumbra y a la vez tuerce y engaña
la sensible visión de los mortales.
Con el oro se compran las conciencias
y se doblegan las inteligencias
cual débiles arbustos ante el viento…
Ese mal es tan viejo y tan profundo
que cubre las esencias de este mundo
como un manto de vil encubrimiento.
VI
Esta casa, mitad de paraíso
y mitad de covacha tenebrosa
alberga los encantos de la diosa
rubricada en alado compromiso.
Es un fuego de amor en el hechizo
de la tarde serena y luminosa,
y la gracia del cielo la desposa
con el halo solemne del bautizo.
Se acicala con tintes de arrebol
y pretende que sube al mismo sol
a bañarse de luz en su reflejo.
Se mira en el espejo del crepúsculo
y Adán le muestra su rosado músculo
desde el lado invisible del espejo.
VII
Si brillara algún rayo de esperanza
más allá de los valles y colinas,
y arroyuelos con aguas cristalinas
trajeran la ilusión y la bonanza…
Si se viera asomar por lontananza
sobre paños de nubes blanquecinas
bandadas de radiantes golondrinas
con cantos de amorosa remembranza…
Entonces de la fe volviera el grito,
como voz que surgió del infinito
para darle al que sufre su consuelo,
deshacer de la tierra el signo malo,
haciendo que fulgure como un halo
de perenne alegría, todo el cielo
VIII
Parece que el Amor que el Niño puso
para fértil semilla en la llanura,
no pudo hacer de la pradera oscura
jardín florido y de fulgor profuso.
Quizá su mano, sin saber, dispuso
contra la gracia de otra luz más pura,
y en vez de un huerto de mejor ventura
cavó un abismo, y se marchó confuso.
Tras hablarnos de bíblica conciencia,
se fue deprisa y nos dejó la urgencia
de vivir con las almas en tropel…
Veremos si es verdad o si es mentira,
pero es claro que el gesto hurgó en la ira
del gran Dios que reinaba antes que Él.
IX
Desde entonces al hombre lo vigila
la mirada secreta de un dios alto,
que dormido en su casa de cobalto
tiene un vidrio de azogue en la pupila.
Baja a la tierra por la tarde lila
y toma las praderas por asalto,
para ver cómo crece el sobresalto
del rebaño que al verlo se encandila.
Cuando vuelve a su casa con su luz
seguida por el signo de la cruz
la diosa de la sombra se divierte
y en hálitos de gloria transfigura
las tinieblas que invaden la llanura
con presagios miríficos de suerte.
X
Se espera que una mano salvadora
levante del abismo la pobreza
y que reine en el globo la nobleza
del triste, del que sufre, del que llora…
Se espera que una voz liberadora
libere al desvalido. La tristeza
ya no cabe en el vaso. La pereza
se debe disipar ante una aurora
que despunta, rosada, por oriente
con fulgores de un astro permanente
que se ve cada día más cercano…
Así corre este mundo del profeta.
Así existe la “casa del planeta”
y vive, sin vivir, el ser humano.
REFLEXIÓN EN TIEMPO DE NAVIDAD
El niño que nació en aquel Pesebre,
–entre regalos de abundante sobra
según testigos de la ingente obra–
fulgía de ternura y de alta fiebre.
Fue de la paz el soñador y orfebre:
mas el empeño de su afán zozobra,
porque la noble idea no recobra
aunque el humano ciego la celebre.
Pretendía zurcir a un mundo roto,
pero ese amanecer está remoto:
Al Pesebre tomaron las harpías.
Y vemos agotarse en una hoguera,
sin salvación, la humanidad entera…
¿Aún esperan por Él las almas pías?
2010
CUANDO CORRÍA EL AÑO 2096
Un siglo misterioso transcurría…
Y gentes con opuestas credenciales,
juntaron las razones desiguales
que desarmonizaban la armonía.
El abismo que al mundo dividía
fue un reguero de notas musicales,
y por montes y prados y rosales
de la Paz el fulgor se repartía.
Cada humano tomó lo que era justo
–ni de más ni de menos ni por gusto–.
El prójimo encontró el lugar debido.
¡Al fin por la llanura de la Tierra
sin odios, egoísmo, sed o guerra
el hombre no marchaba dividido!
¡NAVIDAD!
Sacude un Atlas negro su melena
percudida de aceite y nubes grises.
Hechos ríos de sangre los países
desembocan sus males en la arena.
El conflicto del hombre desordena
la paz del huerto, y rostros infelices
se asoman a mostrar sus cicatrices
en las barandas de la Nochebuena.
¡Y qué ven las pupilas con horror
donde mismo naciera el Redentor,+
sino llamas al pie del monte altivo!
¿Dónde ha ido la luz del hado bueno?
¿Dónde está la señal del Nazareno?
¿Dónde el pan, la paloma y el olivo?
LA CASA DE DIOS
Dios está aquí donde yo estoy, no donde
me quieran convencer que Dios está.
Si siempre que lo llamo me responde,
¿por qué debo buscarlo más allá?
Dios no huye de mí; no se me esconde,
ni cambia, ni se muda ni se va.
Para que cerca de mi vida ronde,
me basta con llamarlo y, viene ya.
¡Que la casa de Dios es la erigida
para adorarlo con pasión ungida,
contradice un principio de razón!,
pues la casa de Dios es esa casa
en la que el hombre con su fe se abrasa
y lo quema el incienso de la unción.
1991
NAVIDAD 1992
Para que el resplandor de la Inocencia (*)
llegue y alumbre las reconditeces
del alma, con sus aves y sus peces,
el Cielo se abre por su transparencia.
Dios no solo nos cuida la existencia
una vez cada un tiempo; muchas veces
al año, con sus himnos y sus preces,
nos alivia el temblor de la dolencia.
A la orilla de un huerto decembrino,
bajo el toldo punzante del espino
que crece el leño de futura cruz…
Estudio la liturgia de esta edad
donde espera la pobre humanidad
que vuelva el Mensajero de la Luz.
(*) Verso del soneto «Navidad 1992»,
de Alicia Delaval
TIEMPOS OSCUROS
Hice un nido de sirios en la Altura
para un mundo que pía sin consuelo.
Lo rocié con la miel de la cordura
por un árbol crecido desde el cielo.
Invente sobre el nido la más pura
de todas las sonrisas. El anhelo
en el nido emplumó, con la premura
de quien busca más sol para su vuelo.
Sabemos que a Jesús, seres impuros
le partieron el alma: vientos duros
apagaron su estrella… Con la fiebre
del odio, lo acosaron en la orgía.
¡Pero el mundo lo espera todavía
al calor celestial de su pesebre!
1993
TODO VIENE DE DIOS *
I
Todo viene de Dios, hasta lo adverso.
Con su influjo organiza y desordena.
Él sacude a los vientos la melena
y se mueve, a su paso, el universo.
El dominio de Dios es tan diverso
que lo mismo desata que encadena,
e impone su perdón o su condena
igual al inocente que al perverso.
Su fuerza nos desbanda o nos controla.
Nos da con los vaivenes de la ola.
Del relámpago enciende el alboroto.
Sopla para que crezca el huracán.
Le atiza las tinieblas al volcán
y nos habla a través del terremoto.
II
Todo viene de Dios: El río manso,
y ese mar, que, fantástico, sereno,
tendido duerme como un ángel bueno
que en dulces horas recibió descanso.
Viene en la suave candidez del ganso,
en la savia del árbol y en el heno.
En la gracia de un halo Nazareno
sobre el techo del bíblico remanso.
Y viene con la flor en el aroma,
en el vuelo sutil de la paloma,
en el beso ardoroso que nos quema,
en el claro fulgor de la mañana,
en el fresco bullir de la fontana
y en la música ardiente del poema.
1994
¡SE ESPERA OTRO DILUVIO!
Ya es hora de volver a la comarca
que un celeste fulgor cubriera un día,
y envueltos en un manto de armonía
deshacernos del mal qua nos abarca.
Si el ámbito del mundo es una charca
que en toda su extensión está vacía,
¿Qué apremio entonces el Señor vería
en quienes piensan reinventar el Arca?
Somos libres de optar por el suicidio,
pero el daño de aquel «humanicidio»
no puede repetirse con sus lodos…
En caso de que hubiera otro diluvio,
tiene que ser que por un sacro efluvio
¡nadie se salve o nos salvemos todos!
EL MENSAJE DESOÍDO
El mensaje llegó junto al alero
del pesebre. La noche, detenida,
sollozaba en la sangre de la herida
del hombre –maltratado prisionero–.
Pero fue desoído el mensajero
y su santa misión, desconocida.
Lo hicieron devolver su propia vida
en la hirsuta inclemencia del madero.
Dos milenios después de la ocurrencia
consumimos el tiempo en la creencia
de que es base del símbolo más fuerte.
Aunque dure mil siglos la tardanza
no queremos perder esa esperanza
¡y vagamos con ella hasta la muerte!
LA HORA UMBRÍA
Como un rezago de fulgor occiduo
se muere en el crepúsculo la huella
del último reflejo, y una estrella
se detiene a morir en su residuo.
El ojo observador del ente asiduo
que sigue la neblina en que destella
el vago resplandor de la centella,
rescata del misterio al individuo.
Sin aliento se abraza de la sombra
El grito de la casa que lo nombra
tan solo será un eco si retumba
en los mármoles fríos de los muros
que protegen celosos los oscuros
y cuadrados confines de ultratumba.
1996
COMO UN DIVINO COLMENAR…
I
Estamos casi a fines de un milenio
en que la ciencia conquistó la Luna,
y aunque poco logró nuestra fortuna
cubrió la gloria el terrenal proscenio.
Mas no ha podido concebir el genio
cómo salvar al mundo de la hambruna,
o aliviar a los tristes, que, sin cuna,
perecen como el hombre primigenio.
Si no fuera por tanta hipocresía,
a la humana ambición le bastaría,
de la tierra usurpada, con dos palmos.
Igual que, si sus bienes compartiera,
el valle inmenso en que vivimos fuera
¡cómo un inmenso colmenar de salmos!
II
El hombre ya domina cielo, tierra,
aire, mar, voluntad… y, corrompido,
defiende lo usurpado o lo adquirido
con la vil «diplomacia» de la guerra
que arrasa las ciudades y que aterra
al pobre, al desarmado al desvalido…
¡Hasta las mismas fieras han corrido
en busca de refugio en la alta sierra!
Si no fuera por tantas divisiones,
y el hombre contuviera sus pasiones,
o razonara en los momentos calmos…
viviera más feliz, más sano y fuerte,
sin temores al hambre ni a la muerte,
¡en un inmenso colmenar de salmos!
SIN DUDAS
En la casa vetusta del planeta
se aglomeran ateos y creyentes.
Esperan con oídos impacientes
la anunciada visita del Profeta.
Lo esperan el prosaico y el poeta
para verlo con ojos persistentes.
Cada cual entre dudas diferentes
lo ve por el abismo o por la meta.
El poeta le cree y así lo nombra
creador de la luz y de la sombra;
de la ruina fatal y de la fama;
de la gota de llanto y de la risa;
del violento simún y de la brisa;
de la lluvia sutil y de la llama…
INCENDIO (Díptico)
(En tiempos actuales)
Dios tiene que sentirse muy ocupado
frente al incendio que la Tierra abrasa,
¡Desde el balcón de su celeste casa
mirara, con asombro, lo incendiado!
^Como apagar el fuego desatado
que lo mejor del Paraíso arrasa?,
¿será un diluvio de candente brasa
que ni siquiera tengo programado?
¡En verdad, lo que veo no me gusta!
es que si el mismo Creador se asusta,
¡quiere decir que espera un cataclismo!
¿Prepara el Hacedor algún compendio
para que el « alma» del voraz incendio
no termine en el borde del abismo?
II
Grave fogata con pavor rojizo
quema los templos de Jerusalén
y el clamor se repite por Belén
martirizado de sufrir plomizo.
Diferente a la noche del hechizo
se ve la noche del sagrado Edén:
- ¡Faltan la Paz y la pasión del Bien;
falta el amor y el rezo del bautizo!
Faltarán, con los bíblicos jinetes,
los camellos cargados de juguetes…
El Jordán, cabizbajo, como un ojo
que ante el pánico vivo, lagrimea,
mezclará todo el llanto de Judea
con la fe de salitre del Mar Rojo.
Escrito en la Navidad del 2001
NAVIDAD TARDÍA
Todo es claro y sereno; ni la nieve
ni el cierzo del azul descongelado
pasarán este invierno por el prado
donde enero florido canta y llueve.
No perturba la paz ni la más leve
brisa del norte que parece helado
donde todo se enflora en ordenado
concierto natural que Febo mueve.
Junto al amplio contorno del bajío
cual sierpe de cristal serpea el río
sobre piedras de mágica blancura.
No se sabe que trino ni que mano
hicieron que la caja de este piano
de repente vibrara en la llanura.
.
BENDICIÓN DE LA HECATOMBE
La mañana se agita de repente:
Avalanchas de tierra estrepitosa
Trepidan por la inhóspita pendiente
y arrasan la campiña que reposa.
A su paso febril vibra la tierra
y el hombre suele huir despavorido.
El ganado se pierde por la sierra
o corre por el prado enloquecido.
Luego paz y fulgor lo cubren todo.
El despegue terrino se hace lodo
con el agua que llega escurridiza.
De nuevo resplandece exuberancia
y vuelven la alegría y la abundancia
y la estéril región se fertiliza.
II
Provistos de sus burros y sus trastos
Los labriegos esperan la vendimia.
A juzgar por los cientos de canastos
la cosecha promete ser eximia.
Parece que la tierra castigada
redime la hecatombe con su trigo,
puesto que antes estuvo desolada
y se viste de flor tras el castigo.
Se sabe que los sismos del planeta
afloran a su faz por una grieta
producto de atmosféricos reveses…
Pero el mundo subsiste y tiene techo:
¡A pesar del temblor que lo ha deshecho
es mas prodigo el suelo dando mieses!
Glosa por un soneto de la poeta Marisol
de la Caridad García, de Tamarindo, Cuba
SONETOS DE FE
Marisol es de allá, de Tamarindo,
pueblo con nombre y con olor a fruta
que lo alcanza, cualquiera, por la ruta
que Dios le hizo en el paisaje lindo.
De torpe sueño y vanidad prescindo;
lo que tuvo el pasado no me inmuta,
porque yo sé que el corazón disfruta
cuando ante el alma de su voz me rindo.
Me encontré a Marisol una mañana
de un junio no reciente: por cubana
me recibió feliz; agradecida…
Lo más hermoso de la vida es eso:
de nada vale el temporal regreso
si te quitan lo bello de la vida.
II
Si te sientes morir a cada instante,
y notas que tu espíritu flaquea
dale dosis de alientos a la idea
y revive la vida agonizante.
Lo pasado pasó, queda delante
de nosotros, un cielo que flamea,
hay un futuro que relampaguea
y una estrella fugaz pero constante.
Si el horror te persigue y te tortura
derrama tu pasión y tu ternura
que con ello se alivia el sufrimiento.
Y aunque todo te falle en la intención
no dejes que fenezca tu ilusión:
sobrevive en lo digno del intento.
III
Hemos llegado al existir sin nada
y después el Señor nos lo da todo:
nos da el agua sin lodo y la del lodo;
del río hondo y la sutil cañada.
Nos presta vida ruda y vida holgada
para que analicemos de ese modo,
si vamos a la vuelta de un recodo,
dónde vive la fiera agazapada.
Mientras más alcanzamos, más queremos
y nos desorbitamos en extremos
que llegan a una forma desmedida.
Mas si naciste sin comida y paz
¿por qué sientes un miedo pertinaz
si te quitan la paz y la comida?
IV
Ama la vida material, la gente…
porque no sabe que el materialismo
le conduce a la orilla del abismo
donde sucumbe irremediablemente.
Rechaza la humildad; el subconsciente
se le nubla de nieblas de egoísmo.
Para vivir a bien con uno mismo
la bondad debe ser omnipresente.
Toma lo material como una prenda
que te da bienestar, no de prebenda
ni para construirte un monumento,
aunque llegues a ser dueño del mundo,
porque el amor es algo más profundo…
no le restes grandeza al sentimiento.
V
La libertad del mundo actual peligra,
dondequiera se opaca su ejercicio.
De una parte se queda el beneficio
pero otra parte de su tierra emigra.
El hombre libre con la luz transmigra
huyéndole al injusto sacrificio,
y espera en la distancia por el juicio
contra aquel que lo acosa y lo denigra.
En pasiva actitud pasa los años
cuando las nieves de los desengaños
lo cubren en un mundo de aislamiento.
Rebélate y reclama tu igualdad
pues tendrás que morir sin libertad
si te quitan lo libre del aliento.
VI
Donde la libertad es de unos cuantos
absoluto y sagrado patrimonio,
mandan a los más pobres al demonio
y envuelven en sus dogmas a otros tantos.
De sombras y penurias y quebrantos
dan las muertes y abusos, testimonio,
y queda sin castigo el matrimonio
que celebran heréticos y santos.
La justicia en las manos de unos pocos
solo aumenta el rebaño de los locos
con una humanidad más dividida.
No gozará de amor el mundo entero
hasta que no mantenga en su alto fuero,
la verdad, la justicia compartida.
VII
Como hiciera Jesús con sus verdugos
después de la primera bofetada,
vira tu rostro y deja tu mirada
que se asombre de látigos y yugos.
Si te niegan los fiambres y los jugos
de manera constante y racionada,
conforme los recoge la manada
recoge, sin protesta, los mendrugos
que te ofrece quien lleva el rifle al hombro.
No sufras ni protestes; ni un asombro
debe, en tus labios, encontrar salida.
Y aunque sientas arder tu vida entera
en tu angustia más dura y lastimera
haz un verso de amor por cada herida.
VIII
Repartir de lo mucho que nos sobra
no tiene gracia a mi entender; yo creo
que si dar es lo noble del deseo
aun sin que nos sobre, dar es obra
que el filántropo cumple. La zozobra
se adueña de la idea del ateo:
cuando da, su tamaño es de pigmeo
¡y parece un gigante cuando cobra!
En amor y en la mesa, parte el pan
lejos y libre del mezquino afán
de esperar recompensa en el momento.
Comparte, lo que puedas, que es hermoso.
Cuando todo se agote: sé copioso
y reparte bondad como alimento.
IX
¡Cuántos seres nos quitan los bribones
que hacen las guerras y comercializan!
Constructores de bombas que idealizan
con rezos de ternura sus acciones.
Criminales de todas las regiones
que en las altas esferas socializan,
que sin ser religiosos simpatizan
con ciertas respetables religiones.
Luego de bombardear tiemblan de miedo
y piensan que si dicen cualquier credo
ya se libran del crimen y el pecado.
¿No pondrías tu credo en otras creencias
que marchen a la par de ocultas ciencias
si te quitan los seres que has amado?
X
Hay veces que nos quitan hasta el aire
y en el agua nos ponen aditivos,
para que no sintamos los motivos
que nos crece en el íntimo donaire.
Y con la anatomía de un desaire
nos infligen conceptos punitivos
que aunque tengan efectos negativos
son efectos que ocurren al desgaire.
Si te quitan de todo lo que tienes
una mínima parte, te sostienes
con la parte que guardas todavía.
Pero nunca podrás vivir contento
donde nace la luz y su elemento
si te quitan la fuerza y la alegría.
XI
Hay veces que es mejor llorar a mares
en plena soledad y en sitio oculto,
que sufrir el sarcasmo del tumulto
que quiere dar alivio a tus pesares
pero vegeta tras lejanos mares
donde reinan el vago y el estulto.
Un dolor vivirá siempre insepulto
por encima de sombras y avatares.
Pero si una tristeza te sepulta
para toda la vida en esa oculta
covacha que el amor no ha transitado,
no olvides tus recuerdos más hermosos
ni los sitios del alma, misteriosos,
esconde algún recuerdo, el más preciado.
XII
El átomo y la brisa no se ven:
son algo de tan fina transparencia
que no exponen la esencia por su esencia
sino que surgen por la voz del bien.
De la misma manera Dios también
se hace un eco a través de la conciencia,
y aunque no se le palpe su presencia
rige en todos los predios del Edén.
Decir que Dios no está, que Dios existe,
porque nunca lo has visto ni lo oíste,
me parece liviano. Siempre insisto
que regreses a ti y a tu reencuentro,
y en la parroquia de tu más adentro
ama a Dios aunque nunca lo hayas visto.
XIII
Detrás de un sabio pobre otro más pobre
va recogiendo míseros rastrojos
y descienden, voraces, de sus ojos
lágrimas de la pena más salobre.
Va descalzo y raído; vaga sobre
pedregales floridos en abrojos
y tinieblas; no tienen sus despojos
si los quiere vender, valor de cobre.
Sin embargo el mendigo substituye
la sombra por la estrella porque intuye
que un día va seguido de otro día.
Si contemplas la vida en derredor
habrá muchos que cargan más horror,
y verás que al horror de una agonía.
XIV
Siempre acude una mano misteriosa
que alienta al cojo, le da luz al ciego,
y cubre con un manto de sosiego
la paz espiritual donde reposa.
Detiene la tormenta que lo acosa,
obedece el turbión al sacro ruego,
y una lámpara azul de claro fuego
resplandece en un asta luminosa.
Es que Dios está aquí: sólo se ve
a través de los ojos de la fe
–la virtud que no tiene el anticristo–.
No pretendas buscar la salvación
de tu ser en un mar de confusión…
sólo puede salvarte la fe en Cristo.
Octubre 2000
CUANDO PARTA
Ya no me iré a la tumba con la pena
de no haber regresado al patrio suelo
¡Ya me pueden cubrir en hosco velo
los cementerios de la orilla ajena!
Cuando alcance la paz ultraterrena
ya la historia será sólo un desvelo,
pero yo gozaré llevando el cielo
del terruño adorado, en cada vena.
Qué en la ida también abrazo el duelo
de la gente que hoy llora sin pañuelo,
mientras sufre, del tiempo, la condena,
¡poco importa! Ya tengo blanco el pelo.
Cumplí con mi deber y con mi anhelo.
¡Lo que viene después es sólo arena!
EL POZO DE LA VIDA
Ya el pozo de la vida se me agota:
y su piso de rocas, mustio seco,
asemeja la forma de un gran hueco
donde toda existencia quedó rota.
La lluvia que lo ungiera gota a gota,
se esfumó con su nube, fleco a fleco.
Por su oscuro costado rueda el eco
de una voz que se pierde, por remota.
Del brocal hecho boca lacia y seca
se desgrana la angustia de una mueca
parecida al erial donde me escondo.
.
Y al mirar hacia el lecho de granito
se rompen con la piedra de mi grito
los ardientes cristales de su fondo.
REMEDIO PARA VOLVER A LA HABANA
I
Para ir a La Habana no es preciso
nada más que unos pasos y unos pesos:
los pasos son bien simples: sólo ésos
de crearse en la mente el compromiso.
Hay que olvidar el vanidoso viso;
no temer ni a leones ni a sabuesos;
no soñar con patrióticos excesos
ni poner a la patria por el piso.
Recorrer el camino hacia La Habana
se logra de la noche a la mañana.
El triunfo no está lejos del fracaso
ni lo lejos distante de lo cerca…
La distancia es un puerto que se acerca
desde el punto que des el primer pasó
II
Yo te juro que el viaje está logrado
si lo tomas en serio y con más prisa;
sólo tienes que armarte de una visa
teniendo el pasaporte actualizado.
En un mes estarás en el Vedado,
o tal vez puedas ir hasta Artemisa,
darte un largo paseo por la Lisa
y volver por los mármoles del Prado.
¿No podría un erial vestir de huerto?
¿No pudiera en el áspero desierto,
tener un río la nación cubana?
Señalemos la fecha para el viaje,
¡desde ya nos espera aquel paisaje
romántico del cielo de La Habana!
Junio de 2000
JOSÉ MARTÍ
En el 145 aniversario de su nacimiento
El mundo te habrá visto de soslayo,
pero tú proseguiste el derrotero,
que te trazara la visión de enero
para prender, de la justicia, el rayo.
Ni cárcel, ni cadena, ni desmayo
te aminoran el ímpetu guerrero.
Tu mirada brilló como un lucero
la tarde aquella del glorioso mayo.
Las alas y las crines de tu equino
volaron por encima de El Turquino,
–monumento que nadie te derriba–.
Y al reflejarse tu figura ecuestre
sobre las aguas del Contramaestre,
la corriente corrió montaña arriba.
II
Ser que ascendía en la visión de un ala.
Trazó la ruta del destino patrio.
Virtuoso sin igual de la palabra,
le dio su sueño un horizonte amplio.
Colocó la bandera sobre el asta
y salió a combatir sombra y escarnio.
En vez del vino de extranjera savia
gustó su vino aunque le fuera agrio.
No temió ni al dolor ni al sacrificio,
y fue la Patria lo primero siempre.
¡Así la historia lo conoce, digno!
Porque aquel hombre de mirada simple,
usó la piedra de su verbo fuerte
para el cimiento de una Cuba libre.
LA MARIPOSA
(Flor nacional de Cuba (
Por tener inquietud de mariposa,
esta flor nacional del patrio suelo,
en la tarde soleada tiende el vuelo
y en una estrella tropical se posa.
Cierta elegancia femenil la endiosa
y es envidia del lirio. Por modelo
la azucena la imita con recelo
y se desvela en el rosal la rosa.
De su nívea textura siente celo
la fuente cuando bulle rumorosa
y toda la campiña es un desvelo
de celeste belleza… Primorosa
fulge la luz que le regala el cielo
a la flor nacional: ¡La Mariposa!
EL TOCORORO
(Pájaro nacional de Cuba)
Símbolo de la patria. Venerado
desde los tiempos de la noble gesta,
cuando la sangre, con viril protesta,
tiñó los campos. El apostolado
curtió la vida del mambí abnegado
y fue su suelo una solemne fiesta.
Y entonces una joya como esta
disfrutó de su gloria y su legado.
Su plumaje brillaba con un brillo
de color de lucero. Como anillo
lijado al temple magistral del oro…
y en verde, rojo, y en azul y gualda
volaba con sus plumas de esmeralda
por los montes de Cuba, el tocororo.
LA PALMA REAL CUBANA
(Árbol nacional de Cuba)
Yo conozco los pinos y los robles
que he visto prosperar de polo a polo.
¡Los árboles!: No olvido ni uno solo:
comprendo que los árboles son nobles.
Pero en Cuba, mi patria, un árbol crece
que se empina y que casi toca el cielo:
es la palma, la real, que tiene un vuelo
que a su vez extasía y estremece.
Se levanta orgullosa en la llanura,
y tal es su simbólica figura
que la llaman el árbol nacional.
Además de cobija da palmiche…
Soy feliz cuando cubren mi trapiche
yaguas y pencas de la palma real.
EL AVISPERO
Cuentan que un día decidió un sitiero
recorrer su heredad de punta a cabo,
y en la copa florida de un guayabo
descubrió, sorprendido, un avispero.
El enjambre, agresivo, salió fiero,
como tigre que ataca. Como rabo
de nube tormentosa. O como nabo
que se pasó de hora en el caldero…
El sitiero roció un perfume fuerte
y el furioso avispero fue a la muerte
como si fuese volandera chispa.
Ya no hay panales ni agresividad,
y dicen que en aquella vecindad
¡no se vislumbra ni una sola avispa!
LA CUEVA
Es de piedra su piso como el techo
y las paredes. Seriedad de roca
tiene su cara que el temor provoca
cuando yace callada en turbio lecho.
Sobre su techo nace verde helecho,
que su tapia sin mármoles disloca,
y el cacto que se eriza cuando evoca
la fértil mansedumbre del barbecho.
De piedra son sus rasgos y de piedra
sus perfiles oscuros que con hiedra
la entrada a su recinto desfigura…
Por la espesa agonía de su calma
se pudiera decir que toda su alma
se formó de insensible grava dura.
LA PIEDRA
Ha tiempo, cuando yo viví sin tino,
y vagaba entre el viento y el chubasco,
junto a un monte de zarza y de peñasco,
me encontré con la roca del camino.
Comprendí los dolores de mi equino
por la sangre en la llaga de su casco
y entendí que la ruta hacia Damasco
fue la ruta normal del peregrino.
El hombre, con las piedras de la vida
cementa su camino hacia la gloria
¡o tapia de su tumba la salida…!
A veces con la piedra tira y medra.
¡Qué la piedra es principio de la historia
y una vida sucumbe ante una piedra!
ESA PUERTA
Cuando encuentres la ruta consumida
y la puerta hacia el bien esté cerrada
vuelve tranquilo a la primera entrada
por donde entraste a conocer la vida.
La puerta que te dio la bienvenida
nunca cierra su marco ni es tapiada
por el polvo feroz, ni condenada
todo el tiempo a negarte la salida.
Quizá la ruta se tornó extraviada
con alguna intención desconocida.
Pero el Todo, que vino de la Nada,
puede hacer una puerta de una herida.
¡Busca esa puerta siempre iluminada
por donde entraste a conocer la vida!
VALPARAÍSO
Ciudad de piedra y de fulgor celeste
que deslumbra la vista del viajero;
perla engarzada en cuarzos del Oeste,
joya caída de un azul lucero.
Eres almohada para que recueste,
la poesía, su candor cimero.
Atalaya del arte viva en este
instante de buscar un sol postrero.
Pasar por ti sin desear quedarse
es lo mismo que amar para no darse
con plenitud de amor, a quien nos quiso…
Ciudad romántica y acogedora.
¡Soñé con descubrir mi nueva aurora
y al fin la descubrí en Valparaíso!
ESTAMPA DE MONTE ADENTRO.
I
Por la orilla escarpada de verde-oscuros cerros,
a cien leguas terrestres de pueblerinas voces
y entre el ruido heridor de relinchos y coces,
van ladrando jadeantes enloquecidos perros.
Siguen ecos confusos de lejanos cencerros,
de rebaños que cruzan las estepas precoces,
huyendo de monteros con látigos atroces
que rastrean audaces azorados becerros.
Cuando al fin los monteros, con ayuda canina,
recogen la manada, los cuartones de alambre
mugen ante los vahos de la oleada vacuna.
Llega la noche al llano. Con su luz mortecina
se ve una choza pobre comida por el hambre
y en su techo de paja cae a chorros la luna.
II
Sobre mullida cama de guijarro y floresta,
donde sólo la calma la quiebran junto al trillo
la monótonos cantos de un barítono grillo…
bostezada de luces, la noche se recuesta.
Cesan esos bullicios de la mundana fiesta
de la fauna y la flora; cesan música y brillo.
Distante canta un gallo. Como hiriente cuchillo
corta en tiras la noche. Cuando su larga siesta
termina en los primeros rayos del nuevo día,
otra vez sobre piedras se agarran las raíces,
y muestra su pesada casucha el caracol.
La historia se repite: la choza gris vacía
con igual pesadumbre de viejas cicatrices
mientras sobre su techo cae a chorros el sol.
CEREMONIAL
Sigue el hombre creyendo los falsos testimonios
que otros hombres iguales escribieron antaño,
de un forma tan fina, que a través del engaño
se forjaron romances de eternos matrimonios.
Se llenaron las arcas de faustos patrimonios;
alcanzaron los templos gigantescos tamaños.
En medio del tumulto de amigos y de extraños
mezclaron a los dioses con santos y demonios.
Descubrieron el oro las manos enlodadas
de mineros con alma también de lodo impune,
y el oro –ya enlodado– perdió cabales brillos.
La gente se fecunda de ideas mal pensadas
y en los mismos conceptos casi siempre reúne
los humanos en castas para hacerlos caudillos.
ESPACIAL
Después de galopar las campiñas hirsutas
con acento de fuego sobre ardidos peñascos,
para estrenar distante sus charolados cascos,
mis corceles galopan las más lejanas rutas.
Desde aquellas regiones parecen diminutas
las montañas llovidas de ligeros chubascos,
y lucen las ciudades minúsculas damascos
perdidas entre nieblas de celestes virutas.
Se aligeran los trotes; las crines se alborotan;
con idénticas voces se yerguen y relinchan
y de polvo de estrellas percuden los caminos.
Se diría que mueven al mundo cuando trotan:
rebelados corcovos las bestias desencinchan
y son como un radiante trotar de remolinos.
LOS AEROPUERTOS
(Vistos desde distintos puntos anímico
I
Los aeropuertos siempre serán perturbadores
más de una vez he visto decenas de viajeros,
infundados tal vez, pero en verdad sinceros.
expresar en sus caras los profundos temores,
Registros de maletas; entre los pormenores
que a cargo de corteses y adustos maleteros
no logran aquietar los rostros más austeros
ni aunque mil azafatas se gasten en primores.
Es hora de abordar; la movida más tensa,
parece que la sangre de pronto se condensa
en las rígidas venas. Inicia el raudo ascenso
y rielar sobre mares, nubes, valles y montes
se descubren mil nuevos paisajes y horizontes,
que sobrecoge a todos de nerviosismo intenso.
II
Los aeropuertos siempre serán acogedores:
más de una vez he visto decenas de viajeros,
que momentos felices tras mundos venideros.
se les ven reflejados en el rostro, en colores.
Registros de maletas: como otros pormenores
a cargo de impacientes y astutos maleteros
aquietan con halagos los rostros placenteros
junto a cien azafatas que cumplen sus labores,
Es hora de abordaje, partir nos recompensa,
siente el alma alegría, la alegría es inmensa,
que parece una gloria la inquietud del ascenso.
Y es rielar sobre mares, nubes, valles y montes
un mundo de mil nuevos paisajes y horizontes,
que a todos sobrecoge del placer más inmenso.
Miami, mayo de 2006
PURIFICACIÓN
Al volcán que vomita sus lavas en la cumbre
y por valles floridos su ardiente río encausa,
no debe recordarse por el horror que causa
sino por la belleza que produce su lumbre.
Es verdad que consume la terrena costumbre,
pero después que cesa la voraz tropopausa,
al fin vuelve la pausa y al llegar esa pausa
queda el terreno libre de toda podredumbre.
Si la gente mundana que vive en este mundo
sufriera en sus entrañas los físicos volcanes,
pudiera renovarse de esos males que sufre.
Mas el mal que padece, se sabe tan profundo
que quizás es preciso soltar todos los canes,
del cielo, y atojarlos a cien ríos de azufre.
REBELIÓN
En toda la extensión de la América hispana
–América del Sur, Caribe, Golfo y Centro–
ya son cita segura cuyo histórico encuentro
se reviste de urgencia: su salvación humana.
San Martín y Bolívar ya tañen la campana
como un sol inmortal en el justo epicentro,
que habrá de resolver el triste desencuentro
de más de cinco siglos sin luz y sin mañana.
La hueste de la hispánica dolida estirpe late
como volcán hirviente. Las entrañas terrenas
han de salir quemando “como lengua de lava”,
para azuzar la lucha del más digno combate
y quebrar para siempre las malditas cadenas
de una tierra que sufre cinco siglos esclava.
PERSPECTIVA
Vivo oteando el futuro con los ojos absortos,
voy en busca de ocultos horizontes lejanos,
desde un punto de ciertos y fijos meridianos
capaces de encontrar los más extraños ortos,
donde lunas y soles padecen sus abortos
en los amaneceres de huracanes tempranos,
en que tras la tiniebla no vemos los arcanos
y los días se vuelven miserables y cortos.
De la brújula ausente recabo luz y rumbo:
me hace falta saber dónde perdí la huella,
dónde varó mi barco sin bahía ni puerto.
El tiempo se despeña por el alto derrumbo
como quien sin timón en la roca se estrella
y el ancho mar se vuelve lejanía y desierto.
Yo quiero cuando me muera
sin patria pero sin amo.
José Martí
SIN NADA
Después de proveerse con otros militares
de las armas mejores fabricadas en Prusia,
un soldado América se fue a pelear a Rusia
del lado de los ricos; al mando de los zares.
Perdió la guerra inútil en los hielos polares,
cerca de la Siberia, por su falta de astucia;
al volver a su predio con su avitualla sucia
lavó sus uniformes con aguas de pesares.
Regresaba más viejo, más herido, más triste,
su casa había perdido; sus hijos, su mujer;
su patria ya no era la misma que él dejara.
¡Volver tras ese tiempo donde ya nada existe
no marca un fin seguro, pues es triste volver,
y volver a la estepa que ya ni Dios ampara!
MIEL DE BIEN
Tu cuerpo es un ardiente trapiche donde muelo
las cañas más sublimes de mis tierras mulatas
los azúcares brotan de tus labios en gratas
eclosiones de mieles oliendo a caramelo.
La cosecha ha crecido debajo de tu pelo
donde soles y lunas le cantan serenatas
y más tarde se vuelven fecundas cataratas
de olores embriagantes para dulce desvelo.
Qué cañas más sublimes esas cañas molidas
que llenan abundantes la canal de tus senos
inundando mi boca que ha esperado sedienta.
Estas mieles de ahora curan viejas heridas
antídotos urgentes contra muchos venenos
de los viejos rezagos de una edad cenicienta.
HURACÁN DE AGOSTO
En un redondo transitar violento,
distante, por el Este, se movía.
Como un monstruo diabólico rugía
bajo el toldo del cielo amarillento.
Atareado de sombra, de agua y viento,
su vórtice la Tierra estremecía.
Por rutas del Atlántico venía
sobre el ancho de agosto, turbulento.
A media noche su terrible aldaba
despertó la ciudad que dormitaba:
los árboles, las casas, los caminos,
y muchas vidas, que, sin techo y pan,
comienzan a creer que este huracán
comandaba un millón de remolinos.
HURACÁN DE OTRO AGOSTO
Katrina vino con maldad felina:
nos la vendieron como niña boba
y resulta que fue mucho más loba
que la loba del monte de la espina.
Nos distrajo con gracia femenina:
con sayuela de bruja y con escoba
barrió barrios por mil… ¡Casi joroba
la Ruta de Coral… esta Katrina!
A cambio de la luz nos dejó el agua
y ahora Miami parece una piragua
mecida por la fuerza de un tsunami.
Un ciclón: uno más de nuestra serie
que deja sin piedad y a la intemperie
¡las tórridas palmeras de este Miami!
Coral Way, calle de Miami
25 de agosto de 2005
HURACÁN DE UN TERCER AGOSTO
Otro huracán de agosto y van tres huracanes
que llegan en agosto a invadir estas costas.
Este nuevo huracán por las rutas angostas
del Caribe ya viene seguido de sus canes.
Un huracán asusta pues como los volcanes
cuando pasa destruye tortugas y langostas
y las palmas erectas defendiendo sus postas
padecen de la furia los terribles desmanes.
Si Ernesto al fin llegara y llega en otro agosto
perderán nuestras costas el verdor y la arena.
Veremos muchas casas nuevamente sin techo.
Se llevarán los vientos el perfume y el mosto;
nos dejará clavados con espadas de pena,
gozando las heridas que nos deje en el pecho.
Agosto 27, 2006
II
Este huracán de agosto que al parecer vendría
con la hondura siniestra del inmenso Caribe,
fue gota de agua y viento que disolvió mi aljibe
––mi aljibe tiene el ancho que tiene una bahía––.
Mientras al pobre Ernesto se le descomponía
el vórtice y la fuerza por un mortal declive,
a su abismo rodaba…Ya Ernesto sólo vive
con otros pobres muertos en la cuenca vacía.
Igual que este huracán no vamos a ver otro
huracán desbocado de terrestre locura,
ni que muerda las olas o devore el paisaje.
Ya el potro refrenado ni siquiera es un potro
que le niegue al montero subir a su montura…
¡Así termina Ernesto sin gloria ni coraje!
Agosto 30,06
EL CICLÓN
Con una fuerza de ciclópea escoba
barre los pisos de la faz del Orbe.
A su paso no hay cumbre que le estorbe;
mueve a su antojo la terrestre alcoba.
El cedro milenario se joroba;
montes y valles y plantíos sorbe;
espacio, tiempo y claridad absorbe;
derriba la palmera y la caoba.
Arrasa con las torres y los templos,
se ensaña con los pobres caseríos,
y, para terminar con sus ejemplos,
(os deformes cadáveres oculta
en las turbias corrientes de los ríos,
y en las fosas marinas los sepulta.
NO HAY PAZ POSIBLE
Sigue la humanidad en guerras intestinas
complicando del mundo toda posible paz…
Es que el ente desea bajo negro antifaz
en lugar de las rosas colocar las espinas.
Así, cuando reparte las esencias divinas
que despiden las rosas de su huerto feraz
tiene el filo del cardo que punzante y voraz
hiere la contextura de las vetas más finas.
Al vibrar de las notas del concierto mundano
danzan con ritmo igual gentuza y burguesía:
nada detiene el ritmo cuando canta el alcohol.
Por eso ese plomizo fulgor del meridiano
igual sirve a los brutos que a la sabiduría…
Todavía la insania no se ha robado el Sol.
INALÁ MBRICA
Extraño tu palabra si no llega
por el hilo invisible del correo;
lejana como estrella azul te veo;
la luna de tu cielo casi ciega.
¡Como la luz de tu palabra riega
mi jardín agostado de ajetreo!
Me crece el corazón por el deseo
del agua que la vida ya me niega.
No me niegues tu río ni tu fuente
ni te vuelvas un valle indiferente…
Mis pájaros se mueren sin nidales.
Permite que los ricos surtidores
que te llenan de lirios y rumores
fertilicen de nuevo mis eriales.
PRESUMIR A COSTA AJENA…
La luna, presuntuosa damisela nocturna,
con su traje de nubes y su lujo de plata,
sale a dar su paseo de rutina escarlata
sobre nuestro planeta de cara taciturna.
Disipa la pesada tiniebla que embadurna
de tiznes ancestrales el rostro que retrata,
y repite en la misma tristona caminata
la misma trayectoria. La potencia diuturna
del sol es la que nutre, lo que aviva y sujeta
a la luna orgullosa. Pero en nada se inquieta,
y se atreve a decirle ––con injusta ironía,
al sol, que ni siquiera presume de fantoche––:
que al verlo tan enorme nunca sale de noche.
¡Siendo el Sol el autor de la noche y el día!
TODO TIEMPO PASADO PARECE MEJOR.
Llorar sobre la tierra del pasado ya extinto,
es hacer de las lágrimas infinitos eriales,
es lo mismo que darle candela a los trigales
o perderse en el monte llamado «laberinto».
Lo de ayer ya pasó; lo de ayer fue distinto.
Volver a las casuchas de viejos arrabales
a vivir como viven las naciones tribales,
es forjar un futuro lóbrego sobre un plinto.
Con esos «lloriqueos» vivimos los cubanos,
pensando en un regreso que no es posible ya:
sin primos y sin tíos, sin padres sin hermanos.
Todo lo que fue nuestro lo tenemos acá;
los hijos y los nietos son norteamericanos
¡los cubanos legítimos se quedaron allá!
ABRUMAMIENTO
Buscar la enemistad del auditorio humano
es hazaña de locos o de cortos de idea;
allí donde la vista del mundo se recrea
los límites del hombre no abarcan lo lejano.
Pareciera locura secar al gran océano
o querer convertirlo, por antojo, en batea.
El mar, que sube y baja por arte de marea,
nunca podría nadie desaguar con su mano.
Así, la muchedumbre ––llamada mayoría––
es la mar sin orilla: mar de gente que abarca
la redonda mirada de horizonte a bahía.
Al fijar ese término, que los “límites” marca,
es el mar infinito quien nos abre esa vía,
limitada, que mueve nuestra efímera barca.
AL QUIJOTE Y SANCHO PANZA
(Homenaje a 400 años de su nacimiento)
De La Mancha en el suelo castellano
se hallaban el Quijote y su Escudero,
Sancho Panza. Un Rocinante ibero
desordenaba la extensión del llano.
Relampagueante de fulgor la mano
diestra del «ingenioso caballero»
bajo el fuerte dominio del acero
y la plomiza luz del meridiano.
Las espadas hirieron los gigantes
de hierro; cabriolaron los equinos
-imaginarias bestias de Cervantes-.
Tiñó el fuego del sable el arrebol,
y exánimes —caballos y molinos
chorrearon por la herida sangre y sol.
PERIPECIAS DE UN VIAJE
Seis horas en el vientre de una nave,
mientras aguardo levantar el vuelo,
además de un terrible desconsuelo,
me llenó de temor profundo, grave.
Iba a ser este vuelo breve, suave,
pero entonces nublase todo el cielo
y eso fue como estar metido en hielo
o hallarse en el estómago de un ave.
Tras esas horas de esperar paciente
se agotan la paciencia y lo prudente…
Mas cuando todo pareció perdido,
vi que por el pasillo, dulce y grata,
venía a socorrerme una azafata
con su rostro de arcángel sonreído.
SEIS DEL MES SEIS DEL AÑO SEIS
Este seis del mes seis del año seis
os procuro el mejor de los regalos:
que os liberéis de los trajines malos
que en las noches viciadas vos tenéis.
A los supersticiosos vos no deis
cabida ni en el alma ni en los halos
de la casa del Ser. ¡A piedra y palos
echadlos del lugar si vos los veis!
Ninguna mente que se intranquilice
con lo que el vulgo trasnochado dice
puede tener, al fin, una paz propia.
Vosotros que gozáis en esta farsa
bailadores seréis en la comparsa
de una copia copiada de otra copia.
06/ 06/ 06
MERCEDES MATAMOROS
(La Safo cubana)
La musa del más bello consonante,
para darse en románticos apegos;
en la blanca ribera de Cienfuegos
la vistieron con galas de diamante.
Se nutrió de la esencia que distante
venía sobre barcas de altos fuegos;
conforme Safo erotizó a los griegos,
Cuba la vuelve su más fiel amante.
De su erótico verbo hace derroche;
los desnudos encantos de la noche
gozan de Eros en la ardiente llama.
Junto al verde cubano y el turquesa
de aquel mar caribeño a Safo besa,
y Cuba, como Lesbos, le dio fama.
Miami, mayo de 2008
ROMANCE ENTRE PATOS
Poemario)
EN EL PATIO FLORIDANO
DE ANA Y FRANK
BAJO EL TECHO DE LA TARDE
Junto a un lago sereno, cristalino, profundo,
un pato y una pata de un patio muy florido,
buscaban afanosos dónde formar un nido
distante del bullicio perturbador del mundo,
Vino el pato primero y casi en un segundo
consiguió dónde hacer el hogar preferido;
después vino la pata y dio su buen sentido;
fijando el dulce nido bajo el sol rubicundo.
El viviente común no hubiera imaginado
que la plúmea familia pusiese allí su amado
nidal, y en siete días multiplicara en siete.
En aquel ornamento, como una chimenea,
la pareja de patos con orgullo procrea
y navega la tarde, sobre el lago, al garete
LA COSECHA
Aquí está la vitrina que exhibe la cosecha
producto del amor, del tiempo, la constancia,
y los dueños del patio que con su tolerancia
han hecho ya posible completar esta endecha.
Si sigue este proyecto por la ruta derecha
vendrán días de vuelo, de brisa y de fragancia,
de patitos siguiendo junto al lago y la estancia
la que pudo haber sido blanco vil de una flecha.
Siempre hay almas que cuidan las cosas naturales
las que sobre el asfalto pueden crear un monte
y darle a sus riberas color de matorrales;
hacer que un gajo pueda serle nido a un sinsonte
que dan calor al nido; confort a sus nidales
y pintarle una rosa de sol al horizonte.
EN EL SÉPTIMO DÍA
En el séptimo día la séptima postura
terminó de poner la mamá, suavemente,
y dispuso su cuerpo con la sangre caliente
a dar vida a los huevos con su temperatura.
Tras las cuatro semanas de fija cobertura
unos plúmeos pichones brotarán de repente
como fruto sagrado de aquella diligente
pata-madre criadora de tal empolladura.
Hacia el día vigésimo octavo, esta pareja
ha de ver como cada patito rompe y deja
los estrechos estuches de aquellos cascarones.
Y después de haber sido por natura entrenados,
siguiendo con los hábitos de sus padres plumados,
por la orilla del lago volarán los pichones.
EL PROCESO
Cuatro cuartos de luna que toma el empollado
atraviesa por riesgos que Natura ha previsto:
––Natura siempre tiene para ese riesgo, listo
el remedio preciso y además adecuado––
Ante el riesgo presente la “madre” ha preparado,
de su propio plumaje, lo que aquí ya hemos visto:
una manta que cubre los huevos…¡Hasta Cristo,
si lo viera, muriese de asombro inusitado!
Sucede que la madre de vez en cuando sale
a cumplir exigencias de la fisiología
y cuida no dejar a la intemperie hostil
aquello que va a ser su más preciada cría.
Sin mucha extravagancia para hacerlo se vale
del amor más sublime y el valor más sutil.
SIGUE EL PROCESO
Rodeada de esa manta de plumas, pensativa,
como si en el futuro pensara en el presente
aquí vemos la madre del futuro, silente
cual si del sacrificio fuera la estampa viva
¿Qué misterio profundo del arcano, motiva
que se aleje tranquila de la suave corriente
del lago donde puede nadar plácidamente
con el bando de amigos que fue su comitiva?
Solamente una madre se sacrifica tanto
solamente una madre soporta el sufrimiento
y no conoce un límite la pena de su llanto.
Aquí de cuerpo y alma con todo el ser sediento
va ganando la gloria del cariño más santo
y ella misma se erige su mejor monumento.
EL PARTO
Fueron largos los días, los días de la espera
pues fueron veintiocho los días que esperamos.
Fue la luna completa. Pero al fin aquí estamos
con los recién nacidos; es la familia entera.
¡Qué si valió esperar!, pues no de otra manera
mostrarían los rostros el placer que gozamos.
De ahora en adelante veremos qué inventamos
para que el entusiasmo que sentimos, no muera.
Hay que buscarles nombres a los siete patitos
sugiero lunes, martes, miércoles, jueves, viernes
y sábado y domingo… ¡Qué mejor que los días
de la semana en nombres para siete angelitos!
Y serán grandes patos los patitos en ciernes:
¡sin contarse los sueños y algunas fantasías!
PARIENDO
Dos de los nuevos críos murieron al nacer
no sé si por asfixia, si por algún infarto.
Sólo cinco de siete rebasaron el parto;
ya sábado y domingo han dejado de ser.
Al menos ya estos cinco se empiezan a mover
y pronto los veremos vagar por el reparto
en forma de bandada, mientras versos yo ensarto
bajo las suaves brisas del tibio atardecer.
He aquí la prueba viva con estos cascarones
donde incubó Natura cinco formas de vuelo
en un nido de piedra. ¡La cosa no fue fácil!
Ya el parto llega al fin y a saltar los pichones
se alistan con la madre vigilante en el suelo,
todos con un plumaje de la hechura más grácil.
EL PRIMER AVENTURERO
Como todo en la vida siempre el más atrevido
es el que se aventura y el terreno examina,
aquí el primer patito con cuidado camina
después de haber dejado la ternura del nido.
Tras este aventurero de pronto lo han seguido
los otros adornados de pluma diamantina
y hacia el lago de un agua serena y cristalina
a darse un chapuzón el quinteto ha corrido.
Unas horas de vida sólo cuentan los nuevos
personajes que habitan esta parte del mundo
y ya tienen más fuerza que un muchacho de trece
primaveras cumplidas… Atrás quedan los huevos
y la angustia del parto, pues segundo a segundo
ya cada uno de ellos con vida propia crece.
LA PRIMERA EXPERIENCIA
Aquí juntos los cinco con su madre y maestra
comienzan a tomar lecciones que, aprendidas
conforme a la Natura, pudieran salvar vidas
en los casos más graves de sequía siniestra.
La madre profesora con esta noble muestra
sólo imparte conductas por ella conocidas
y con estas virtudes con bondad repartidas
la gran sabiduría de su estirpe demuestra.
Ya con estas premisas la evolución se plasma
y es un hecho feliz para un nuevo escenario
en donde ha sucedido. Según dicen los dueños
(y lo dicen de un modo que al oído entusiasma)
la familia emplumada recorre el vecindario…
¡Y aunque no se sonrían ya se ven muy risueños!
EROTISMO VEGETAL (Poemario)
PAPAYO
Papayos hembras-machos reflorecen
en los huertos fecundos del planeta;
el macho airoso en la heredad vegeta
donde sus flores las lloviznas mecen.
Tienen el polen que después ofrecen
a las hembras de al lado. Se completa
el coito vegetal cuando en la meta
las papayas, del tallo, airosas crecen.
Así es como este amor un dios realiza
cuando a la hembra el macho poliniza
sin lo cual no encintasen las papayas.
De este erotismo vegetal se inunda
la brisa entera con la que fecunda
la rica flora desde tiempos mayas.
EVOLUCIÓN VEGETAL
Las abejas trabajan en labores
de refinado y hacendoso estilo;
cruzan la flora de albahaca y tilo
y juntan mieles, sales y colores.
Regresan presurosas a las flores,
se posan sobre el rojo verticilo,
y en la herida sedienta del pistilo
depositan su esperma de sabores.
En las colonias de la orilla ajena,
son parte necesaria de la escena
aves, ardillas, grillos y lagartos…
De luces bellas la estación se pinta,
¡pues acaba de ser natura encinta
y Diana espera frutecidos partos!
EROTISMO VEGETAL
Andando el bosque de mi lar un día,
donde natura encantadora medra,
y la ventisca del turbión no arredra
los follajes de inmensa lozanía…
encontréme una hiedra que subía
la pendiente porosa de la piedra
y viví la pasión con que la hiedra
los besos en la piedra repartía.
No creo raro que la flora envuelva
de amor florido y vegetal la selva,
sin que nadie lo haya descubierto.
Yo no dudo que salga a medianoche
un ceibo, y que derrame su derroche
de erotismo en la ceiba de su huerto.
LA ENREDADERA
El bejuco que sube por la cerca,
aun siendo del uvero o del ubí,
de pasiones lo toca un frenesí
y a cierto goce genital lo acerca
La pasión del bejuco, firme, terca,
del madero al alambre tiende allí
sus brazos de erotismo, y para sí
abraza el dulce género que alterca.
La bejuqueda hasta parece haber
convertido a la cerca en su mujer
por la erótica forma que la abraza.
En la noche al cruzar los asteroides
hay un rocío de espermatozoides
que tenue surco en la dehesa traza.
EL MUSGO
El musgo no florece ni da fruto,
pero vive abrazado a la humedad
de los brocales y en la oscuridad
de pedregales de color hirsuto.
Y goza, al parecer, cada minuto
de aquel abrazo con la soledad…
al pie del muro de la eternidad
se convierte en mural de lo poluto.
Y está todo el erial humedecido
por las múltiples veces que ha caído
su lluvia seminal en las paredes…
Cualquier aeda recreado en Eros
podría concluir que sus arqueros
obedecen a eróticas mercedes.
.
EL MAÍZ
Aunque crezca frondoso, de raíz
exuberante, en hojas y buen tallo,
no alimenta la casa del vasallo
si no llega a mazorca con maíz.
Así muere la planta que, infeliz
no produjo rollones para el gallo,
ni alimento vital para el caballo,
para los hombres y la codorniz.
Pero creciendo con las otras, junto,
recibe el polen fecundante ¡y punto!:
Poliniza la planta, y en mazorca
regala el oro del maíz que adoro,
esa riqueza de gramínea. ¡El oro:
digno de hacerse codiciada ajorca!
LOS JAGÜEYES
He visto a los jagüeyes cuyos brazos
se abrazan de los árboles vecinos,
los abrazan con gestos masculinos
y se vuelven eternos esos lazos.
Los he visto en laderas y ribazos,
a la orilla de arroyos y caminos,
dominar a los cedros y a los pinos
con la fuerza vital de sus abrazos
Los he visto soltar sus abundantes
leches de las cortezas excitantes,
sobre las otras plantas femeninas…
Y he visto en singular metamorfosis
las leches que siguiendo la simbiosis
transformaron las leches en resinas.
EL CACTO
Preso en el hábitat que lo rodea
sobre la arena del desierto hostil
surge en pareja de pasión febril
Y allí se nutre del amor que crea.
Asimismo del agua que gotea
a manera del semen más sutil,
del útero arenoso hace pensil
donde, erótico, el ojo se recrea.
Canta el dios Eros por el regocijo
de ver el cacto con un nuevo hijo
del erotismo que produjo el acto.
El desierto ha parido un niño rubio
con sangre vegetal por el connubio
que sostuvo la arena con el cacto.
GESTACIÓN
Echa el hombre de campo la simiente
sobre el surco –vagina de la tierra–
como espermatozoide que se aferra
y se enraíza en la humedad caliente.
Es verano y la luna está en creciente;
soplan húmedos vientos de la sierra;
la ventana del día Febo cierra
y se tiñe de rojo el Occidente.
Transcurren los minutos y las horas;
se impacienta el vergel con las demoras
del reloj, de los días y la fecha…
El huerto, exuberante, ha florecido
y se apresta el gañan agradecido
para el goce frutal de la cosecha.
LA CHAYOTERA
Sube los empalados a manera
de bejuco. Su rama muy coposa,
reproduce una fruta voluptuosa
que grácil baja de la enredadera.
Se le conoce por la chayotera:
Y su chayote como un seno posa
o semeja su carne a la pulposa
cosa de la mujer que desespera.
Abajo húmedo suco, yuca, cangre,
junto a la clorofila de la sangre
tornan el huerto en sol y papalote…
En una voz sexual se yuxtaponen
chayotera y yucal… Juntos exponen
las virtudes sexuales del chayote.
SENIL (Poemario)
Después de uno envejecer la llama
del erotismo erecto, se amortigua;
entonces arde como llama antigua
donde se goza lo que más inflama.
En este punto el sexo no reclama
nada más que la parte más exigua
de la carne que yace más contigua
a la esencia que el género derrama.
Lo que fuera delito en otra edad
deja los miedos de la pubertad
e inventa idealidades del delito.
Es otra forma de erotismo ardiente
y atrevido, que pasa por la mente
y goza con entrar en lo inaudito.
RAPTO
¡Vamos! –le dije– y la trepé en el anca
de mi potranca, que se hinchó de brío,
y nos fuimos cantando hacia el bajío
donde empieza a elevarse la barranca.
La desnudé sobre la yerba, blanca
de neblinas, de luna y de rocío,
junto al recodo donde duerme el río
y la corriente del pudor se estanca.
¡Nada turba la escena!: ni un rumor.
Las vírgenes del sexo y del amor
hacen de brújulas y de astrolabios.
Ella, con su pasión y mi locura…,
mientras yo recorría con premura
el mapa de su cuerpo con mis labios.
EN EL BAÑO
Para darte este baño de ternura
con mi lluvia de besos te cubrí,
y fue tan fuerte el erotismo en ti
que fui marcado por tu calentura.
En tu boca, tus senos, tu cintura…
todo ardía en un mismo frenesí;
igual temblor se apoderó de mí
y fui una parte de la quemadura.
Luego pusimos la pasión a arder,
y fue infinito el goce del placer;
como el deseo de la carne, extraño.
El amor del placer no se consume:
es así como un frasco de perfume
que sobrevive más allá del baño.
UN NIDO
Posé mis labios en tu tibio cuello
para que el cisne del amor un nido
te hiciera, sobre el árbol florecido
y perfumado, de su talle bello.
Tu erótica mirada fue un destello
que jamás otro cisne ha conocido,
y anidó… ¡Primavera había venido
para ser un fulgor de todo aquello!
Urgido de insaciables fantasías
el cisne de tus ansias y las mías
entre eróticas alas se acurruca.
Al calor de tu sangre y de tu pecho
jamás antes un cisne como lecho
tuvo un nido de nácar en tu nuca.
VIOLADO
¡No me toques! –me dijo– y la miré
con un vacío corto de por medio.
Ésta –me dije– debe ser el tedio
que vino a verme pero ya se fue.
Me tomó de la mano y la dejé
que fuese ella su mejor remedio.
Acortó la distancia en el asedio
y con locas pasiones la besé.
Entre mis brazos se rindió lo mismo
que las princesas del romanticismo…
Tócame –dijo– donde quieras, toca:
toca mis manos, mi cintura y entre
lo que te veda mi corpiño. ¡El vientre
se deshizo en panal para mi boca!
AVENTURA
Era poca la miel y la sed mucha:
Pensamos en buscar otro destino,
donde el amor signara nuestro sino
y el intento no fuera insana lucha.
Hicimos noche en la primer casucha,
que olvidada a la orilla del camino
se caía a pedazos junto a un pino
que la crudeza natural, serrucha.
Una vela alumbraba un catre viejo.
Desnudamos la lumbre del reflejo
y el candil fue señal para los dos…
Al otro día, entre hechizados nudos,
la luz del sol nos encontró desnudos
¡conforme al mundo nos trajera Dios
INMATERIAL
Era un poeta de la edad confusa
–de los tantos que viven de la rosa–
que quiso hacer un adorable diosa
de lo que sólo fue su pobre musa.
Le dio belleza de la más profusa;
vírgenes labios, tez de mariposa
y la besaba como aquella cosa
que de verdad el erotismo abusa.
Enloquecido con el “ser” fantasma
–invento suyo– tanto se entusiasma
que se invade de idílicos veranos.
Y corre como un loco por la calle
sin la blanca materia de aquel talle
¡y dos senos quemándole las manos!
NOCTURNAL
En el lago de linfa azul violeta,
bajo el amplio reflejo de la luna,
recostada en un ceibo yace una
ninfa rosada de vestal silueta.
A los ojos lascivos de un poeta,
la limpia cabellera lacia y bruna
resalta la belleza y la embetuna
de cierto misticismo de paleta.
El poeta le canta un himno al lago,
un lente que retrata como un mago
los senos en las aguas cristalinas.
Las aguas, a manera de un espejo,
bajo el palio lunar son un reflejo
que se tiñe de gracias femeninas
RECUERDO
Siempre recuerdo la mujer aquella
que me dijo su “no” una y mil veces,
multiplicándose como los “peces,
como los panes”, mi pasión por ella.
La vi. distante como azul estrella
en mis más ardorosas desnudeces,
pero la amaba y le canté mis preces
que la elevaron cada vez más bella.
Amor platónico otros llaman a esto,
pero el impulso del amor y el gesto
cuando dejan de ser romanticismo,
aun sin tener la carne y sin tocarla,
puede darnos motivos para amarla
hasta donde nos quema el erotismo.
BÚSQUEDA
Busco a quien todo mi deseo, sepa
–como todas las cosas del delirio–
frondoso huerto del otoño. Un lirio
que por el cuerpo del hechizo trepa.
Una muchacha que en mi cuarto quepa
y sepa hacer connubio del martirio;
que sepa en la alta noche ser un cirio
para alumbrar mí desolada estepa…
Unos oídos que el clamor recoge;
unas pupilas que el deseo acogen
cuando los senos erizados tremen…
Rumor que fije donde el árbol ronda
y crezca como un nido en una fronda
para los tibios pájaros del semen.
CAMINO DE BELÉN
Cuando una diosa mi lugar visita:
primeramente a sus ojazos miro;
de sus mejillas en el mar me tiro
y remo con las cruces de mi ermita.
Todo mi corazón se desorbita…
me rebajo a sus pies donde deliro
y por sus formas nacaradas giro
como quien un loquero necesita.
De sus muslos de mármol y marfil
formo peldaños de ilusión febril…
y en ese mismo luminoso edén
comienzo mi ascensión hacia su talle
por el bello camino de ese valle
que conduce a la entrada de Belén.
SUBLIMACIÓN
Por tus valles de carne, bajé ardido
como un río que corre y desemboca
donde el alma del tiempo se disloca…
El ayer ya es un sueño revivido.
La suerte del amor, pájaro herido,
dejó su nido en la distante roca,
y en la tibia azucena de tu boca
reconstruyó, con ilusión, un nido.
El nido creció en alas y voló
hacia otras tierras; desapareció
por las riberas de países bellos.
y ahora mi pájaro sin nido y nada,
hace un nido nostálgico en almohada
que entibiaron tus cálidos cabellos.
ÉXTASIS DE MEDIANOCHE
Por cada estrella de esta noche mía
brilla la sangre del amor ardiente;
yo ya sé que tu cielo es diferente,
más limpio, más sereno. La pedrería
que asoma de las linfas de tu ría
tiene más luces que mi sol naciente:
Tu cielo es un collar fosforescente
que cuelga de tu cuello. ¡Cómo ansía
deleitarse mi boca en tu blancura,
ser náufrago en el mar de tu cintura,
beber del pozo que tu miel derrama,
y ser, en fin, tan ciego como un niño
que piensa que si pierde tu cariño
pierde la luna, el sol, el panorama…!
PRIMOROSA
Por ti, diosa, mi verso se hace rosa
que enjardina los valles de tu sueño,
junto a un río de miel donde despeño
las aguas de la sed más ardorosa.
Contigo fue la noche primorosa,
y el día más soleado y más risueño,
me sentí como rey: quizás el dueño
de los vergeles de tu mariposa.
¡Ah, qué mieles había en tus panales!
y de cuántos aromas tus rosales
circundaron mi antigua rosaleda.
Tus erectos jazmines eran dos
palomas que volaban hacia Dios
con plumaje de nácar, oro y seda.
AFIEBRADO BESO
Después del beso que afiebrado hería
los contornos del nácar de tu cuello,
fue una llama sublime tu cabello
y en tus ojos un huerto florecía.
No sé qué néctar sin cesar fluía
de la fontana de tu talle bello,
y supe que en el ala del destello
mi pájaro de amor me renacía.
Te quedaste suspensa, delirante,
sobre blanco algodón alucinante,
junto al sueño de amor por ti tejido…
y ya no quise abandonar el lecho
de un árbol que creció desde tu pecho
para que un pájaro tuviera un nido.
.
EX PROFESO
Si el amor de la carne es el exceso
que vuelve a los espíritus, felices,
vale un mundo besar las cicatrices
de la mordida que dejara el beso.
Ese amor delirante que, ex profeso
se ha dejado llevar por los deslices
siempre viene cubierto de matices,
de erotismos, ardores y embeleso.
No lo apaga ni el cierzo ni el relente
porque el fuego fulgura permanente
como una combustión en la ceniza.
Al choque de dos cuerpos ese imán
se convierte en el magma del volcán
que erupciona la carne y la erotiza.
¡ESTA DAMA…!
Si con su gracia a mi burdel baja,
primeramente le desrizo el pelo,
y en sus mejillas desarraigo un celo
libre de polvo, de penumbra y paja.
Mi enjuto corazón se desencaja,
se olvida de las prédicas del cielo,
y deshielan mis labios todo el hielo
que por las venas del deseo viaja.
La beso desde el pelo a la cintura;
sigo ese norte que me configura
la más perfecta estampa del vergel,
donde Eva y Adán, solos, desnudos
se ataron para siempre con los nudos
que tejieron las manos de Ella y de Él.
SEXO
El amor no es aquel arrobamiento
que a impúdicas pasiones nos empuja,
ni la fuerza diabólica que embruja
los goces pasajeros de un momento.
Debe ser un profundo sentimiento
que nos toma, nos quiere y apretuja
La flor eterna, que si más se estruja
mejor satura su perfume el viento.
La pasión de la carne, amor sexual,
puede ser inexacta; amor vacío,
si no viene hermanada a un ideal.
y el amor idealista es Inconexo,
inaceptable, incomprensible y frío
si no viene hermanado con el sexo
EL VASO PERDIDO
A mi edad, cuando un vaso se me pierde,
ni yo mismo me pongo a hacerme caso,
lo releva al instante mi otro vaso,
¡y dejo que el olvido lo recuerde!
¡Que un vaso se perdió en la calle verde
que conduce a mi triunfo o mi fracaso!,
qué más da, si yo sigo firme el paso,
y el perro de la envidia no me muerde.
Otro vaso, otra alcoba y otra cama;
otro barco, otro puerto y otra dama
sin que cambie mi ruta ni mi estrella…
¡Cuando yo me preocupo de verdad
es cuando vuelvo a ver con sobriedad
y no encuentro en mi cuarto la botella!
20 de junio 2000
LA MUJER DEL PIOJOSO
(Epigrama)
¡Piojoso! le gritaba a su marido
cada vez que tenía una ocasión,
y tanto molestó su indiscreción
que el esposo vivía compungido.
Cansado de escucharla, enfurecido
en un pozo la echó, con su razón;
pensaba que con esta decisión
habría, con la ingrata, concluido.
Pero luego creyó que él era el malo,
sin darse cuenta que del mismo palo
siempre han salido las peores cuñas.
Asomase al brocal del pozo, a ver,
y oyó que desde el fondo su mujer
le gritaba ¡piojoso! con las uñas.
ARREGLANDO EL MUNDO
Ingeniero, escritor, de mucha fragua:
usted arregla, presuroso el mundo;
–acaba de arreglarlo en un segundo–
¡y al mundo acaba de llegar el agua!
Ya sabemos que allá por Nicaragua
selló las grietas del terral inmundo
abriéndole otro pozo más profundo
que surte de ese líquido a Managua.
Nos falta que perfore un túnel ancho
que pase por debajo de mi rancho
y que no se incorpore al oro negro…
Mejor que lo rellene de ron caña
¡ese, con que su espíritu se baña
y yo las musas del Parnaso alegro!
COGE EL CUBO Y VAMOS
La fauna de las aves una vez
tuvo una junta urgente monte adentro
llegando de mil puntos al encuentro
las especies de más exquisitez.
Acordaron con mucha rigidez
que los vistosos se quedaran dentro
ya destinados para ser el centro
de un homenaje, por su lucidez.
¡Los más feos irán a buscar agua!
–dijo un pájaro azul con mucha magua–.
El búho y la lechuza, sin reclamos
ni protesta posible, hicieron dúo…
y se escuchó cuando graznaba el búho:
¡Oye, lechuza, coge el cubo y vamos!
A ORLANDO TIJERINO EL ORLADOR
¿Usted por dónde andaba, don Orlando?,
¿acaso Orlando la ciudad de Atlanta
o estaba orlando la tercera planta
del edificio de más luz de Orlando?
Dígame, don Orlando ¿cómo y cuándo
ha decidido usted ––con oro–– tanta
cosa terrena orlar?… ¿Y qué lo imanta
a vivir este mundo triste, orlando?
Orlas de no sé qué, orla que canta
belleza celestial, sigue juntando,
para orlar no sé cuál iglesia santa…
Y orlando pasa el tiempo y va agotando
la mina de sus orlas de oro… ¿Cuánta
conciencia terrenal nos orla, Orlando?
2010
PARA SER POETA
I
Para ser un poeta y ser profundo
no sólo basta con tener talento
sino desarrollar un pensamiento
que vea todo la tensión del mundo
Para llegar al manantial fecundo,
donde toda mirada tiene aliento,
palas y picos del vocablo invento
y en el abismo del saber lo hundo.
Como el minero que la tierra cava
la mano recia en los filones clava
y barre cuanto sedimento estorbe.
Brotan soles al pie de la penumbra
Esa penumbra celestial que alumbra
la llanuras sin límites del Orbe
II
Cuando el Orbe de Dios desaparezca
y la neblina en la borrasca bogue,
y en las últimas ánimas se ahogue
del último suspiro la fe, y crezca
el desamparo, donde nada ofrezca
una puerta de luz que desahogue
la penuria interior, donde epilogue
la pena y otro mundo reamanezca…,
sólo entonces el mundo será mundo
creado por un soplo en un segundo.
Sólo entonces el cielo será un cielo…
Y el mundo del abrazo y del adiós
podrá entonces creer que vino Dios
a enmendar la tristeza de este suelo.
SOLICITUD BANCARIA
Les pido que manden mil al mes
de los setenta mil de mis ahorros:
los deseo sin trucos y sin forros
ni con cláusulas dichas al revés.
Le agregan cada mes el interés
y demás económicos socorros,
porque deseo disfrutar “a chorros”
todo lo que en mi cuenta, mío es.
Setenta mil, poniéndole intereses,
llegan a más de los setenta meses,
(cinco años y más me da el candil).
Al final de los gastos su balance
no deja al heredero ningún chance…
¡yo habré gastado mi setenta mil!
EN HAITÍ
¿Por qué Dios ha llevado este desastre
a donde ya tanto desastre existe?
¿Lo hará por extinguir el lastre triste
que es del rostro del orbe triste lastre?
El Dios (Naturaleza) en este arrastre,
piensa que acabará con este quiste,
mas lo que hoy como buen sastre viste
mañana lo desviste por buen sastre.
El inmenso poder de “Dios Divino”,
desorienta y controla el cruel destino
de los desastres naturales nuestros…
Entonces, si es de Dios la sacudida,
¿cómo quieren los hombres darles vida
a las vidas que matan los siniestros?
nero 13, 2010
BREVE PRÓLOGO A SONETOS
DE LA BUENA MUERTE
A
Si hay una Muerte Buena y una mala
¿por qué no decidirse por la buena?
¿qué misterio ancestral nos encadena
y por mundos sin sol nos acanala?
La Muerte mala es esa que nos hala
y nos tira en la sombra de la arena;
la Muerte buena de fulgor nos llena
donde el suspiro posterior se exhala.
Uno debe saber cuándo se muere
(cuando piensa morir) para si quiere
su círculo de amigos, pues que asista
a su fiesta mejor: la de su Muerte.
¡No todos han gozado de la suerte
de vivir una Muerte a toda vista!
B
La Muerte debe ser como una fiesta
de amistades, familias y vecinos,
entre bailes y chiste y buenos vinos
con el ritmo sonoro de una orquesta.
Ni el llanto del adiós ni la protesta,
ni los mustios laureles ni los pinos
desgajándose tristes, mortecinos,
han de estar desluciendo la floresta.
Una palabra “fúnebre”, que enluta,
no ha de ser una sombra es esta ruta,
que jamás otra Muerte ha transitado.
Cuando la gente aprenda esto de cuna
todos aquí ––sin excepción alguna ––
¡querrán montarse en su corcel alado!
C
La sangre derramada de la herida
como el podre que fluye de la llaga
es la deuda caduca que uno paga
por habernos burlado de la vida.
Y lo mismo sucede en gran medida,
con el óxido antiguo de la daga,
o el aumento continúo de la plaga
que deja la cosecha consumida.
Vivimos a merced del cuento sacro
que a manera de burdo simulacro
en el prisma del tiempo luce bien…
Tras la Muerte se va quien ha creído
que vive por la Muerte perseguido,
y el que no lo creyó se va también.
E
Muchos se escalofrían de la Muerte
porque la pintan fea en noche oscura
mostrando ensangrentada dentadura
de chuparle la sangre al cuerpo inerte.
Pero esa no es la muerte que divierte
o que nos saca de esta vida impura;
yo le he dado a la Muerte otra figura
que nos puede llevar a mejor suerte.
Imagino una Muerte que ha montado
sobre las ancas de un corcel alado:
que se siente feliz de su partida…
¿De qué sirve una Muerte inesperada?
Yo pienso en una muerte celebrada:
¡la Muerte en que uno sea quien decida!
SONETOS DE LA BUENA MUERTE (Poemario)
I
Morirse lentamente a edad madura
no puede ser glorioso ni importante;
morirse por un dardo de diamante
nos da la Muerte que mejor perdura.
Ninguno aquí, para morir, se apura,
y en vez de recibir muerte elegante
con lo más deprimido del instante
muere de escalofrío o calentura.
Morirse de un puñal o de una bala
después de todo no es de suerte mala…
––por el contrario marca buena suerte ––.
Yo pienso en un flechazo de zafiro
que venga acompañado de buen tiro
y con la gracia de la buena Muerte!
Junio 17, 2011
II
Morirse siempre ha sido una aventura
que mucha gente desvelada espera,
y la espera el gentil como si fuera
grandiosa fiesta de inmortal ventura.
Pero es triste morirse frente a un cura
que exhibe el crucifijo en la collera
y pensando en la viuda que él quisiera
ser dueño de su herencia y su cintura.
Cuando “uno” no sube ya ni baja,
su lecho más precioso es una caja,
y su muerte más lógica es un tiro.
Morirse de una muerte apaciguada
es irse lentamente hacia la Nada,
sin honor que contar y sin retiro.
III
Cuando un caballo ya no tiene cura
y tropieza a menudo en el ribazo
duele menos la Muerte de un balazo
que estar viviendo con la matadura.
Yo no hablo de mí, pues en mí dura
todavía de tiempo un gran pedazo,
y soy capaz aún en fuerte abrazo
marcar con indeleble quemadura.
Por lo tanto la fiesta del mortuorio
demora mucho tiempo. Mi velorio
queda pospuesto indefinidamente.
La bala guardo junto a mi cuchillo:
esperaré feliz sobre un banquillo
por la Parca que venga de repente.
IV
Si el Clero se ha metido con el mundo
¿por qué no defendernos de ese Clero
que se revuelca en el revolcadero
de ese infinito lodazal inmundo?
¿Acaso no se ve a cada segundo
caer al más sagrado y más austero?
¡Pedir permiso a Dios es lo que quiero
y su permiso me ha de dar, rotundo?!
A cierta edad la gente es un estorbo.
¿Por qué tendría yo que oír al morbo
una vez que yo tenga mí permiso?
La religión, de Dios, vive muy lejos,
(bien apartes de sí), con sus consejos
jamás han de ensuciar mi Paraíso.
V
¡Si a mí me hubieran un velorio dado
cada vez que he caído en esta vida,
ya no hubiese un vacío: una cabida
donde poner un muerto amontonado!
De mil entierros me han desenterrado
para ofrecerme el vino y la comida
en una fiesta que no fue investida
con el estilo que yo había esperado.
Cuando vuelva a morir, moriré a gusto,
¡–a gusto mío –! ¡¿Qué más da el disgusto
que en otros cause; qué más da la furia?!
Mi derecho es morir como yo quiera,
no como quiere la guadaña fiera
que simboliza la ¡sagrada curia!
VI
Si Dios abandonó a su hijo en la cruz,
cuando más esperaba de su ayuda,
¿cómo van a esperar que ahora acuda
a traerte, en sus manos, pan y luz?
Si seguimos a modo de avestruz
hundiendo la cabeza en playa ruda
moriremos llevándonos la duda
cubiertos por su mísero capuz…
Una cosa es amar, sentir, creer…
y otra pensar que del supremo Ser
siempre llegan los hálitos mejores.
Si de Dios son la tromba, sismo, trueno
sin saber qué es lo malo y qué es lo bueno,
más vale no esperar por sus favores.
VII
Una amiga gentil, que siempre aboga
contra mi voluntad de darme un tiro,
con un susurro, que es mitad suspiro,
trata de convencerme ¡y me dialoga!
¿Un tiro no es mejor? El que se ahoga
tirándose en los mares, da otro giro,
y la guásima hiere a aquel que miro
colgarse de sus ramas con la soga.
Si queremos morir con elegancia
debemos entender qué diferencia
distingue cada Muerte. La distancia
puede ser saludable a la conciencia.
¡Una Muerte con propia tolerancia
nos salva de morir en la demencia!
VIII
La Muerte aquí no dio señal de vida,
temprano se asomó, pero con miedo,
al fin ya la he sacado de este ruedo,
y nadie me ha servido una bebida.
Conciencia despertó medio dormida,
pero fue recobrando su denuedo;
de la Parca sombría siempre quedo
en espera de mesa bien servida.
Esperaba escribir mis cien poemas
sin entrar en confusos anatemas,
pero traigo cincuenta solamente.
En vista de la grave soledad
me asusta la divina cristiandad
y mi despido ¡religiosamente!
IX
No quiero que la Parca me sorprenda;
yo soy quien debo sorprender la Parca
entrando a media noche a su comarca;
quitándole del rostro su gris venda.
La Muerte mía no estará en su agenda
ni en todo ese dominio que ella abarca,
no le permito que en su inmunda charca
trate de ahogarme con el agua horrenda.
Ya yo tengo a la Muerte acorralada
y la apuñalo con argenta espada…
¿¡No la han visto en el suelo ya caída!?
No ha de quitarme lo que no me dio;
mi hacienda es mía y la manejo yo;
yo soy quien debo terminar mi vida.
X
Esa loca, la Muerte, no me asigna
ni el sitio, ni la hora ni la fecha
en que se debe disparar la flecha
para matarme de manera digna.
Yo tengo mi designio. La consigna
la repito a menudo en una endecha.
–Yo sé que mi proclama no está hecha
para el que arrodillado se persigna –.
Aquí la idea no es vivir del lloro
sino saber marcharse con decoro,
no cuando uno ya llegó a guiñapo.
¿Qué gana el hombre si fallece viejo
cuando ya la osamenta y el pellejo
lo desalojan de su edad de guapo?
´
XI
Si la ilusión de un viaje está tomada
por acuerdo consciente y decidida,
¿qué importa que se dé fin a la vida
por medio de la acción premeditada?
Toda Muerte debiera ser planeada
como desea quien la lleva uncida,
no dejar que un extraño lo decida
que de nosotros no conoce nada.
Ni siquiera al Señor le admitiría
que decidiera con la Muerte mía;
si la quiero con danza, son o rumba…
Lo que me van a dar qué me lo den
ahora, en este día, antes que el tren
departa con destino hacia la tumba.
XII
A la Muerte la pintan de fantasma
con estómago virgen y de abstemia,
no sufre de diabetes o de anemia
pues la sangre bien roja la entusiasma.
Cuando la gente en soledad se pasma,
hace su ronda nocturna, bohemia,
y estornuda regando su epidemia
sobre los débiles que acosa el asma.
Pero a mí no me engaña entre los blancos
mármoles, donde ocupa sendos bancos
y a los que ancianos, al azar, espera.
La sorprendo en su estado de abandono,
la increpo, la remato y la amontono
junto a otros huesos de su calavera.
XIII
No concibo la Muerte en esa forma
que la concibe la sagrada iglesia,
que cree que la Muerte es anestesia
que para así morir, nos cloroforma.
Que trasmutamos pero en la reforma
hay altísimas dosis de una amnesia
con rasgos de una fábula milesia
que en nada configura ni conforma.
¿Entonces para qué tanto misterio,
por qué tomar la idea tan en serio
cuando se piensa en la divina Parca?
Pues a mí, si me llega en alta noche,
me subiera sin susto, al negro coche
que en la tiniebla de la vida, aparca.
XIV
Yo pienso en una Muerte transitoria
–Muerte que se realice con licencia –
a ver cómo es la vida –la existencia –
en donde habita la supuesta gloria.
Una vez que me grabe de memoria
cómo es la vida allende la conciencia
entonces a mi antigua residencia
volvería a contar la exacta historia.
Sin duda esta ha de ser una salida
y una buena razón para que en vida
tengamos la visión del otro lado.
Esos que yo conozco que se han ido
no han vuelto para darnos un sentido
de cómo es ese mundo imaginado.
XV
En el patio, detrás de la alta cerca
que se viste de hiedras y de espinas,
la Muerte, con sus garras asesinas
y sus dedos de púas, se me acerca.
Sacude las paredes de mi alberca
y envenena mis aguas cristalinas
con su pus y su tos y sus neblinas;
persistente, atorrante, sucia, terca…
Por eso siempre lo repito: en cuanto
pueda, a sus intentos me adelanto:
no puedo permitir que Ella: la Muerte,
me remate en su predio a sangre fría…
Nadie puede ordenar la Muerte mía;
¡con mi sangre: ni el Diablo se divierte!
XVI
Con mi sangre vital no te alimentas
tú, que apareces por la noche oscura;
mi sangre roja es demasiado impura
para darse en sustancias suculentas.
Pues guarda tus filosas herramientas:
la guadaña, y el pico y la herradura,
para que entres en otra sepultura
donde sólo se pudren osamentas.
Voy esta noche a vigilar tu ronda
para lanzarte la candente onda
que ha rato carga la fulgente flecha…
Cuando te vea inerte, derrumbada,
sobre tu sombra de nocturna helada
voy a prender mi luminosa mecha.
XVII
Nunca antes la Muerte se me había
presentado con tanta donosura,
tan esbelta, tan blanca… su figura
de este mundo carnal me parecía.
La tuve entre mis brazos, le cogía
las manos y los senos…la cintura;
no sé cómo de aquella calentura
pude sobrevivir…Yo, por hombría,
no quise desnudarla… para asombro
mío, lagrimeaba sobre mi hombro
como una colegiala-Magdalena…
¡No la beso!, –me dije – ¡no la estrujo!,
y todo el gran incendio se redujo
a consumirse con la Muerte buena.
XVIII
Siempre en su traje de erizada ropa
la Muerte ahora quiere ser mi amiga,
y en vez de darme la erizada ortiga
me ofrece vino de la vid de Europa.
Los dos bebemos en la misma copa,
los dos comemos de la suave miga,
y cuando la impaciencia nos fatiga
los dos tomamos de la misma sopa.
Pero no me confío porque venga
tan agradable y en sus manos tenga
la rosa del amor, medio escondida.
Al fin yo sé lo que su afán persigue:
hacer que me desgaste, me fatigue
y entonces adueñarse de mi vida.
XIX
Una Muerte que venga como arma
que por su parecer nos intimida,
es un arma con rasgo de homicida
que de las voluntades nos desarma.
Aquí precisa despertar la alarma
a ver si la espantamos enseguida
y no nos roba esa preciosa vida
que no le pertenece. Por el karma
suyo, ya van a pronunciarte muerto,
en medio de la selva o del desierto,
por seguir el sagrado fanatismo…
Pero será una Muerte muy barata.
¿Es la Muerte, no tú, la que te mata?,
¡pierdes el gozo de morir tú mismo!
XX
Muerte: yo me divierto a carcajadas
cuando visito tu jardín de cráneos
donde crecen claveles instantáneos
que alternan margaritas mutiladas.
Rosas y clavellinas claveteadas
sobre filas de huesos simultáneos
y gardenias de otoños espontáneos
con sangre del pasado lloviznadas.
De un antiguo esqueleto vibra un piano
que hicieron de la cama de un anciano,
y afinaron ex prófugos –– ex presos ––…
El tiempo se me ha ido: la hora muerta
me acaba de cerrar la última puerta…
¡he de pasar la noche entre los huesos!
XI
Insisto que la Muerte que le cuesta
menos al mundo y a su sociedad,
es aquella que en plena oscuridad
se realiza sin miedo ni protesta.
Deberíamos ver como una fiesta
al que se vaya por su voluntad
y no se muera de calamidad
en un asilo donde todo apesta.
Quien espere a morir en un asilo
no muere con orgullo ni tranquilo,
pues es matado con la lentitud
de una Muerte caída en lenta gota…
Luego lo meten con el alma rota
en un cofre cuadrado: ¡El ataúd!
XXII
Esos que escogen el morirse a plazo,
se mueren de los pies por la mañana,
se suicidan de un ojo en la ventana,
un brazo muere ya, luego otro brazo.
Dejan que se les muera el espinazo
con la débil tristeza de una cana,
y se les muere la ilusión temprana,
por cada amanecer, otro pedazo.
Yo no quiero morirme una pulgada
ahora y la otra luego, donde nada
garantice que habrá fijo remedio…
No vale prolongar tanto la esencia
de la vida, y más tarde la impaciencia
nos obligue a matar, a plazo, el tedio.
XXIII
El fuego del amor nunca se apaga,
y lo mismo se quiere con la rosa
tan de poeta como de preciosa,
que cuando padecemos una llaga.
El río del amor no se encenaga
en ninguna pradera cenagosa
sino que vuela como mariposa
que con la miel del ideal halaga.
Por beber en las aguas de tu ría
yo puedo posponer la Muerte mía
por el momento, todavía ausente.
Puedo dejar en blanco sitio y fecha
hasta que te decidas satisfecha
y nos muramos ¡paralelamente!
XXIV
Las leyes de esta Muerte necesitan
que todas de inmediato se suspendan,
es eso lo que aquí nos recomiendan
los nuevos dioses que el solar habitan.
Ya los antiguos dioses no gravitan,
y es necesario que la vida entiendan,
que traigan otras leyes donde vendan
las que nos matan y nos resucitan.
Yo pienso en serio que la Creación
marcha en proceso de renovación…
Por eso para el próximo Congreso,
donde reúnan al Señor y al Diablo
deben tratar la cosa… ¡Si yo hablo
sólo sería para hablar sobre eso!
XXV
No quiero que ni sátiros ni brujas,
cuando ya los suspiros se me caigan,
que como cálidos consuelos traigan
la idea de aguantarlos con agujas.
No me acerquen a templos ni cartujas
que de la realidad me desarraigan;
quiero que los suspiros me distraigan
y creer que me voy entre burbujas.
Si aparecieran por ahí las ninfas
para ofrecerme las doradas linfas
con el único afán de que envejezca…
en su propósito no habrá cabida,
porque no pienso permutar la vida
por nada que la Muerte no merezca,
XXVI
Supongamos que al huerto de la vida
le cuelga una manzana verde y dura,
puede esperar hasta que está madura,
mas no esperemos a que esté podrida.
Cuando llega a este punto está perdida
para el humano que en su gusto apura;
de su huerto esa miel sabrosa y pura
que más tarde al gusano da comida.
Todo tiene su tiempo: cuando llega
esa Muerte, y se juntan en la vega
la verde primavera y el verano…
a esperar por otoño y por invierno,
y todo lo que fue fragante y tierno
muere: se acaba con dolor humano.
XXVII
Si me halaran la alfombra de mi piso
y de bruces me mato en duro suelo,
que no le vengan a ofrecer consuelo
a los deudos llorosos del occiso.
Las condolencias por el compromiso
de sólo quedar bien, son puro velo,
que en nada van a remediar el duelo
aunque manden al muerto al Paraíso.
Así que dejen de mover mi alfombra;
––la de la claridad o de la sombra;
de la vida de carne o la ficticia –…
Perdonen al que muere; al que se mata;
pero no si es matado, pues se trata
de una Muerte causada por malicia.
XXVIII
Yo no quiero morirme de una hartura,
de lo que más me gusta y que no debo
degustar; lo que como y lo que bebo
requieren que los mande a la basura…
Los excesos de vino, pan, fritura…
que ingería en los años de mancebo
hoy me dicen que son parte del sebo
que no dejan que baje la gordura.
Así que de esta Muerte nos advierte
la ciencia, ya con datos. Es la Muerte
que evitar debe uno a toda costa…
Y no quiere decir que olvide el vino,
el cordero, la vaca, el langostino,
el queso, el bacalao y la langosta…
XXIX
La vida, como efímera paloma,
revolotea por el sur del huerto;
en la rama del pino casi muerto
una mirada del espacio toma.
La vida nace de cualquier maroma:
de la vida del padre es un injerto;
pobre grano de arena del desierto
o residuo de un huevo de carcoma.
Para hacerla creer que sigue moza
recargan de floreros la carroza
en su último viaje al camposanto.
La gente no lo sabe y yo tampoco,
por qué la vida durará tan poco;
ni por qué durará la Muerte, tanto.
XXX
La vida es un paréntesis de piedra
detenida entre el antes y el después;
la vida es hueco de un engaño y es
profundo pozo donde nada medra.
Por su pared la trepadora yedra
sube con manos y ligeros pies,
abracando el brocal sigue a través
como verde tentáculo que arredra.
Aquí es donde la Muerte se solaza
y confundida con la hiedra abraza
la vida que es dos veces perseguida:
la persigue la Muerte con guadaña
y la vida que siempre la acompaña:
¡la Muerte vive aliada con la vida!
XXXI
No le llamo a la Muerte: despiadada,
miserable, ni horrible o mal nacida…
sé que ha de acogerme compungida
al pie del resplandor de la alborada.
No importa que la pinten desgreñada,
harapienta, indigente o mal vestida;
la Muerte será siempre la escogida
cuando la vida ya no ofrece nada.
¡Qué no os asuste si su dentadura
presenta de la Muerte esa premura
por la sangre que roba: su alimento.
¡Ni os asuste su rostro de alabastro;
ni su pisada gris que deja un rastro
con brillo de color sanguinolento!
XXXII
No conozco el minuto ni la hora
que vendrá de visita al bosque mío,
pero yo he esperar junto a este río
la dulce y peregrina arrobadora.
Si adelanta su tiempo o lo demora
ella puede encantarse a su albedrío,
pero yo guardo un tiempo y un vacío
que es necesario que se llene ahora.
Su tiempo de llegada se avecina,
y aunque tiene su fama de asesina
lo cubre con la gracia de su plectro.
Así que la sorpresa no trasciende
más allá de la llama que se prende
al choque de la vida con su espectro.
XXXIII
No imagino tortura de más lloro
que la Muerte infligida por el asta
del toro que en la hora más nefasta
mata al torero sin ningún decoro.
De angustia delirante gime el coro
que forma la exquisita y pura casta,
pero aplaude gloriosa y entusiasta
cuando el ágil torero mata al toro.
Con la Muerte del toro –que perturba –
se siente complacida aquella turba
que en alegre balcón su codo empotra…
Y mientras toda dignidad se extingue
la morbosa conciencia no distingue
la Muerte de aquel toro, ¡de la otra!…
XXXIV
En una bella gran ciudad de Europa:
creo que Roma, no París ni Atenas,
mataban a los presos en escenas
para el disfrute de la injusta tropa.
Leones entrenados, cuerpo y ropa
les comían del pelo hasta las venas,
donde reyes con almas nazarenas
brindaban vinos de abundante copa.
¿A quién culpar de la violenta Muerte?
¿Al león que mató siendo más fuerte?
¡A la mejor si el preso hubiese sido
preguntado qué Muerte él prefería…
hoy fuera muerto igual, pero tendría
el honor de un deseo complacido.
XXXV
Hay otra Muerte que entender no hallo:
y es esa que entre el polvo y el serrín
las espuelas de un gallo han puesto fin
a la vida del otro… ¡Ha muerto un gallo!
Por las breves milésima de un fallo
se ha perdido y ganado un lance ruin;
ya uno muestra triunfante el espadín
y el otro se desangra… ¡Yo me callo!
¿Merece el triunfador toda la gloria?
¡Y la Muerte!: ¿no tiene una victoria
con irse apresurada de este abismo?
Lo injusto es que el occiso no pidió
morirse de esta forma en que murió,
¡sin la alegría de matarse él mismo!
XXXVI
La Muerte no persigue ni desvela
la vida que he vivido como quiero;
si decido morirme yo me muero
con frío, con el agua o la candela.
No quiero que me pongan una vela
que un pabilo sin nada fue primero,
ni pido que me pongan un florero
con rosas que a rosales ya no huela.
Si quieren en la piedra de mi losa
escribirme un soneto, ya la cosa
me pudiera invocar algo profundo.
Con velas y con rosas no deliro,
pues la rosa se muere en un suspiro
y la vela se gasta en un segundo.
XXXVII
Una Muerte que atónitos nos deja
es la Muerte de un árbol por un rayo
que le cae en la copa en pleno mayo
y su verde armazón se desmadeja.
El árbol no ha emitido ni una queja,
pero por su tristeza y su desmayo
luce que de la Muerte viste el sayo
y de su bosque el festival se aleja.
El árbol -ya sin pelo y sin pupila –
su sangre natural -la clorofila –
a raudales derrama en las llanuras.
Viéndolos en contraste mortecino
ya ceibo, ya laurel, ya palma o pino,
semejan esqueletos sus figuras.
XXXVIII
Repugnan, de vedad, esas camillas
de los hospicios, como crucigrama,
donde cuidan al muerto por su fama
reviviendo sus últimas bombillas.
Para que no se escape en zancadillas
de aquella burda imitación de cama,
lo sujetan muy bien con su pijama
y suben, de nivel, las barandillas.
Este muerto no puede escapar ya
pero quieren que siga por acá…
¿quién envidia vivir la Muerte suya?
La experiencia me dice que la vida
no merece alargarla tan sufrida…
¡que me traigan el sebo y la cabuya!
XXXIX
El costo de la Muerte está en subida:
las cruces, los floreros, y el osario;
el sermón que da el cura y el rosario,
cuestan un ojo del que da la vida.
También hay que pagar la despedida,
y el costo de ese arreglo funerario
requiere que en expreso itinerario
los guardias tracen hora de salida.
¡Nada!, que en este mundo conflictivo
cuesta tanto morir como estar vivo…
Así que seguir vivo no es un ahorro.
Los que no mueran, por economía,
qué no esperen tampoco hasta ese día
a que se mueran con la edad del Morro.
XL
A través del placer o de la pena
del fuego destructor o luz bengala,
se reconoce que la Muerte mala,
no lleva el eco de la Muerte buena.
La Muerte mala irrumpe y enajena
si lentamente la existencia escala,
pero la Muerte buena es azul ala
para un vuelo de lirio y azucena.
Cuando cada pensante por sí escoja
su modo de morir, no ha de ser coja
la Muerte que nos toque: ni peluda,
ni ciega, ni temida…ni a destiempo
por la vida vendrá, pues a su tiempo
quitaremos la sombra de la duda.
XLI
Para no tener susto de lo muerto
es preciso, primero, haber estado
con hambre, sed y frío, en desolado
sitio donde perece todo huerto.
Es haber de un sahárico desierto
el inhóspito imperio atravesado,
y haber, sin un rescate, naufragado
a mil leguas de orillas y de puerto.
Una vez que la idea se aclimate
la Muerte no será la que te mate,
que a su vez tu memoria mataría.
Si uno va por sí mismo, va a la gloria,
pues se lleva, consigo, la memoria
que la Muerte, –al matarte – mataría.
XLII
Mi Muerte es cosa de mi propiedad
y yo soy quien la velo y la administro
¿por qué debiera ser algún Ministro
–inmundo instigador de sociedad –?
¿Por qué del hambre y la calamidad
ha de verse mi Muerte en el registro
para ser de alimento o suministro
en festines de infausto y vanidad?
¡A mí que no me cuenten ese cuento
para tenerme en el “hacer”, contento
y obligarme a morir con lentitud.
No creo que haya rosas sin espinas
ni que pueden volver las golondrinas
con los inciensos de la juventud…
XLIII
Aquí todo se altera o se pospone;
se le pega una tira o se apuntala;
se le duerme con éter, se acicala
y esperan a que no se desmorone.
Si todo se imagina o se supone…
¿qué medida tomamos por escala?
¡El mundo se derrumba o destartala!
¿y el remedio?: ¡mañana se le pone!
Un hombre es esqueleto apuntalado
si toda su osamenta han claveteado
con puntas afiladas y amarillas…,
el día que esta intrusa se lo trague
la misma dama puede ser que pague
tragándose una cuba de puntillas.
XLIV
Mi padre –campesino y carretero –
les decía a sus bueyes como halago:
“a mi ese buey que no me sale vago
jamás he de mandarlo al matadero”.
Así que, cuando tuvo “Marinero”
cierta edad de retiro, como pago
pastaba libremente junto al lago
y nadie lo acosaba en el potrero.
Pero a pesar de sus bonitas obras
seguía su sostén de puras sobras
a través de su vida ya caduca…
Simplemente su premio fue migaja:
¡pudo haberlo premiado con la alhaja
de una bala de oro en plena nuca!
XLV
De la vida en el áspero paseo
la Muerte es silenciosa y solapada
pero a veces en quieta madrugada
nos idiotiza con su chachareo.
Por el ojo de vidrio que la veo
me parece la efigie de una espada
que encima de mi tumba fue clavada
para darle esplendor al mausoleo.
Con tinta de esta pluma –tinta roja –
ha escrito no sé quién en una hoja
de cartulina ingenua, un epitafio…
Pero a la tumba aquella, en su vacía
desolación, no han dicho todavía
qué occiso ha de ocupar el cenotafio.
XLVI
La casa de la Muerte es una gruta
que con sus lámparas de estalactitas
abrillanta sus noches y sus cuitas
y sus días también. La dama astuta
se reparte la sombra y la disfruta,
si se trata de otros. De exquisitas
bellezas hace gala. Estalagmitas
de mármoles pulidos, son su ruta.
El vivo la contempla con envidia
y la maltrata con bestial perfidia:
¡sabe que afronta un enemigo duro!
Al saber que la Muerte luz derrama
se hace enemigo de su propia llama
y por irle en su contra, muere oscuro.
XLVII
La Muerte se ilumina, se engalana
con las perlas y túnicas que roba
a las víctimas muertas en la alcoba
con pisos de chinesca porcelana.
Cuando viste a manera de sultana
no enseña su emblemática joroba;
rechaza su quehacer de fiera loba
y se vuelve la oveja más cristiana.
Ya no tiene el mirar de la enemiga
y parece más dulce que una hormiga
que puede custodiar la miel de abeja.
A una muerta con tanta galanura
la podemos tomar por la cintura
y vivirla por siempre de pareja.
XLVIII
La Muerte, que llegaba decidida
a sumirme en el mar de la derrota,
huye de mí con la cabeza rota
y su pata de palo toda herida.
Espero que se vaya convencida
que conmigo no gana ni una nota:
ni un pelo, ni una uña: ni una gota
de sangre me quitó. ¡Tengo mi vida!
Las nocturna del antro fronterizo
yo sé que ha volver con el hechizo
que en su ronda fatídica amalgama.
Pero no me confunde su requiebro:
en el fondo inmortal de mi cerebro
¡el esplendor ha devenido en llama!
XLIX
La Muerte ya no llega ni me habla,
ni me intimida con ningún contagio;
todo su paripé no es más que plagio
de parecerse al Ángel siendo Diabla.
Ya conmigo la insípida no entabla
una conversación con el presagio
de quien en la agonía del naufragio
nos tire, por piedad, la última tabla.
Ni vamos a esperar que Dios la tire;
nos salve por un tiempo y se retire
a ver si naufragamos de otro sismo.
Que la Muerte y el Diablo, sus asuntos
con el Ángel trabajan siempre juntos:
¡todo es obra infinita de Dios mismo!
L
Adiós, Muerte fatal: en tu velorio
me voy a divertir mucho esta noche;
te llevaré mañana en negro coche
a darte entierro con tu vejestorio.
Purgarás en insomne purgatorio
tus culpas por haber en un derroche
demorado, paciente y sin reproche,
la fecha del consciente velatorio.
Me glorío de haberte aniquilado
con cuchillo de acero niquelado;
con navajas de filo de azucena.
Tú fuiste por ti misma condenada;
yo, como no comparto con tu Nada,
¡aquí me quedo con la Muerte Buena!
Julio 10, 11
MI EPITAFIO
(Para usarlo 10 años más tarde)
Aquí yace el poeta don Francisco,
apellidado Henríquez, sin más sello:
sin medallas colgándole en el cuello
y más fibras de dócil que de arisco.
Francisco del arado y del aprisco,
que buscó de la vida lo más bello.
No vivió destellado en un destello
ni creyó merecerse un obelisco.
A los que leen mi epitafio ahora
también les llegará la misma hora
teniendo que vivir igual angustia.
Es hora de que escriban su epitafio
a no ser que les toque un cenotafio
bajo cipreses de enramada mustia.
4 de enero, 2010
LA CONQUISTA DE AMÉRICA
Primer Premio V Centenario, (1492-1992)
I
América se inclina en reverencia:
Se descubre ante España y la saluda.
Resulta natural que un hijo acuda
donde la madre que le dio su esencia.
Por la misma razón de la existencia
que en un lazo de sangre nos anuda,
y por esa intuición que nos ayuda
volvemos al lugar de procedencia.
Por la exacta verdad que relaciona
los nacidos hispanos de esta zona
con los hijos de Iberia la Inmortal,
celebremos el Quinto Centenario
y que conste en el nuevo calendario
como fiesta de gloria universal.
II
Aquellos domadores de los mares
salieron con un sueño desde España,
y realizaron la más grande hazaña
que recuerdan los tiempos seculares.
Marinos que sufrieron los azares
de las olas, el viento y la cizaña,
hasta que vieron una tierra extraña
muy lejos del calor de sus hogares.
En el principio, en su ideal, Colón,
no pensaba encontrar esa región
sino nuevos caminos hacia Oriente.
Y fue un aliento de valor profundo
descubrir el vergel del nuevo mundo
sobre el mapa del vasto Continente.
III
Cuando quiso partir del patio ibero
muchos problemas por salvar había,
porque entonces Colón no disponía
de barcos, provisiones ni dinero.
Visitó más de un trono aquel viajero
recabando recurso y compañía,
y la reina Isabel, que en él confía,
le dio su ayuda contra todo fuero.
Una vez que consigue los avíos
reorganiza su gente y sus navíos
y una mañana venturosa, parte…
¿Qué persigue Colón? Una esperanza,
que se pierde cual luz en lontananza,
¡con la voz de Castilla y su estandarte!
IV
Navegaron las noches y los días
por un mar infinito y proceloso,
seguidos por la sombra y el acoso
de las fieras del mar, y las bravías
tormentas, que producen averías
en los frágiles barcos, y el borroso
confín de la distancia, tenebroso,
por esos bosques de las lejanías.
Un barco tras el otro; rumbo cierto
mas sin saber si encontraría puerto;
ni siquiera el amparo de una rada…
El fin que procuraba era impreciso:
fuera de todo necesario aviso
nadie tenía certitud de nada.
V
Pero la fe que los mantuvo alertas
nunca a su gente le llegó a faltar
y continuaron frente al restallar
del destino y sus ráfagas inciertas.
Tocaron muchas nebulosas puertas
en la casa marina, en alta mar,
hasta que un día, casi por azar,
vieron las abras de la gloria, abiertas.
¡Tierra!, gritaron los exhaustos hombres,
y aquellas islas recibieron nombres
de princesas, de príncipes y reyes…
En los valles, al pie de las montañas,
se elevaban las frágiles cabañas
de los taínos y los siboneyes.
VI
Sobre el rigor de las inmensas millas
llegaban los valientes navegantes
a unas islas situadas muy distantes
del calor de la patria y sus orillas.
Llegaron hasta el mar de las Antillas
en luchas contra vientos y menguantes,
y encontraron un suelo de abundantes
arroyuelos, cascadas y avecillas.
Al ver cercano el litoral verdoso,
sintieron en los ánimos reposo
y bajaron las velas de improviso…
Admiraron, estáticos, las tierras
en cuyos valles y elevadas sierras
el cielo cobijaba el Paraíso.
VII
Rielaban sin cesar por las estelas
de un mar a todas horas intranquilo,
siguiendo el rumbo sin perder el hilo
de acuerdo con los palos y las velas.
Usaban las más rígidas cautelas
y obraban con el máximo sigilo.
Solían guarecerse en el asilo
costeño, y proteger sus carabelas.
Por aquellos inhóspitos rompientes
vadeaban la presión de las corrientes
que formaban vorágines horribles.
Mas los hombres penurias resistieron
y fuerzas poderosas se impusieron
contra tantos obstáculos visibles.
VIII
Como si hubiera sido cartomántico,
su intuición visionaria le decía
que un mundo nuevo para él yacía
más allá del misterio del Atlántico.
Aquel divino amanecer un cántico
de esperanza la hueste repartía,
para hacer la gloriosa travesía
que casi semejaba lo romántico.
Bajo el tibio fulgor de las estrellas
las tres naves flotaban por aquellas
interminables líquidas llanuras
y los líquidos montes del oleaje,
como si tras la realidad del viaje
viajara el genio de las aventuras.
IX
América brilló en el derrotero
que trazara Colón al Occidente.
Caminos para un mundo diferente
se abrían como mágico astillero.
Y este jardín de tropical venero
fue soplo grato para aquella gente
pues al hallar la prodigiosa fuente
se colmaron la sed y el resistero.
Colón quedaba de poder provisto…
«Es la tierra más bella que hayan visto
ojos humanos», ¡murmuró la tropa!
La historia tuvo su mejor segundo:
al saberse el hallazgo de otro mundo
sufrió tremenda conmoción Europa.
X
Habían descubierto a Cuba o Juana,
como el Gran Almirante la nombró,
mas la flota, impaciente, continuó
viajando al grito alentador de Triana.
Después llegaron a Dominicana
que Hispaniola, la tropa la llamó,
donde tiempo más tarde se erigió
la primera ciudad americana.
La bravura y la fe se dieron cita
cuando erigieron la primera ermita
de la nueva región de la Corona.
Y es triste recordar el sufrimiento
de los nativos, tras el ahorcamiento
de su joven princesa, Anacaona.
XI
Esta tierra de inciensos tropicales;
esta tierra de sueños: la Hispaniola,
le bastó al almirante, por sí sola,
para tener las bendiciones reales.
Bartolomé Colón, con sus iguales,
exhibe de los triunfos la corola,
coronando la isla con la aureola
de todos los valores coloniales.
El férreo y triste Nicolás Ovando,
gobernó dicha Isla con nefando
pensamiento de gente sin virtud.
Destruyó los santísimos orígenes
al darles a los pobres aborígenes
el tratamiento de la esclavitud.
XII
Llevados por las olas y el vaivén
del undoso Caribe y de la brisa,
la hora señalaba con más prisa
la presencia cercana de otro edén.
Con esas esperanzas en la sien
le aflora la ilusión en la sonrisa
cuando bañada en arrebol divisa
como diosa de sol, a Borinquén.
Y penetra los montes cuyas faldas
parecen cordilleras de esmeraldas
que acollaran la magia de su sueño.
La bella isla de esplendor y canto
le brindaba a sus ojos el encanto
de aquel vasto paisaje caribeño.
XIII
Descubren a la vez islas hermosas
en ruta de Jamaica a Gran Caimán,
mientras tanto pasaba un huracán
por aquellas regiones borrascosas.
Por noches desoladas y lluviosas
navegan sin un débil ademán;
están urgidos por el noble afán
de aclararles las rutas a las cosas.
Al pasar la tormenta huracanada,
la suave brisa de la tarde alada
la blanca arena de las playas peina.
Y aquellas islas de exquisitas flores,
conjunto de cadencias y colores,
las bautizan: Jardines de la Reina.
XIV
Pero antes de seguir hacia adelante,
debe quedar en la mejor constancia,
lo que fue de muchísima importancia
para el viaje del ínclito Almirante.
Fue el hecho de llegar al fascinante
suelo canario, de cordial estancia,
que es la bella región, una distancia
del destino final, menos distante.
Tuvo calor allí más que de amigo,
porque tuvo el afecto y el abrigo
de un pueblo laborioso y abnegado.
Tras de irse de aquellos territorios
los cantos por Colón eran notorios
y aquel pueblo bendijo su legado.
XV
Las Islas fueron los divinos puentes
para unir a dos tierras muy lejanas;
las almas de las voces castellanas
por ellas alcanzaron nuevas gentes.
Los marinos –históricos videntes–
dejaron las costumbres cotidianas,
y se fueron al mar en sus chalanas
en busca de horizontes diferentes.
En Canarias tomaron provisiones,
y con la ayuda de sus oraciones
surcaron el indómito elemento.
Fue Canarias ayuda que el destino
colocaba a Colón en el camino
de realizar el perdurable evento
XVI
Hasta el nuevo jardín americano
los canarios llegaron con su gracia,
y con el rico aroma de su audacia
vertieron de su amor y de su grano.
Las tierras cultivaron con la mano
bajo el techo del pino y de la acacia
y siguieron su marcha siempre hacia
las altas metas del sentir humano.
Estos maestros de la agricultura,
sembraron de su mágica ternura
las tierras de la América sonora.
Y con la fuerza de una luz divina
las aguas de la lengua cervantina
regaron, cual prodigio, por la flora.
XVII
Bajo el Sol, por el valle y la colina,
la simiente del Gran Descubridor
puso un noble canario sembrador
sobre cada parcela campesina.
Y fue un huerto la América Latina
–campiñas cultivadas con amor–
donde cada pequeño agricultor
rellenaba de fiambres su cocina.
La América se siente satisfecha
con haber recibido la cosecha
de manos del benévolo canario…
Y agradece también con noble tino
la asistencia que fue para el marino,
Canarias, en el tenso itinerario.
XVIII
A cinco siglos del grandioso evento,
por el mundo de estirpe castellana,
como grandeza de virtud humana,
le erigen a Colón un monumento
los seres de preclaro pensamiento
que están unidos a la fe cristiana,
con rasgos de una fecha tan lejana
como la misma del descubrimiento.
Pues el evento resultó tan grande
que por un ámbito sutil se expande
como una inextinguible claridad.
Y la voz del planeta agradecido
le rinde el homenaje merecido
por orden de la justa humanidad.
XIX
La fuerza colosal de aquel suceso
no tiene paralelos en la historia…
Los astros infinitos de la gloria
coronaron a España en el proceso.
Los nuevos moradores fueron eso:
guardianes de la tierra promisoria,
y entonaron cantares de victoria
por los valles uncidos al progreso.
Con la ayuda Divina y la del Trono,
se impuso la destreza del colono
floreciendo en la faz continental.
El dominio de España se extendió:
la nueva realidad la transformó
de nación a potencia universal.
XX
La conquista del suelo ultramontano
fue labor persistente de titanes,
que llevaban consigo los afanes
del esfuerzo tenaz y sobrehumano,
más allá del ardor del resolano
y sufriendo ventiscas y huracanes;
a las tierras de bellos flamboyanes
llegaron bajo el sol del meridiano.
Penetraron las fértiles llanuras
y gozaron las verdes espesuras
exóticas en cantos y en belleza.
Tomó forma la nueva geografía:
la plétora de hechizos que ofrecía
su rústica y feraz naturaleza.
XXI
Tras haber conocido las regiones
por distintos sistemas rutinarios,
los decididos expedicionarios
organizaron las expediciones.
No había suficientes condiciones
para ver los distantes escenarios,
pero fueron haciendo itinerarios
y estableciendo comunicaciones.
Al Norte, al Sur, al Este y al Oeste,
sobre mar agitado o suelo agreste
dio comienzo la acción exploradora.
Los indios atacados se ofendían
y sus fértiles tierras defendían
contra aquella misión renovadora.
XXII
Lucharon contra muchas inclemencias
de enfermedades, fieras y ciclones,
muy propios de las tórridas regiones
en tiempos de lluviosas persistencias.
Padecieron horribles experiencias
en las más miserables condiciones.
Se les perdían las embarcaciones
por motivos de varias procedencias.
No todo fue de brillo donde el oro
se esperaba que fuera ese tesoro
que persigue el marino aventurero.
Pero fue la grandeza del destino
que Dios iluminara ese camino
y otro mapa trazase aquel viajero.
XXIII
Al entrar los primeros efectivos
en las islas boscosas del Caribe,
la indiada resentida los recibe
con piedras y flechazos agresivos.
Si venían por medios muy pasivos
–según en las memorias se describe–
la cuadrilla invasora no concibe
la iracunda actitud de los nativos.
Perecieron, allí, los españoles
al perder, en el sitio, los controles
tomados por los indios y sus lanzas.
Es famoso el pasaje que se cuenta
de una matanza de verdad violenta
sobre la zona de la actual Matanzas.
XXIV
Luego, la burla vil contra el indiano
por encomienda a los encomenderos,
que hacían el papel de ganaderos
pastoreadores del vacuno-humano.
¡Cinco indios irán a don Marciano!
¡Cuatro negros irán a don Mederos!
¡Se venden más esclavos! Los potreros
tenían indios desde el monte al llano.
La trata de los indios se acentúa,
la esclavitud del negro continúa…
La conquista era lucha necesaria.
Y detrás de los pobres barracones
la tierra de los viejos callejones
lloraba a gritos la miseria agraria.
XXV
Cuentan que los caballos y los perros
fueron la estampa del terror al trote,
con la persecución que fue el azote
más allá del vibrar de los cencerros.
Aquellas marcas de candentes hierros
y otros hierros prendidos al cogote,
que debían llevar como un lingote
por el trillo escarpado de los cerros.
El rastro que dejaron las cadenas,
todavía es un llanto en las arenas
de las playas de México, Brasil,
Colombia, Venezuela, Guatemala…
¡cual el brillo de azufre de una bala
cuando brilla en la boca de un fusil!
XXVI
Aquellos que tuvieron, por Colón,
los triunfos obtenidos y las famas,
quisieron abrasarlo con las llamas
del odio, de la envidia y la traición.
(El hombre, cuando tiene la visión
recubierta de espinas y de escamas,
de nublar los ajenos panoramas
no puede resistir la tentación).
Lo circundaba mucha gente pobre
–pobres del alma y corazón salobre–
como aquel corazón de Bobadilla,
que detiene a Colón y lo encadena;
lo juzga injustamente y lo condena
devuelto sin honores a Castilla.
XXVII
Bobadilla –señor de manos crudas–
gustaba cometer actos atroces;
quiso callar las disidentes voces
con represiones de miradas rudas.
Y con el mismo proceder de Judas
gritaba ofensas y tiraba coces…
Las mentiras volaban tan veloces
que despertaron reservadas dudas.
No fue por orden de los reyes todo,
pero la gente se revuelca en lodo
si subvierte los límites del mando…
Servidor o lacayo ¡lo que fuese!
mas nadie le creía que lo hiciese
por orden de Isabel o de Fernando.
XXVIII
Repuesto del ultraje inverecundo,
siendo ya por el rey exonerado,
reorganiza Colón, más alentado,
la cuarta travesía al nuevo mundo.
Pero, devuelto a España, furibundo
el rey, no quiso verlo, y desolado
se fue a Valladolid; casi obligado
por la suerte, se viste de errabundo.
Y murió en el olvido y sin honor;
con título de Gran Descubridor
y muerte con pobreza de bohemio.
Se marchaba sombrío el Almirante:
genial conquistador del más brillante
camino para el Trono, ¡vaya gloria!
XXIX
Pero el mundo seguía su carrera:
Mandados por ajenos gladiadores
los indios se volvieron sembradores
y despojados de su propia esfera.
Conquistados y frente a la bandera
de los nuevos altivos mandadores,
tuvieron que sumarse a las labores
de la vasta y salvaje sementera.
Protegía el lindero el mayoral,
con el látigo en mano y la señal
del temido reflejo del machete.
Se diría que estaban ante un diablo
que engañaba a la oveja del establo
con atuendos de bíblico jinete.
XXX
Juan Ponce de León, por la avenida
de los mares, al Norte se adelanta:
Salió de Borinquén y sentó planta
sobre tierra soleada y prometida.
Nuevo hallazgo lo eleva y enseguida
su nombre en la Corona se levanta,
y nombra al suelo donde el aire canta
con un nombre de sueños: La Florida.
Juan Ponce de León, según se cuenta,
procuraba un tesoro en la tormenta
de los tiempos cargados de inquietud.
Y en las costas del nuevo Continente
descubrió los milagros de una fuente:
¡La fuente de la eterna juventud!
XXXI
Mas Ponce de León dejó los lares:
Pánfilo de Narváez llega luego
por la tierra del agua, del sosiego
y las grandes llanuras y pinares.
En el húmedo suelo de manglares
–vastas regiones de perenne riego–
y en elevados sitios, rojo fuego
de trópico, encendía los lugares.
Narváez descubrió la maravilla
que soñara la reina de Castilla
para hacer un castillo de verano.
¡Era tarde, muy tarde! Ya Su Alteza
dormía el esplendor de su belleza
junto al regio castillo del Arcano.
XXXII
Velázquez, ingenioso Capitán,
ordenador de eximia inteligencia;
Adelantado fiel de Su Excelencia
fue a la virgen región de Yucatán.
En todas las misiones que le dan
demostró refinada consistencia.
Sobre Cuba labora con paciencia
y sale victorioso en cada plan.
Le ordena al Capitán Hernán Cortés
que fuera de los mares a través
al territorio de los mayas bravos.
Pero estuvo en difíciles momentos,
pues en la zona de los monumentos
los indios no querían ser esclavos
XXXIII
Cortés redescubrió el país azteca
desde la maravilla de sus playas,
y vio que los aztecas y los mayas
eran gentes de templo y biblioteca.
Tenochtitlán representó la Meca:
pirámides, palacios y atalayas…
donde brillaban las ideas gayas
de la cultura y la visión tolteca.
La incógnita redime a Moctezuma:
que deja que el ayuno lo consuma
tras el flechazo de Guatimozín…
Aún perduran los días del misterio:
la majestad del portentoso imperio
tiene una historia de valor sin fin.
XXXIV
Navegaron ansiosos anchos ríos:
El Orinoco, El Magdalena, El Plata,
y El Amazonas… donde se desata
la corriente por ámbitos bravíos.
Bajo el cálido sol de los estíos,
entre el bullicio de la cabalgata,
donde el agua profunda se dilata,
se mecían, precarios, los navíos.
Es Hernando de Soto quien encuentra
destino lamentable, cuando entra
del Padre de las Aguas, por la ría,
porque sufre la muerte en el intento,
y su cadáver, desde aquel momento,
descansa inerme bajo el agua fría.
XXXV
Merece destacarse en esta loa
por marino gentil como genial;
intrépido y preclaro, sin igual,:
Vasco Núñez Balboa (de Balboa).
Con un gesto grandioso puso proa
rumbo al lado de América Central,
y llegó hasta el inmenso litoral
llevando una ilusión en su canoa.
Cruza el istmo boscoso y elevado
y descubre ese mar azul dorado:
del Pacífico vio lo inmensurable…
Su hazaña portentosa quedó escrita
con la tinta más bella, que, suscrita,
se queda en el recuerdo, perdurable.
XXXVI
Escalaron las cumbres más enhiestas:
desde el salto del regio Tequendama
vislumbraron el ancho panorama
de montañas, de valles y florestas.
Caminantes perennes de las crestas,
fueron en busca de fortuna y fama,
pero también los consumía el drama
de caminar con el recuerdo a cuestas.
El Aconcagua se asomó imponente:
desde el punto elevado el contingente
se acercaba al palacio celestial…
Y el inmenso Iguazú y el Chimborazo
fundieron las distancias en un lazo
bajo el fuego del sol meridional.
XXXVII
Recorrieron montañas y llanuras
de la rica región, y dondequiera
se hallaba la fulgente primavera
con frutas abundantes y maduras.
Arroyuelos crecidos de aguas puras
pasaban por los pies de la palmera,
y de un mar a otro mar el suelo era
como un huerto de nuevas aventuras.
Se formaron ciudades en las costas,
en la fértil campiña, en las angostas
salidas de los ríos, y hasta el monte
poblaron los valientes inmigrantes…
y fue mundo de pueblos fascinantes
¡hasta dónde llegara el horizonte!
XXXVIII
Los nativos de América lloraron
frente al arma rival del extranjero,
y sucumbieron bajo el rudo acero
de los poderes que los dominaron.
Aunque mentes oscuras criticaron,
España no perdió su porte entero,
y como un incontable semillero
los habitantes se multiplicaron.
Tras la llama divina de la hoguera,
renació la esperanza de otra era
bajo el tibio rescoldo de las brasas.
Y logró su designio la concordia
con la santísima misericordia
legada por el Padre de Las Casas.
XXXIX
No temáis a la muerte: Le decía
Las Casas, con sermones, a la grey,
en tanto dolorido el jefe Hatuey
en la llama infernal se consumía.
La gente conquistada no entendía
si era santa o maldita aquella ley:
La orden nunca vino ni del Rey
ni de la Reina. ¿Quién lo disponía?
(La gente, como tenga cierto mando,
nada en la tierra la detiene cuando
quiere echar al vencido en el averno
poniéndolo a vagar por el abismo,
y usando como excusa el ateísmo,
niega la entrada en el Edén Eterno).
XL
En aquellos momentos de tortura,
para Hatuey era ilógico el bautizo.
¿Por qué la iglesia del advenedizo
debió cambiarle su creencia pura?
(Dios igual sabe oír allá en la altura
que en la pradera de terreno hechizo,
y lee lo mismo el español castizo
que la lengua vulgar de la incultura).
(Luego de recibir los santos óleos,
sin haber depurado los petróleos
del diabólico lastre mundanal,
el hombre se libera de ser brujo).
La materia se queda sin más lujo
y el alma implora su mejor sitial.
XLI
En la cumbre elevada del Turquino
la angustia se deshizo gota a gota,
y como una acuarela medio rota
se cayó sobre el Cauto cristalino.
De Cuba el cielo se volvió cetrino;
su mar compuso su más triste nota
y en un lugar de la región remota
se oyó el asombro del dolor taíno.
Se plasma la primera rebeldía
con un indio rebelde que moría
sin temer a la furia del flagelo…
Prefirió consumirse en holocausto
y no tomar el catequismo fausto
con cuya infamia llegaría al cielo.
II
La conquista de América cambió
la forma de vivir hasta estos días.
España, con sus nuevas energías,
el comercio del mundo dominó.
La tierra de este suelo floreció
tornando fuertes las economías;
el tráfico mundial por varias vías
los productos de América vendió.
Las ciudades crecieron una a una
por medio del trabajo y la fortuna
que trajo la riqueza bienhechora.
Debido a la misión de los cantones
llegaron a formarse esas naciones
que son ejemplo de unidad ahora.
XLIII
Las razas existentes, por la falta
de amigos en sectores comarcanos,
dejaron sus terrenos en los llanos
y se ubicaron en región más alta.
Temerosos del mal que los asalta
resisten con las flechas en las manos.
Sólo el dios de los indios araucanos
les ofrece su ayuda y los exalta.
(La historia debe ir con la verdad
del principio hasta el fin. En realidad
la historia que se dice muchas veces,
en vez de ser verdad es puro cuento:
La historia verdadera es un recuento
de las grandezas y las pequeñeces).
XLIV
En Perú, se fundieron sangre y barro
para hacer de la cumbre sitio fuerte,
y fueron como un hálito de suerte
los hombres aguerridos de Pizarro.
Pero luego el desmán y el despilfarro
fulgieron como un látigo de muerte…
¡La opulencia en la altura se divierte
sin que importe la pena del guijarro!
Y Atahualpa moría como un ciervo
por las garras mortíferas del cuervo.
Pagó Almagro, el deseo, con su vida.
Pero el hijo de Almagro allí volvió
y el crimen contra el padre vindicó,
¡la muerte de su padre no la olvida.
XLV
Almagro, padre, que por Chile había
ganado tierras para el patrio suelo,
se fue sin glorias ni poder al cielo
por orden de Pizarro, ¡qué ironía!
pues tiempos antes la amistad unía
los dos hombres de idéntico desvelo.
¡Si el alma se rellena de oro y celo
se enloquece de infamia y cobardía!
Pero la historia no se acaba allí:
con la muerte del pueblo guaraní
¡lloraba tristemente el Paraná!
Y América volviose una colonia
desde los llanos de la Patagonia
hasta el último valle en Canadá.
XLVI
Un cacique araucano sucumbió
flagelado por bárbaro tormento,
pero bajo el brutal hostigamiento
ni siquiera un quejido profirió.
Mas el sordo reproche se escuchó
sonoro como ritmo de alto acento,
y desde su corona hasta su asiento
la voz del Aconcagua retumbó.
La leyenda relata que el Quindío
no cupo de tristeza en el vacío…
¡Y si notan ahora que un volcán
despierta y erupciona en el reposo,
los indios imaginan que el coloso
siente la angustia de Caupolicán!
LVII
Por el ancho dominio de Araucania,
después de los terribles estertores,
con ayes de dolor, desgarradores,
los indios perecieron en la insania.
Caupolicán, de condición titania,
tenía sus valientes seguidores,
pero no soportaron los rigores
de una era de crimen y vesania.
Cundidos de mortal desbarajuste,
la mano fuerte que llevaba el fuste
les negó todo acceso a sus aldeas
hasta el mero dominio de los incas,
y en las aldeas levantaron fincas
para usarlos en múltiples tareas.
XLVIII
Tras la huida fatal de los cobrizos,
se hicieron necesarios replanteos,
con negros africanos, pobres reos,
descalzos, temerosos y rollizos.
Y las sirvientas de los raros rizos
quisieron a los blancos europeos,
de cuyos posteriores devaneos
nacieron los mulatos o mestizos.
(Al entrar una raza en otra raza
la sangre más potente se adelgaza
y entonces la epidermis se refina).
Por eso lo mestizo no es foráneo,
sino bello producto extemporáneo
de un acto de ternura repentina.
XLIX
Ayudó la afluencia de otras razas
en sus labores, a los cosecheros;
la cosechas llenaban los graneros,
las bodegas, los muelles y las plazas.
Pero siempre existían amenazas
de los corsarios y los bucaneros,
que tomaban los fáciles esteros
con su gente, navíos y barcazas.
La conquista fue dura, quienes digan
una cosa contraria es porque instigan
contrarios a fulgencias como el sol,
o viven con el alma sorda, inerme,
y se olvidan que el águila no duerme
donde duerme, sombrío, el caracol.
L
Al final del glorioso recorrido
resulta tonto censurar a España
ni se debe decir que la campaña
no debió realizar so cometido.
Lo correcto pasó, ¿qué habría sido
de los iberos si en la hostil montaña
no hubiesen dominado y con su saña
los indios los hubieran perseguido?
Los indios, victoriosos, con su tropa
quizás hubieran invadido a Europa…
¡Viviría la América entre escombros,
manipulada por desdichas grandes,
donde se viera caminar Los Andes
sin estrellas gloriosas en los hombros!
LI
El Amazonas se hundiría sobre
las verdes dimensiones donde viaja,
y bajaría como un ser que baja
con la triste certeza de ser pobre.
Y en sus joyeles sobraría el cobre
sin anillos de sol; sin una alhaja,
tendría como albergue su mortaja
la negra tumba de la mar salobre.
Por mucho de ese desafuero rancio
mostraría a los siglos el cansancio
que recorre los viejos laberintos.
Ah, pero en cambio lo foráneo halló
más amplios horizontes y encontró
cauces abiertos, mejores y distintos.
LII
Una mezcla de esencias eslabona
la cultura de aquellos moradores;
los industriales, los agricultores,
celebran el progreso de la zona.
La situación benigna proporciona
los frutos abundantes y mejores.
A nadie mortifican los rencores
que primero asediaban la Corona.
Por la nueva unidad tañen los bronces,
que lo pasado fue rencor de entonces.
Perdonan al verdugo de Atahualpa,
y hay voces de románticos donaires
desde el alto fulgor de Buenos Aires
hasta las calles de Tegucigalpa.
LIII
Los mediocres de turno han preferido
colocarle historietas a la historia,
pero no logran marchitar la gloria
de un evento de hermoso colorido.
Jamás los detractores han podido
sostener la insolencia acusatoria,
y dando vueltas a la misma noria
van cayendo en la noche del olvido.
Los que cundidos de mortal desidia
se alimentan del odio y la perfidia,
logran, apenas, rebasar el cieno…
Son Bobadillas de inmoral entraña
que, siendo hijos de la noble España
desprecian las bondades de su seno.
LIV
Demos gracias al cielo por la etapa
que trajo la vital transformación,
con la rica amplitud de la región
que Castilla coloca al nuevo mapa.
La verdad de la gloria se le escapa
solamente a los pobres de visión,
porque a los seres de imaginación
la vivencia más fuerte los atrapa.
Las ideas que mueven al progreso,
muchas veces proceden con exceso
que, aunque sea brutal, es necesario.
Por eso la invasión o la conquista
fue el sublime ideal de un altruista
con profundo sentido visionarios.
LV
El Niágara, imponente y colosal
como un piano colgaba del paisaje,
y entonaba rumores de homenaje
por la voz de la América triunfal.
En el ancho escenario occidental
y por todo el inmenso balconaje,
se notan en la esencia del lenguaje
consensos de calor excepcional.
Nos unió la inquietud del español,
que tiende puentes bajo el mismo sol
y atraviesa los mismo meridianos.
Así nos abrazó la patria ibera
cual río de ternura verdadera
que riega a todos los americanos.
LVI
No quedaron ni sombras ni rivales:
Sólo quedan palacios y avenidas
de suntuosas ciudades construidas
con rasgos de recuerdos coloniales.
Queda la magia de las catedrales
por voces españolas bendecidas,
y pequeñas parroquias concebidas
para los pobres de los arrabales.
Queda el romance de los malecones,
las marcas que dejaron los galeones
que llegaban en busca de fortuna.
Y quedan los paseos y glorietas
en donde recitaban los poetas
bajo el áureo reflejo de la luna.
LVII
Nos quedan los bucólicos jardines
que circundan históricas plazuelas,
y angostas y adornadas callejuelas
construidas con rojos adoquines.
Nos quedan los antiguos cafetines
a donde frecuentaban las mozuelas
y mozuelos del barrio y las abuelas
traídas por sus coches o quitrines.
Y nos quedan costumbres: las tertulias
que nos salvan las horas –las abulias
de los mismos quehaceres y rutinas–
y amamos la guitarra y el flamenco
que acompañan con música el elenco
que alegran las parrandas pueblerinas.
LVIII
¡Que la historia relate lo que quiera!
¡Que la gente discrepe, qué más da!
Si la gloria se queda o si se va,
no cambia nuestro ser, ni degenera
la verdad o el querer, ni nos altera
la forma de sentir con Dios acá…
Pero es hora que el mundo sepa ya
que tuvo que pasar de esa manera.
Se padece mirando las desgracias,
pero gozamos si las democracias
reducen a ceniza a los tiranos.
El destino no es nada de misterio,
ni es preciso tomarlo por lo serio
ni debemos buscarlo en los arcanos.
LIX
El presente es un triunfo que rebasa
lo pasado, el esfuerzo y las penurias.
Cosiendo heridas, olvidando injurias
a una vida mejor el mundo pasa.
Si la gesta, sin odios se repasa,
veremos que las faltas son espurias.
Llevamos sin rencor cinco centurias
cual dos familias en la misma casa.
Desde el Ártico frío al Cabo de Hornos,
para darles cadencia a los contornos
vibra un canto de gloria por América.
Y, para que el fulgor no se limite
la canción de alabanza se repite
rindiendo culto a la nación Ibérica.
LX
En lo más prominente de mí laudo,
donde el alma conserva sus diamantes,
la lengua que heredara de Cervantes
mantengo muy celoso, ¡a buen recaudo!
De aquella gente con delirio aplaudo
las obras de sus vidas importantes.
La historia los recoge en sus estantes
donde no los arrastra el sino raudo.
De España recibí como diploma
la bella idiosincrasia de su idioma
¡digna de alzar el corazón del hombre!
Sus verbos no serán para mi abuso,
y merezco un castigo si los uso
para herir la nobleza de su nombre.
A JOSÉ SANTOS CHOCANO
«Autóctono cantor de América»
Juglar excelentísimo de América,
con tu lira de sol, de monte y río,
cantan la fuente, el llano y el estío
una canción de claridad homérica.
La sangre virgen de tu voz ibérica,
con su influjo de incaico poderío,
sigue siendo un soberbio desafío
contra las voces de la edad histérica.
«Autóctono cantor» de un Continente
que se mece al vaivén intermitente
del fragor que genera el Iguazú.
Hoy vives inmortal entre los grandes
por ese monumento que los Andes
te erigen para siempre en el Perú.
BIEN O NO RIMAR
I
Aquí varios defectos como norma
le impiden al llamado “sonetista”
que un soneto, de clásico se vista,
ciñéndose a la más correcta forma.
La exigente razón no se conforma
con la nueva visión del modernista
que el fácil consonante lo despista
y las rítmicas cláusulas deforma.
Me parece una falta de respeto
contra la pluma de gentil esteta
deformar la figura del cuarteto.
Si en el arte buscamos una meta
no lo hagamos a costa del soneto
ni violemos las leyes del poeta.
II
Sabemos de la estrofa que han escrito
muchos bardos, en raro serventesio
y en vez de buen soneto, un adefesio
le han dejado a Cervantes, sin prurito.
Riman ansia y fragancia, gran delito,
y nos riman aprecio con magnesio
o consuenan desprecio y polinesio
como cosa normal en cualquier rito.
No creo que las leyes de la estrofa
merecen que se traten con tal mofa
cuando riman aprecia con amnesia,
o riman universo con almuerzo,
o arriman verso a la palabra fuerzo,
o juntan necia con la voz iglesia.
III
Carroza nunca es rima de la rosa,
ni playa es una rima de batalla;
no se debe rimar, nunca, medalla
con atalaya, porque es fea cosa.
La rima debe ser bien armoniosa:
la elle con la ye no da la talla,
que la Y griega sonora sólo halla
rima con “aya” para ser preciosa.
No es correcto rimar adiós con voz,
pues con eso causamos pena atroz
colocando al soneto en una cruz.
No se debe rimar jamás con paz
ni compás y quizás con capataz
ni se debe rimar Jesús con luz.
IV
He visto con asombro muchas veces
muchos bardos rimar feliz con lis,
que riman infeliz con tal país
y los meses con peces y sandeces.
Otros riman expreses con dobleces
o maíz y desliz con gris y anís,
cuando se sabe que desliz y gris
son rimas de distintas fluideces.
El caso y el abrazo; casa y raza
y amasa, pasa y tasa con tenaza
no son rimas que rimen, y por eso
evitar es preciso que a la brisa
le rimemos ceniza en vez de misa,
y el rezo no se arrime con el beso.
V
Los buenos juicios a lo bien rimado
de los clásicos versos que aquí copio,
aunque sean arranques de amor propio
llevan todo un principio equilibrado.
Es que el verso hay que oírlo musicado
––quizá verlo con vista libre de opio––
o a través del estricto microscopio
del audio filtrador de un ritmo alado.
Un soneto es igual que una guitarra
que si el músico experto no la afina
su música es un ruido que desgarra.
Catorce cuerdas de exquisitas notas
será el soneto que feliz culmina…
¡y no guitarra de las cuerdas rotas!
VI
Una vez escrutado lo de afuera
pasemos a mirar los pormenores
de los versos de tantos creadores
que lograron del arte justa esfera.
Padecemos de baches, que a manera
de vulgares pedruscos sin colores,
les perturban las formas interiores
que Violante a los bardos exigiera.
Si Violante volviera en este día
y topase con tanto desacierto,
seguro que a morirse volvería,
tapiando con sordera cada oído…
pues sería mejor quedarse muerto
que sufrir el pavor de tanto ruido.
VII
Exentos de idiomático artificio,
poetas que pasaron a la historia,
presentan al dosel de la memoria
la estética estructura de su oficio.
Recordarlos es justo beneficio,
pues están en la cima la gloria
y no son de materia transitoria
sino como la esencia del silicio.
Cada uno de ellos fue mandado
por el Violante de su edad hacer
un soneto con verso bien rimado.
Por eso para estar del arte a tono
siempre es bueno estudiar o releer
a quienes honran del soneto el trono.
Miami, 2009
EL VIGÍA
Desde el alto dosel del colgadizo
lanza el lente de vidrio su azagaya
y se ve la marea cuando explaya
sobre el salitre del oleaje rizo.
Un sol ardiente, de caer plomizo,
se esfuma de la última atarraya;
deja que el viento desbocado vaya
por el valle del mar. Es el hechizo,
todo luz, todo cielo… Todo ensaya
torrentes de fulgores tras la raya
que sella el horizonte tornadizo.
Un prisma de colores se desmaya
junto al borde rocoso de la playa,
y la arena empercude el colgadizo.
II
Pesca peces de lunas, El Vigía
que vela por la playa en altas horas
bajo el cielo de estrellas voladoras
que protege el confín de la bahía.
Coge perlas urgentes. Se diría
que un hato de ballenas paridoras
en un parto de mares hundidoras
parieron, en la noche, un nuevo día.
Porque Marte sacude oscuras proras,
la misión de las ansias pescadoras
su atarraya no cumple todavía.
Pero el fondo marino, de sonoras
llevadas y traídas, entre auroras
y oleajes, ¡será todo de El Vigía!
SÍMIL DEL MAR
I
Líquido tigre en una jaula ingente
construida de playas sol y arenas;
ondas airadas curten tus melenas
y un halo de salitre se hace puente.
Distante orilla tu mirada abrasa
con fulgores de cielos sin país,
y reinos de sirenas de alma gris
perlas reciben en rocosa casa.
Cuarto creciente tu colmillo afila
y ruges de mareo en la tranquila
distancia que tu voz apenas toca…
¡Oh! mar iluminado de azul bello,
¡secuestra mi sonrisa en el destello
que aprisiona tu furia en una roca!
II
Monstruo marino de afiladas fauces
que hiere hueso y carne de la orilla
cubierta con la gracia de la arcilla
que te sujeta en apretados cauces.
La fuerza del oleaje bulle y salta
sobre una cordillera de arrecifes
cuando suelta la tarde los esquifes
y el horizonte de carmín esmalta.
El vaivén de las olas de tu vientre
abre puertas azules para que entre
la flota de los astros ––mil navíos—.
y te bebes de un sorbo casi largo,
para aliviarte del intenso amargo,
las dulces aguas de sinuosos ríos.
LLUEVE
Hoy ha llovido intermitentemente:
ha llovido tan fuerte y del tal modo
que el agua casi lo destruye todo
con una fuerza de bestial torrente.
Pasa el río corriendo bajo el puente
llevándose con furia piedra y lodo
y ha dejado en el borde del recodo
piedra y lodo y gravilla, la corriente.
Donde el río incesante serpentea
las aguas han formado una batea
que parte la corriente por el medio.
A lo lejos, y al pie de las montañas
los labriegos sin tierras ni cabañas
se mueren angustiados y de tedio.
LLOVIZNABA…
No fuiste a la piscina. Lloviznaba.
Bajo sauces de grises apariencia
un cisne de fatiga y de indolencia
su plumaje, de olvido, almidonaba.
Una mano tocó tu oscura aldaba
despertando tu larga somnolencia
e hizo nuevamente la existencia
una fuente de vida que cantaba.
Alboreó la alegría tras un monte
de rosas. Al confín del horizonte
lo poblaron conciertos de violines…
Saliste de la alcoba como ondina
que buscaba el azul de la piscina
en la tarde poblada de jazmines.
FANTASÍA
I
Como campana del más alto timbre
con el badajo del metal más puro,
quiero timbrar del inmutable muro
todo silencio… Del jardín de mimbre
ha de cruzar por la copiosa urdimbre
como si fuera un musical conjuro
que abriéndole caminos al futuro
haga que el roble de la gloria cimbre.
Que el piano del jardín se desordene
para que el río una canción estrene
sobre la cuerda magistral del valle…,
que toda la natura se haga estreno,
que se hinche la nube con el trueno
y en la extensión del universo estalle.
II
Una lluvia de soles y de estrellas
caerá sobre el mar de la llanura
para borrarle de la noche oscura
los penúltimos visos y las huellas.
Soltaré mi rebaño de centellas
a que paste del llano la verdura,
a que beba en el río el agua pura
y se recreé de montañas bellas.
Desde una verde sideral baranda
el duende la noche su bufanda
de neblinas, se puso. Ya la noche
llega en puntillas a la azul laguna…
Con celestes encantos ya la Luna
recorre la campiña en áureo coche.
SOLEDAD Y MUERTE
La ciudad salvadora se derrumba.
Una furia infernal la tierra enalba.
Vemos tiniebla donde había un alba.
La aurora yace en tenebrosa tumba.
Un viento airado intermitente zumba.
La ruina viene con su testa calva.
De este dios natural nadie se salva
ni nada evita que al pasar sucumba
la cosa humana. Reducido a escombro
queda el ambiente. De dolor y asombro
se percuden la brisa, el prado, el fuerte…
¡Se espera por la mano del Señor
que regrese a salvar a El Salvador, *
hundido en pena, soledad y muerte!
*Con motivo del terremoto ocurrido en
ese país. centroamericano, en el año 2001.
LA MORDEDURA
Nació, para morder, mi dentadura,
mas no muerde con ansias de homicida;
cuando muerde, el lugar de la mordida
como en marcas de luz se transfigura.
Su signo de pureza es la blancura,
y en vez de dar la muerte da la vida;
no se nota ni rastro de la herida
que debiera dejar la mordedura.
Lo mordido me dice que yo muerdo
y queda tras el acto ese recuerdo
que no es posible que la marca pierda.
Morder es acto que su ardor no pierde
si quien muerde anestesia lo que muerde
y después, la mordida, lo recuerda.
EL AVARO
El mundo nunca expira en su confín
ni en la charca podrida del batracio;
el mundo, según Dios, es un espacio
en donde el genio desconoce el fin.
Las luchas de los necios es trajín
muy propio de los mozos de palacio.
¡Sus quejas sólo son un cartapacio
de inútiles papeles! De este esplín
tedioso, la ilusión se aburre y cansa…
¡Hasta la bestia más humilde y mansa,
cuando la empujan sin cesar, patea.
Con los tontos de siempre no termina
la contienda estrambótica que arruina
los más nobles conceptos de la idea.
TRÍPTICO A COATEPEQUE
(Ciudad en flor) y cuna de “Nando” *
I
Tú, ciudad perfumada por la brisa
del cafeto. Por ti mieles derrama
la colmena del cielo. El panorama
que circunda en tu paz de sol te irisa.
Tú, ciudad que te hiciste una sonrisa
del tamaño sin fin de tu oriflama…
Yo te quiero cantar porque me llama
la piedra de tus calles… ¡Vengo aprisa!
Quiero ser una noche huésped tuyo.
Caminar por tu campo sobre cuyo
suelo fértil se incendia el aura pura.
Quiero darme a tu voz, estar presente.
Mezclar mi sueño con los de tu gente.
¡Ser un grano de arena en tu cultura!
II
Coatepeque de soles y riachuelos;
de palomas de plumas blanquecinas,
que irrumpen en llanuras y colinas
con el arrullo de sus mansos vuelos.
El intenso azulino que en tus cielos
se inflama de centellas vespertinas,
se sumerge en las aguas cristalinas
y el lago de tu nombre siente celos.
Entre tu flora “intensamente verde”,
como un encanto natural se pierde
triste y monótono, el “dichosofuí… *
Pericos, clarinetes y chiltotas
terminan picoteando las bellotas
que no son el manjar del colibrí.
* Especie de ave en El Salvador
III
Coatepeque. Ciudad en flor. Mimada
y hermosa tierra. Sin igual pedazo
de América. ¡Jardín! ¡Qué noble lazo
te fundió con el monte y la llanura!
Coatepeque de ensueños. Cuna alada.
La bondad es un niño en tu regazo.
Siempre gustosa para el noble abrazo,
eres himno y conciencia y llamarada.
Tu zenzontle canoro cuelga el nido
en tu árbol de fuego, que, encendido
de hermosos tintes, la pradera nimba.
Y en tus noches nostálgicas y bellas
se desgrana el maíz de las estrellas
sobre el surco de miel de tu marimba.
LAS TRES MEDALLAS
Para ese bardo que la lengua trata
como si fuese una moneda pobre,
traigo pulido medallón de cobre
y así le ofrezco mi noticia grata.
Que empine su infinita serenata
donde la vida del pudor zozobre;
tal vez con esto la razón recobre
y se consiga un medallón de plata.
La palabra requiere transparencia,
porque a falta de música y esencia
pierde el verbo la gracia del decoro.
Si fuera consecuente con su idioma
le podría ofrecer mejor diploma
con un radiante medallón de oro.
LO TRANSITORIO
Tenuemente se ve en la oscuridad
una imagen de dos, que yace quieta;
(digo una imagen, porque la silueta
de los dos, tiene forma de unidad).
Debe ser que el amor —necesidad
que sufren los vivientes del planeta—
sólo se logra cuando se concreta
la unión de una mitad y otra mitad.
Más tarde, si pueriles tempestades
dislocan la unidad, las dos mitades
ruedan perdidas hacia opuestos polos;
persiguen, a la vez, distintos puntos.
¡Por eso tantos que vivieron juntos
vagan ahora por el mundo, solos!
CAMPANA REPICA
A los viejos que pronto van a guardar el carro
en ese hueco oscuro que otros llaman garaje,
les advierto que es hora de dar el justo viaje
que dejaron dormido detrás de algún cacharro.
Como viejos recuerden que hasta por un catarro
pueden perder de pronto su pellejo y su traje;
volvérseles de noche la aurora en el paisaje
y hacérseles el oro montañas de guijarro.
No esperen por el hombre ni por el sustituto.
¡Que si mueren ahora, o si mueren mañana;
que si mueren diez años a contar de este día…!
Escucha la campana, mi amigo, no seas bruto.
Tan sólo por un muerto repica esta campana.
¡Si puedes escucharla no has muerto todavía!
A MIGUEL HERNÁNDEZ
En el centenario de su nacimiento
Este inmenso español de pura cepa
subió montañas e inundó los prados,
y trepó con sus versos los estrados
a donde el sol de los humildes trepa.
Quien apreciar su magnitud no sepa
es porque habita con los desterrados
o porque el fuego de temibles hados
en lo estrecho del alma no le quepa.
No sigo a don Miguel por esos toros
ni porque tenga sangre de los moros
(si la tiene) y le inunda su alta veta.
Lo admiro por rebelde y porque tuvo
los temples de poeta cuando anduvo
los caminos de espinas de un poeta.
ADIOSES A LOS POETAS IDOS
VICENTE CANO CANO
A su memoria
En todas partes floreció su nombre
¡por eso siempre parecía un huerto!
Era un amigo generoso, un hombre
fuera de serie para haberse muerto.
A nadie asombra que la fe se ahombre,
que le nazcan gardenias al desierto,
que al mismo cielo la verdad asombre,
que el mundo crea que parece incierto.
En todos los corceles de La Mancha
hoy galopa su voz. La ruta es ancha
¡como las rutas de la inmensidad!
Es un reguero de esplendor su gloria.
Cada poeta escribirá su historia
en los granitos de la eternidad.
TRÍPTICO
Después del funeral de Germán Pardo García
(I)
Deshabito la vida que habitaba.
Con la ternura dolorida en verso,
tocó por otros mundos otra aldaba
y le abrió su palacio el Universo.
¡No se sabe si duerme, ríe o canta!
pero se sabe que está allí en el cielo,
y que el pájaro gris de su garganta
no ha detenido su sonoro vuelo.
No muere el genio de un poeta grande,
pues con la muerte la visión se expande
y alcanza insospechadas dimensiones.
Después del coro de sus funerales
se marchó con los hombres inmortales
a vivir en las místicas regiones.
(II)
Morir no es irse en su acepción total:
Morir es la sutil transmutación
de alejarse del ruido mundanal
y sentir la suprema salvación.
Morir no es eso que con torpe afán
el hombre teme en su mezquino amor.
Morir es bueno, pues los que se van
no vuelven a la vida y al horror.
Solo lo huérfanos que deja el bardo
llenan la copa de encendido nardo
con la ardiente ternura de la pena.
Pero la gloria que al poeta alumbra,
en la triste orfandad y en la penumbra
se convierte en aurora nazarena.
(III)
Dejad que el genio su silencio abrace
o que entone su eterno miserere.
El mundo ríe cuando un niño nace
y luego llora cuando un hombre muere.
No comprendemos el sublime instante
del fuego hermoso que la vida prende;
la carne –la materia disonante–
al abismo, sin mérito, desciende.
Pero el alma –pavesa de la vida-
no se apaga jamás, porque encendida
deshace psicológicas abulias…
Sobrepasa los lúgubres vestiglos
y en los anchos salones de los siglos
prosiguen las románticas tertulias.
A NIEVES HENRÍQUEZ PÉREZ,
Gran Canaria, (1929-2007)
Entre cósmicas liras de Occidente
Nieves Henríquez Pérez se nos va
y un reguero de estrellas fulge ya
en las rutas del “Viejo Continente”.
Como lucero con fulgor de Oriente
vino su esencia con fulgor de allá…
y con prisa un adiós joven nos da
desde el alto palacio del Poniente.
No es de tonto infatuado que la tilde
de poeta inspirada, pero humilde,
nacida en el encanto de La Palma,
(que es islita muy cerca de nosotros
los de Cuba). Ya Nieves usa potros
que galopan los ámbitos del alma.
A PABLO NERUDA
Chileno (1904-2004)
31 aniversario de su muerte,
11 de Sept., 1.973
Inmenso como el hondo Pacifico rugiente,
sueña Pablo Neruda bajo su losa fría:
La Isla será negra, mas su tumba es la vía
que cruza todo el orbe con puntos en Oriente.
Hasta el Sol necesita del índice fulgente
que señala su meta de luz y poesía.
En su barco de sueños Matilde dirigía
—su mejor consonante–– desde el alado puente.
.
Tú, Neruda, caíste bajo huracanes fieros,
por radas y bahías cruzaron tus veleros.
Caminaste la ruta cabal del hombre humilde.
Pero siempre tu barco — que las olas alegra—
carenaba en Su isla: la preciosa Isla Negra
donde duermen su gloria tu musa, tú y Matilde.
Miami, 2004
UN ADIÓS POR ARLENE
Un adiós entre lágrimas profundas,
de las más escondidas en aromas;
se va como en un vuelo de palomas
por cielos de galaxias moribundas.
Va regando praderas: las fecundas
praderas, y los huertos, y las lomas:
Hoy le cantan en todos los idiomas
las estrellas del Orbe, rubicundas.
En el valle aletean, en bandadas,
alondras por el cielo iluminadas,
bajo nubes radiantes y plomizas:
Se juntaron masivas, en columnas,
y vuelan como cárdenas alumnas
tras el polvo de luz de sus cenizas.
Miami, marzo 3 de 2010
A RAÚL VELASCO
México 1933-2006
Tan alto puso a México su nombre,
que en la patria mimada de Jalisco
un volcán se convierte en obelisco
y con su fuego se eterniza el hombre.
¡No dudo que el Pacífico se asombre;
haya duelo de asombro en cada risco;
que se fuguen mil potros del aprisco
y se asombre, su nombre, de renombre!
Raúl Velasco convirtió en praderas
de amistad, el camino. Sus esferas
cubren ahora, celestial chubasco.
Y de la esfera, por el casco rota,
brotan rutas azules, donde trota
el áureo potro de Raúl Velasco.
Miami, 2004
ELIANA GODOY GODOY
Chilena, (1925-2006)
Dama del Austro, de sutil relieve:
ponía, sus haikús de gracia plena
(quince mil) a volar en su colmena,
siempre vestidos de plumaje leve.
Su maestría en el poema breve
le ganó méritos en patria ajena;
a su Chile cantó dulce y serena
donde la brisa las acacias mueve.
De su sitio de sol, de sal y arena
no queremos que nada se la lleve
al olvido de extraña cripta obscena.
A la Parca ––temida por aleve––
los ángeles de bien le dan condena
de espinas entre cárceles de nieve.
Miami, 2006
A ELIANA ONETTI
Cubana (1944-2008)
Un alma que se va y nos dice adiós
sólo lleva su gloria hacia la Nada:
se fue con sus laureles coronada
y el lazo existencial se parte en dos.
Eliana quiso así marchar en pos
de alguna bella realidad nimbada
por las manos finísimas del hada
que labora a las órdenes de Dios.
Ahora Caliope se nos queda viudo
y está Roberto que con flores pudo
decir su adiós a la materia inerte.
Se queda atrás la dolorosa herida:
¡la dura sensación con que la vida
divulga, sin escrúpulos, la muerte.
Miami, 2008
** Calíope: su organización literaria.
Roberto: su esposo
A ODÓN BETANZOS PALACIOS
Español (1925-2007)
Odón Betanzos Palacios, ha muerto
para los hombres del materialismo,
pero Odón vive exacto su idealismo
fecundo y claro como libro abierto.
La blancura en el lirio de su huerto
le perfuma de amor el simbolismo,
para que cante con romanticismo,
¡a voz del vate, su mejor concierto.
Como quien vuelve a su nativa selva
volvió a Rociana. Su querida Huelva
sus sacros restos con ternura toma
dando reposo a su inmortal figura,
para que desde aquella sepultura
florezcan los laureles del idioma.
Miami, 2007
A VIVIANNE ALEGRET
Cubana (1950- 2011)
Buena amiga y poeta, más que todo,
al marcharse a vivir en la otra vida
hace un nido de paz en una herida
que mucho va a dolernos, pues el yodo
que se empoza del alma en el recodo
como único encuentra una salida
es al bien de una lágrima vertida
que perfume el rosal limpio de lodo.
En Vivianne Alegret hubo la gracia
que la vestía con la aristocracia
de lo más elegante que tenía…
Se habrá ido del páramo terreno
pero el sino del alma no es ajeno
a su nombre que vive todavía.
Miami, 2011
A ANTONIO GONZÁLEZ GUERRERO
Español (1954-2004)
Nos dijo adiós deprisa con la urgencia
de quien debe cumplir otro deber,
como si hubiera, para su quehacer,
una nueva misión en su existencia
que debiera cumplir como exigencia
de algún pedido del Supremo Ser…
Ya por los reinos del anochecer
transita en su elegíaca diligencia.
Cantó a la vida y al sentir profundo.
y deja huérfano de amor un mundo
del que apenas viviera la mitad.
Medio siglo de vida para un hombre
que tuvo gracia, inspiración y nombre,
le roba al tiempo su mejor edad.
Miami, 2004
A JOSÉ MIGUEL OXHOLM
Puertorriqueño (1927-2004)
La nave Puerto Norte y Sur arría
sus velas, y el impulso del oleaje
le impide al timonel seguir el viaje
rumbo a los puertos de la poesía.
La nube de la muerte — tosca y fría—
clava su barco en azaroso anclaje.
Las golondrinas de su azul paisaje
lloran la angustia de la gris bahía.
Mas no queda sin norte su bajel,
porque Alicia –del sabio timonel–
ha de tomar la brújula y los planos,
para que siga Puerto Norte y Sur
su eterno viaje por el hondo azur
con que pinto José los oceanos.
Miami, 2004
** Alicia: la viuda de José
Puerto Norte y Sur: su revista literaria
OCTAVIO R. COSTA
Cubano, 1915-2005)
Para un noble quehacer predestinado
— Poeta, periodista y pensador—
cumplía con paciencia esa labor
que fuera su más bello apostolado.
De su estilo fecundo y acendrado
queda el arte cubierto de fulgor
y en su frente los lauros del honor
su mundo de saber han constelado.
La tinta de su pluma se derrama
sobre el fofo sin fin del panorama
donde fue su palabra viva hoguera.
Porque la pluma colosal de Costa
nunca detuvo en la dispute angosta
la firme espada de su gran trinchera.
Miami, 2005
A PEDRO MARDONES BARRIENTOS
Chileno (1928-2006)
Poeta noble con calor de abrigo;
del arte con dominios absolutos;
en tus manos sentí los atributos
que dan valor a la palabra amigo.
Sólo tres horas compartí contigo,
las que pasaron como tres minutos.
Tiempo bastante para que tus frutos
me dieras con los panes de tu trigo.
Ahora somos recuerdos diminutos,
huérfanos abrumados entre lutos
en la tarde sombría. Y el mendigo,
que soy yo, va por ti cruzando hirsutos
pedregales sin luz… Tus impolutos
versos de pan y de candor, persigo.
Miami, 2006
A JUAN PABLO II
Polaco (1920-2005)
Sin Juan Pablo (Segundo) el cristianismo
se queda a la deriva en mar profundo:
pareciera que al irse, en un segundo,
tras su paso dejara un hondo abismo.
Patriarca del amor y el humanismo,
sirvió de faro orientador al mundo;
contra abuso y pobreza fue rotundo
— males que tuvo que sufrir El mismo—.
Presumo que dirán que con su ida
perdió su timonel la fe cristiana…
Con los ojos del alma —ya sin vida—
se asoma de la Gloria a la ventana
para ver ¡hasta cuándo, desunida,
se debate sin luz la estirpe humana!
Miami, 2005
A MARTHA PADILLA
Cubana (1928-2004)
Para nombrarte no me duele el hombro
ni creas que ya es tarde para hacerlo,
que el amor si hay amor para crecerlo
no teme ni al olvido ni al escombro.
Con fuego de tu voz y de mi asombro
riego tu nombre de fulgor, y al verlo
florecer como un lirio he de tenerlo
con la miel de la copa que te nombro.
Por tu verso —vibrante melodía—
nos llegaba la esencia que fluía
como río sonoro. Yo te hermano
con la rosa, a la risa y al rocío
y soy náufrago nuevo en ese río
de ternura que corre por tu mano.
Miami, 2006
A MIGUEL DE VARONA NAVARRO
Cubano (191-2004)
Para llegar a la infinita hacienda
donde el vate desteje nueva rima
será preciso que un fulgor la cima
de su glorioso transitar, encienda.
Ha levantado su radiante tienda
donde más la palabra lo aproxima
a las luces del sol… Con una opima
tarde de mieses llenara su agenda.
Este Miguel de Varona Navarro
canta lejos del rústico guijarro
y no lo afecta el pedregal hirsuto.
Se fue gozoso a plenitud de vuelo.
No tiene espacio su infinito cielo
para ocuparse del adiós y el luto.
¡Se marchó con su verso y su guitarro!
Miami, 2004
ºA ESTRELLA BETANCES DE PUJADAS
Dominicana
Estrella: nombre con fulgor de cielo,
se nos fue con el último celaje;
ya se aleja su místico carruaje
de la oscura comarca sin consuelo.
Descubrió la salida de este suelo
por la ruta más bella del paisaje;
de la veste mejor la viste el traje
que marcase su musa para el vuelo.
Cubierto su albo ser con roja tiara
se va llovida por la noche clara,
de mágicos rocíos de la lumbre.
Por la orilla sin flores del planeta
nos verá con sus ojos de poeta
como a una sombría muchedumbre.
Miami, 2004
A MARGARITA ROBLES
Cubana (¿-? )
Se nos fue quien al verso puso un ala
para un vuelo a un país que no tenía-
—quizás un viaje de una sola vía- ‘
y un adiós sin espera y sin escala.
De Martí recogió suspiro y bala
y amó al Apóstol de su fantasía
¡para hacerle creer que en ella había
perfume de un jazmín de Guatemala!
Dios quiera que, ya libre, con su astro
visite la morada del «Maestro»
y con Pura del Prado se reencuentre;
que renueve el jardín con sangre fresca
¡pues la angustia regada es más grotesca
y la patria es dolor de un solo vientre!
Miami, 2004
A OCTAVIO PAZ
Mexicano
La Parca, lentamente, por el vino:
En un monte de rosas y laureles
lo miro con sus versos y sus mieles;
con su luz, con su pan y su destine.
La Parca siempre llega con su sino,
que acompañan tormentas y lebreles,
y al igual que al infiel, a los más fieles
se los lleva en su inmenso remolino.
Para el alma del Verbo, que fue Paz,
la muerte debe ser como un voraz
incendio que consume y diviniza.
0 más bien, yo diría, que es incendio
que reduce la vida en un compendio
de gloria y de fulgor ¡en la ceniza!
Miami, 1998
A LIBERTAD LAMARQUE
Argentina (¿-2000)
Novia de América y del mundo eres
porque no se termina lo que fuiste.
Dejas la tierra que habitabas, triste,
y en un hechizo, de alegría, mueres.
Lo que soñaste ayer y ahora quieres
lo tendrás a tu lado. Lo que hiciste
fue mudarte de sitio. (Lo tuviste
que hacer así, ¡fugaz! Con eso adquieres
dimensión de elevada jerarquía.
Si estuviera en mis ámbitos, haría
de la tierra y el cielo un solo parque
de enjardinados surcos y canteros,
con techumbre de soles y luceros
para tu estancia, Libertad Lamarque.
Miami, 2000
A RAFAELA CHACÓN NARDI
Cubana (1926-2001)
Pierde el Parnaso la mejor estrella:
¡Cómo el adiós aceptara el Parnaso!
Dejaba chispa celestial su paso
¡y se queda la ruta gris, sin ella!
Sobre su paso quedará la huella
del albo trote de su azul Pegaso.
Cuando deje la puerta del ocaso
será en el cielo simplemente bella.
Para el brindis glorioso tengo el vaso
y tengo el vino que la historia sella
y que con sello de blancor, envaso.
Fue divina y poética doncella…
«¡Si la estrella mejor pierde el Parnaso
gana el empíreo la mejor estrella!»
Miami, 2001
A ARÍSTIDES SOSA DE QUESADA
Cubano (1908-2000)
Nunca supo el Parnaso de más alas
ni el espacio dispuso de más cielos
que los que este poeta de altos vuelos
recorriera en sus místicas escalas.
Hombre justo y de bien y cuyas galas
dieron toques de gloria a sus anhelos.
Por su tierra afloraron sus desvelos
en las épocas buenas y en las malas.
Del sonoro vocablo usó los hilos,
Vivió tiempos salvajes y tranquilos.
Conquistó de la patria los laureles.
Mi corcel de patriota busca soles
que iluminen de nuevos arreboles
su jardín de radiantes canisteles,
Miami, 2000
A HEBERTO PADILLA
Cubano (1932-2000)
Ante la muerte de un poeta ilustre
las plumas de la tierra vierten luz,
y donde queda la materia en cruz
buscan el alma para ver su lustre.
Alto en el verso, de palabra erguida,
sigue el poeta un luminoso rastro;
sobre rutas de mármol y alabastro
se marcha con su antorcha definida.
Su verbo fácil trascendió la altura
de la gloria, y le deja su cultura
con su más indeleble permanencia.
Adiós cubano: portador del hombre
que iluminó el idioma y le dio nombre:
¡La historia brilla con tu rica herencia!
Miami, 2000
A CLARA NIGGEMANN
Cubana (1910’2000)
Desde esta dama de la poesía
fluyeron los poemas como un río;
el cielo le entregó su murmurío
y los bosques le dieron su armonía.
Claro, como su nombre, le corría
por cada vena un manantial de estío
y adornaba su verso el atavío
de la más elevada maestría.
Fue maestra impecable del soneto
por quien todos sentían gran respeto.
Selectiva, exigente… En consonantes
el árbol de su vida se deshoja.
¡Sublime dama: que el Señor te acoja
junto a Lope de Vega y de Cervantes!
Miami, 2000
nA JOSÉ POVEDA DE CASTR0
Español (¿-2000)
La palabra del vate no está muda:
la muerte tras la vida es temporera
si ha dejado una chispa y en hoguera
transforma las neblinas de la duda.
Aunque el viento del antro lo sacuda,
la antorcha no será perecedera
cuando gire del cosmos en la esfera
y descifre la cifra más aguda.
Este vate español se fue a la gloria
con múltiples recuerdos. En la historia
su nombre queda impreso como un sol…
Mi homenaje le llega en castellano:
De mi parte, con fe de buen cubano,
para quien supo ser buen español.
Miami, 2000
A OSCAR ABEL LIGALUPPI
Argentino, (¿-2000)
Inmenso Vate! No te digo abur
porque solo partiste hacia un País
de combado horizonte y es de lis
tu voz que llega al infinito azur.
Con tu palabra, de virtuoso augur,
libras las rutas de su intenso gris,
y hay un monte de luz al que subís
desde tus prados en el Reino Sur.
Las Pampas lloran cuentas de rocío.
El Plata, más de plata que de río,
se desborda de arpegios y donaires.
Y las voces de Borges y Gardel
cantan tu gloria sobre el carrusel
que circula el confín de Buenos Aires.
Miami, 2000
A BENITO DOMÍNGUEZ
Cubano (1914-2002)
Poeta que en el filo de la pluma
derramaba la luz de la cadencia
y cuya luminosa transparencia
reflejó, de su vida, gracia suma.
Cortó aristas hirientes de la bruma
con la llama del verbo, Su vigencia
hizo crecer un huerto cuya esencia
divina, el ámbito del Ser perfuma.
Casi un siglo de riego y de semilla
tiene la marca que a su paso brilla
-poeta con anchura de universo-.
Sobre su impronta fiel: su poesía,
ya es jinete la voz de su armonía
cabalgando en el potro de su verso.
Miami, 2002
A ADOLFO MARTÍ FUENTES
España-Cuba) (1922-2002)
Herencia de Espinel y de Cervantes:
con su verso octosílabo y sonoro,
a Cuba trajo en una jaula de oro
las golondrinas de sus consonantes.
Desprendió los rubíes y diamantes
de las plumas de sol del tocororo,
y en cofre de laúd guardo el tesoro
de sus rimas sonoras como cantes,
Amó Las Tunas de El Cucalambé,
y en güiros sin pulir bebí el café
de las noches del Indio Naborí,
Aunque fuese español fue tan cubano
que la suerte le dio el acento hispano
del insigne apellido de Martí.
Miami, 2003
A LALITA CURBELO BARBERÁN
Cubana (1930-2002)
Su verbo luminoso diole a Holguín
el agua de una luz de alado hechizo,
y con la miel de sus cantares hizo,
del suelo en que nació, rubio jardín.
Una mezcla de diosa y querubín
semejaba su vida… En el bautizo
tuvo del cielo el adorable rizo
que adornara su frente de jazmín.
Era leyenda en su región natal:
como faro que al ámbito oriental
le prestara a la vez cultura y guía.
En su patria de amor late la queja
de su cósmica musa que nos deja
con los misterios de su poesía.
Miami, 2002
A IRMA RUIZ DE CONTE
Argentina (¿-2005)
Cuando un poeta iluminado parte,
Como en viaje infinito y sin regreso,
se aliviana la esencia: deja el peso
que la tiniebla corporal comparte.
Se muere la materia, pero el arte
que puliera su pluma sigue ileso:
fulgura de belleza: como un beso
por el labio del mundo se reparte
En la plaza solemne, sin bandera,
regada muchedumbre se aglomera
para darle suntuosa despedida.
Se va con ala de centella el tren
y el alma queda en el dolido andén
con la mirada de paloma herida.
Miami, 2005
A MIGUEL GONZÁLEZ
Cubano (¿-1996?)
I
¡Un vate inmenso que al azul partió!
Y yo, que ardí con su mejor debate,
me quedo ahora en desigual combate
con la honda orfandad que me dejó.
Sin norte cierto, ¿con que rumbo yo
puliré de mi verso el disparate?
¿Qué brújula será la que rescate
la nave que en el tiempo naufragó?
Si la muerte es un puerto aciclonado,
que a la orilla de un mundo inescrutado
matiza un alba con olor a huerto…,
yo dirijo mi prora hacia su rada,
y realizo un anclaje en la alborada
que encortina la niebla de su puerto.
II
Náufrago de los mares de su sino,
cantó la pena de los callejones,
les puso aleros a los barracones
y lloró con los pobres sin destino.
Este vate esencial que de allá vino,
¡de allá!, de las inhóspitas regiones,
de noches, desalojos y carbones,
¡y cansancio de polvo de camino…!
No es cierto que pasara a mejor suerte,
ni creo que en los predios de la muerte
goce, Miguel, la inspiradora meta.
¡Si el cielo se tornara en un palacio,
no fuera todavía un buen espacio
para la dimensión de este poeta!
Miami, 1996
A DARÍO ESPINA PÉREZ
Cubano (1925-1996)
Darío Espina Pérez, hombre insigne:
maestro del honor y la amistad…
¿Cómo hacer que el rebaño se resigne
substraído a vivir en la orfandad?
No será extraño que el Señor le asigne
la losa más azul de su heredad;
ni que todo el Parnaso se persigne
frente a los Templos de la Eternidad.
Para hacer que en el ámbito resuene
la palabra sutil, y el cielo estrene
lo mejor del rosal, a su llegada…,
los soles que custodian el Arcano
le harán guardia de honor y el meridiano
le dará permanencia a su morada.
II
Desde aquella elevada residencia
donde todo esplendor se purifica
y la materia se transforma en rica
mañana de inviolable transparencia…,
desde el alto sitial donde la esencia
que ha creado el amor, se multiplica;
donde Dios con el Ser se identifica
para hacerse unidad en la conciencia…,
desde allí, su palabra será riego,
desde allí su palabra será fuego:
–al mismo tiempo surtidor y llama–.
Y el choque de su fuerza inspiradora
será a la vez anochecer y aurora
sobre el espectro azul del panorama.
Miami, 1996
A OSCAR PÉREZ MORO
Cubano (¿-1996?)
Cuando muere un poeta marca el duelo,
sus límites, con rayos tremebundos
y en las horas se vuelven los segundos
como enjambres de penas en un vuelo.
La noche impone sobre el Sol su velo,
y se ahueca de abismos tan profundos,
que ladran –como canes iracundos–
los clásicos panteones ¡y arde el cielo!
Converge su camino en un recodo
del sueño ilimitado, donde el lodo
jamás se ha visto ni con voz remota…
Yo le auguro, de mármoles, un parque:
¡Base de un nicho superior que abarque
los ámbitos del tiempo que se agota!
Miami, 1996
A CARLOS FOJO HERMIDA
Cubano (¿-?)
Era una tarde de alegría y gala,
una tarde de versos y de suerte
donde el alma sonríe y se divierte;
una tarde de amor. La hora mala
de pronto apareció como una bala
vestida con su túnica de muerte,
y al cuerpo del poeta dejo inerte,
¡pero no pudo cercenarle el ala
a su musa infinita que ya vuela
al Reino de la Gloria; a lo absoluto!
Con él se lleva la mejor esquela,
la palabra mejor, el mejor verso…
La poesía no estará de luto
porque él la canta por el Universo.
Miami, 1989
A HERMINIA NARANJO HERNÁNDEZ
Gran Canaria (¿-2010)
Al morirse un poeta pierde un vuelo
el pájaro del tiempo, y en la esencia
de la mística gris hay transparencia
como de espacio azul o tenue velo.
Para tanto dolor queda el consuelo
de todo lo vivido. En la conciencia
la virtud es recuerdo y permanencia
que nunca morirán en el desvelo.
Herminia no se ha ido: Herminia vuela
por regiones azules. Su alma en vela
del piano celestial toma la escala…
Hoy la vida es etérea: transparente:
la vemos en la cumbre y en la fuente;
en la rosa, en el verso, y en el ala.
Miami, 2011
A ULISES PRIETO
Cubano (¿-?)
¡Ha muerto nuestro Ulises! Pero Ulises
no es un muerto sumándose a otros muerdos.
Se ha marchado feliz hacia los huertos
sembrados Je gardenias y de lises.
¡Ha dejado estos páramos! Los grises
países donde hay tantos desaciertos;
ahora canta y recita en los conciertos
de elevados y místicos países.
Yo sé que si el Señor propone un día,
a Ulises, el urgente compromiso
de volver a la tierra, ¡no lo haría!
Ya a la tierra le basta con su historia,
y Ulises está allá en el Paraíso
disfrutando las mieles de la gloria.
A MUERTE GEMELA
(La caída de las torres)
I
Para decir la pena el verbo mío,
bajo la sombra del viciado duelo,
no sabe si buscar alas y vuelo
o disfrazarse de apacible río.
Para oponer el reto, el desafío
debe tener inmensidad de cielo,
y no sé si el enojo del flagelo
será la cura para el hecho frío.
Pedir que el cielo se desplome es pío;
querer que la palabra quiebre el suelo
me parece un remoto desvarío…
¡Por lo pronto me quedo con el río;
dejare que !a multa la dé el cielo
y más tarde lo apruebe el verbo mío!
II
La gente no se sale del asombro,
por eso no comprende todavía
¡cómo pudo del hombre la osadía
volver arcilla de guijarro un hombro!
El nombre lo silencio; no lo nombro,
pues es un gasto inútil de energía;
pero lo nombra el grito de agonía
de la voz de ceniza del escombro.
Como en una sangrienta letanía
me saco el corazón; ¡me lo descombro!
y doy con el la reticencia MIA,
pues yo mismo hasta ahora todavía
no he podido salirme del asombro
¡ni creo que me saiga ningún día!
III
De la piedra, del vidrio y del acero,
rebajados al temple de la acera,
sale el humo letal, como si hubiera
sucumbido la gloria. En desespero
se quedó la ciudad. El golpe artero
es más agudo cuando no se espera.
¡Se tornó su fulgor ingente hoguera
y la hoguera en oscuro cenicero!
Pero el tiempo será la noble obrera
que torne realidad una quimera…
Y el Señor ha de ser el jardinero
que baje por su mística escalera
y recoja los polvos de la acera
para hacer un jardín del cenicero.
Miami, 2001
FÁBULAS
No tomemos las fábulas en serio,
la fábula es mentira disfrazada.
A la gente que está fanatizada
le turba la razón con el misterio.
Quien quede dominado por su imperio
ya no puede jamás regir en nada.
Se queda a su merced la voz clavada
cual si fuera en terrible cautiverio.
El libro de las sabias conjeturas
está lleno de tantas chifladuras
que el necio las repite en un susurro…
El burro que tañó la flauta aquella
se extasió de una música tan bella
que soñó con ser sabio siendo burro.
EXIGENCIA
Un soneto me exige un petulante
y piensa que me pone en un apuro.
No sabe que el soneto lo procuro
con la misma pureza del diamante.
Lo puedo componer en un instante,
pero quiero de todo estar seguro,
por eso las palabras no apresuro
y busco, cuidadoso, el consonante.
Para hacerle creer que soy un tonto
al tiempo de Violante me remonto…
Él goza cuando ve que no me llega
el terceto final. Ya se imagina
que me puede enseñar esta rutina
que Violante ensayó en Lope de Vega.
EL ESTRAMBOTE
Si un soneto requiere un estrambote
ya pierde su valor como soneto;
un hombre conocido por un mote
ya pasa de ser hombre a ser sujeto.
En las catorce líneas hay un brote
de verdadera concepción. Yo veto
la añadidura de cualquier bigote:
el estrambote, que parece un peto.
El estrambote lo inventó un poeta
que no le cupo su noción compleja
en catorce jirones como es norma.
El estrambote para mí es un rabo
que viene a resultar en menoscabo
al clásico soneto y su actual forma.
UN SONETO ESTRAMBÓTICO
Añádele al cuarteto otro cuarteto:
Si logras dos cuartetos parecidos
ya puedes comprender por los sonidos
que lograste el dominio del soneto.
Le arrimas al terceto otro terceto
con cadencia agradable a los oídos,
y si sientes que laten tus sentidos
ya sabes que el poema está completo.
Más, eso nada mas, es tontería.
Luego debes ponerle fantasía
y hacerlo que camine por sí solo.
Debes ir en las alas de Pegaso,
recorrer las fontanas del Parnaso
y beber de sus linfas con Apolo.
Si después de acabado está confuso,
añade el estrambote (ya en desuso),
y te harás entender de polo a polo.
ACUSO DE RECIBO
En verdad tus sonetos me trajeron
las dulces mieles de tu abeja pura,
y son más dulces que la raspadura
que las cañas de Cuba produjeron.
Del íntimo central, donde molieron
mis manos, cañas de sutil blancura,
son los azúcares que el alma apura
y las gotas de sol que te curtieron.
Y si un aire nostálgico te embarga;
si crees que la vida es copa amarga,
con panales de miel te reciproco.
Pero nadie sabrá lo que el destino
le pone a cada cual en su camino…
¡Yo nunca lo sabré ni tú tampoco!
POETAS LOCALES
Ese trovero que tan sólo canta
al pobre predio que lo vio nacer,
por vivir del monótono quehacer,
jamás su voz de lo pueril levanta.
La pasión infantil que lo amamanta
al pecho virgen que le diera el ser,
le niega la ascensión para entender
que entre logros efímeros se achanta.
El poeta moderno -el modemista –
no ha de ser comarcano o localista,
ni eterno soñador del mismo puerto.
¡cántale a tu rincón de vez en cuando,
sin que parezca que le estás llorando
a un ser amado que recién ha muerto!
VENDEMOS PROPIEDADES…
I
Tengo un buen plan que nos dará dinero,
(digo que nos dará porque hay un socio
que quiere acompañarme en el negocio)
y yo también, que me acompañe, quiero.
Ser fanático ardiente es lo primero,
después, hacerse acreedor del ocio.
Una vez que se abrace el sacerdocio
cualquier engaño sonará sincero.
Venderemos espacios de conciencia,
hectáreas florecientes de inocencia
por hipócritas lagrimas regadas…
A cambio, pediremos donaciones,
y haremos parecer los corazones
como filas de hogueras apagadas.
II
Venderemos parcelas en el cielo
–muchos quieren comprar el Paraíso–
y dieran, por tal cosa, si es preciso,
las deudas contraídas en el suelo.
Nadie osará miramos con recelo
si rentamos el alma de un occiso,
o si vendemos la porción de piso
donde edifica la viudez el duelo.
Todo será vendible en esta empresa,
lo mismo una traición que una promesa
Le pondremos un precio a la verdad.
El derecho al poder será vendido,
para que tenga el hombre envanecido
el mundo entero de la vanidad.
MI CREENCIA
«¡Que dulce es evocar la noche aquella!»
Clara en el prisma que la ve el asombro.
Siento un golpe de sangre si te nombro.
¡Cómo sangra el fulgor que me atropella!
El hombre, que al revés sigue tu huella,
se asusta con la piedra del escombro,
y si ve que la llevas sobre el hombro
nunca te ayuda a padecer con ella.
Un hombre escribe. Muchos hombres leen
Muchos lectores donde todos creen
todas las fábulas del hombre listo.
Porque en fábulas tontas nunca creo,
me han querido tildar de ser ateo…
mas yo creo en tu Padre, Jesucristo.
SOY PATRIOTA
Yo soy patriota universal. No duermo
desvelado por África y su hambruna,
por la América hispana sin fortuna
donde olvidan al pobre y al enfermo.
Me preocupa la gente que en un yermo
país del Asia habite ardiente duna,
o que un sólo habitante nos desuna
y nos legue un sentir de paquidermo.
Tiene un falso valor del patriotismo
quien padezca de patrio infantilismo
y piense que su patria es la más bella,
Ser patriota es cumplir adulta edad:
Saldar sus cuentas con la sociedad
y no esperar retribuciones de ella.
CEGUEDAD
Anduvo en busca del hermoso sino
de la piedra fulgente y de la rosa,
pero a su cueva de intrincada losa
le tapiaron la puerta y el camino.
Cada humano se forja su destino
y se vuelve un esclavo de su cosa.
Una vez que sucumbe ante la fosa
no distingue entre el ceibo del espino.
Idolatra los dioses por herencia,
pero no se descubre la conciencia
por temor a que salga la mentira.
Es mejor comulgar con el engaño,
obediente al pastor de su rebaño,
que sufrir los embates de su ira.
II
El hombre sabe simular su empeño
bajo cierta apariencia de verdad,
al ponerle un fulgor de realidad
a la tiniebla que circunda el leño.
Se viste él mismo de señor y dueño
y oculta la soberbia en la humildad,
para que, cauta, en él la sociedad,
piense que alcanza el añorado sueño.
Así a la ingenua muchedumbre pierde
porque en el polvo miserable muerde
confundiendo la gloria con un cirio.
Sigue sus pasos la radiante huella
y descubre asombrada que la estrella
sólo alumbra el sendero del martirio.
EL LOBO
Estaba el lobo en su cubil tendido
asechando el pasar de alguna oveja.
La atención alertada en cada oreja
le traía el mensaje a cada oído.
Pero el sabio pastor, que conocía
los fines de la fiera agazapada,
distrajo, con un ruido de manada,
al lobo, que, taimado, se escondía.
El pastor le echó mano a su trabuco,
aulló como otro lobo y ese truco
mantuvo al animal entretenido.
¡Disparóle un balazo entre las cejas!
Mas aun muerto intimida a las ovejas
allí a la entrada del cubil, tendido.
EL NIÑO
(Desastre natural)
El Niño estuvo anoche aquí, en mi casa;
se ensañó con mi huerto, enfurecido.
El árbol de aguacate ha demolido
y del árbol de mango hizo una masa
de gajos retorcidos… Si rebasa,
mi patio, el ventarrón que lo ha batido,
podrá contar, después, reflorecido,
¡lo que sucede donde El Niño pasa!
Cuando este Niño colosal se ofusca,
convierte la arboleda en charamusca
y con las flores del jardín arrasa…
Al ver todo el sembrado vuelto escombro
los vecinos descubren, con asombro,
¡que El Niño estuvo anoche aquí, en mi casa!
II
Este Niño –señor de piedra y palo–
no parece tan Niño cuando llega.
A su paso los árboles doblega
y hace del bosque su camino ralo.
Se cree que el caserío es un regalo
que cual dócil paloma se le entrega.
Después que toma su botín lo riega
con todo su impudor de Niño malo.
Talador sin conciencia tiene un hacha
que suele manejar de racha en racha
y tala aquello que yo nunca talo.
Donde impone este Niño su paliza,
de las sombras esparce la ceniza,
mientras mata la luz a piedra y palo.
1998
TRÍPTICO
I
Desde los templos de la tarde el coro
de los dioses del bien busca la umbría
de la noche en silencio. En la vacía
tumba de un héroe recubierta de oro,
el angélico grupo irrumpe en lloro
triste que llena de región sombría,
como una queja que la luz envía
con música del himno más sonoro
que jamás ha cantado coro alguno.
La misión se termina, y uno a uno
la tropa de querubes se disuelve…
Pero al día siguiente, en la mañana,
se ve al coro que en una caravana
hacia el palacio de la tarde, vuelve.
II
La misión de la hueste es repetida
de tiempo en tiempo: repetida llama
que palidece cuando el héroe clama
que está perdiendo su señal de vida.
En el mundo real, que el hombre cuida,
sobre los héroes, que han ganado fama,
no todo el tiempo su nación derrama
el honor sepulcral…, y hasta se olvida
la causa de sus actos y sus nombres.
Si los héroes forjaron a los hombres
con la sangre, y la lucha y el decoro…
¿Por qué negamos el hermoso ejemplo?
¿Por qué nos revelamos en el templo?
¿Por qué nos cubre mundanal desdoro?
III
Si lo mundano canaliza el juicio
de la moderna sociedad reinante,
¿qué dantesco camino alucinante
ha de ser corredor al precipicio?
Condenada a fallar desde su inicio,
la humanidad es ente deambulante,
que si toma la piedra y el diamante
de la luz diamantina hereda el vicio.
Y así, de infaustas ilusiones medra.
La piedra, que fue piedra, será piedra
mientras el Genio con sus llamas arde.
Y cuando el mundo la verdad recobre
y el fausto cese de humillar al cobre,
volveremos al templo… ¡Si no es tarde!
LA CHOZA
¿Ves allá, como brilla la cumbrera
de la choza del hombre labrantío?
¡Cuánta lluvia desciende rumbo al río
por su alero de guano y de madera!
Con el peso del tiempo, cual si fuera
la efigie de una bestia en el bajío,
con su carga de sol, luna y rocío
domina la extensión de la pradera.
Bajo el techo, que humea la colada,
somnolienta se va la madrugada
seguida por el último lucero.
Y frente al resplandor del nuevo día
denunciando la pena labrantía
lagrimean los ojos del alero.
MUERTE Y RESURRECCIÓN DE LA TARDE
Los aullidos lejanos de los perros nocturnos,
que resuenan allende las montañas de hielo,
son augurios de muerte descendidos del cielo
y estrujados por horas de continuos vulturnos.
Pasean unos duendes de elegantes coturnos,
de cadencias sombrías y en carrozas de duelo.
La tarde, que expiraba cantando un ritornelo,
se extinguía entre suaves inciensos taciturnos.
Una diosa embrujada por tormentas divinas
sepultó su cadáver sobre ardientes colinas
sin señales de muerte, donde Febo la llora…
Mas, de noche, en puntillas, sin que nadie lo sepa,
se sale de sus túmulos y corre hacia la estepa
de la inmensa campiña, disfrazada de aurora
NAUFRAGIO MAR AFUERA
Un faro parpadea en la distante
extensión de mi tierra sin orilla.
El oleaje parece una flotilla
que no encuentra la ruta del Levante.
Recorro los astrales pasadizos
como quien ha perdido todo acierto,
y busca la ribera de algún puerto
que le salve los días enfermizos.
Este mar que mi vida convulsiona,
también tiene su luna y su marea
y vive de las muertes que ocasiona.
¡A veces me seduce a que zozobre!
Mas, si el genio fenece en la odisea
¡el alma vivirá de lo que sobre!
ILUMINADOS VUELOS
Los sueños aletearon sobre un muro
que corre paralelo al horizonte.
Hallaron en el vértice de un monte
los amplios miradores del futuro.
Volaron presurosos por la cumbre
de los altos veneros de la suerte,
como un soplo divino que los vierte
en cascadas de música y de lumbre.
Empluman con el lujo de las aves
que recogen cadencias en las suaves
orillas de los lagos del estío…
Son bandadas de nítidas palomas
que persiguen los fúlgidos aromas
de las fértiles márgenes de un río.
SISMO
Me siento con las musas asustadas
por tormentas de auroras confundidas,
por altos vendavales consumidas,
en muchas primaveras olvidadas.
Me siento que perdí las alboradas
en la vida de ahora y de otras vidas,
en las etapas por mi ser vividas
en épocas distantes, ya pasadas.
Aparentes desórdenes me asombran:
Parece que las voces que me nombran
me cerraron la puerta desde adentro
y tiraron la llave en el abismo…
¡Si el epicentro no señala el sismo
llegaré por el sismo al epicentro!
SUICIDIO DEL RIO
Por los altos caminos de los cerros
transita el agua en su lunado coche.
Distante, ladran tenebrosos perros
heridos por los dardos de la noche.
Como un espejo que asustó la sombra
más allá de la hermosa rosaleda,
al pie de la colina es una alfombra
la poca luz que en el espacio queda.
Se quiebra el cosmos con el trueno rudo,
y el río corre como un dios desnudo
y loco, por la tierra estremecida.
Sigue de prisa por la sed del llano,
y en los pozos del mar, como un anciano
que trasnocha en el tiempo, se suicida
UN RARO RÍO *
Corre veloz el transparente río
derriba puertas de cristales puros.
Traspasa los antiguos intramuros
con sus fuerzas de fiero desafío.
Por extraños parajes desemboca
la constante corriente que socava
duros perfiles de rugosa grava,
¡que tiene siglos de llamarse roca!
Lo mueven fuerzas de fluvial empuje,
toda calcárea resistencia cruje:
se vuelve pobre, desigual arena…
Por el último miedo de la bruma
pasan navíos de sutil espuma
con hojarascas de la tarde buena.
* Soneto sin sinalefa y sin la conjunción Y._
TIEMPO TORMENTOSO
Porque el ancho universo no es de nadie
— no se sabe que a nadie pertenezca—
no se admite que el hombre lo oscurezca
y cuando quiera su pasión, lo irradie.
No puede el fuego de infernal Vesubio,
en la divina placidez de un cerro,
pedirle al orto que el rosal y el hierro
se consagren y vivan en connubio.
Cuando el tiempo se rompe nos maltrata…
Igual que una tormenta se desata
en la noche de miedo y de ludibrio;
por ríos desbocados en sus cauces,
por mares que nos tragan en sus fauces
y montañas que pierden su equilibrio.
A MI PATRIA
Patria lejana. Por mis noches solas
me sigue la nostalgia del regreso,
y dulcemente me descubro y beso
la bellísima enseña que enarbolas.
Tu recuerdo palpita en las corolas
de las rosas que miro en mi embeleso,
y mis penas más íntimas te expreso
por la lengua del viento y de las olas.
Para cantar a tus reminiscencias
no son bastantes todas las cadencias
ni bastarían todos los arpegios…
Por eso al verte en la distancia oscura
como un impulso de sin par locura
se me salen por ti estos florilegios.
ESTAS CANAS
Bajo estas canas de poeta adulto
–señal de clara senectud serena–
canta en perenne juvenil verbena
el niño viejo que me queda oculto.
Es el pasado que dejé insepulto
en las noches oscuras de la pena,
cuando vagaba por la calle ajena
perdido con la bulla del tumulto.
Juventud y vejez: hondo contraste.
Consiento que la vida se me gaste
y a su dictado la existencia ciño.
Me busco la respuesta en el espejo,
y descubro que tras el rostro viejo
vive latente la ilusión de un niño.
EL HOMBRE ES SÓLO UN ÁTOMO
El hombre es sólo una pisada leve
que siempre cubre polvoriento rastro.
Finge o pretende parecerse a un astro
pero ni el monte ni el oleaje mueve.
Todas las veces que a reinar se atreve
perturba el esplendor del alabastro.
Su cama no es de luz, es un camastro
o el colchón del olvido que es la nieve.
El hombre le mintió a la Humanidad:
Le contó que el rosal había crecido
para el nido de un ave pudorosa…
Pero el árbol –herido de maldad–
en vez de abrir al ruiseñor el nido,
¡echó a volar la iluminada rosa!
EL HOMBRE
(Soneto eneasílabo)
El hombre al nacer es montón
de simple materia carnal;
principio de bien o de mal
según encamine su acción.
Si logra sembrarse ilusión
convierte en jardines su erial,
y alcanza la meta final
cumplida su santa misión.
El hombre no nace con una
estrella de gloria y fortuna
echando fulgor en el hombro…
El hombre tan solo es cimiento
que puede elevar el talento
o puede quedar para escombro.
EL TORRENTE
Este río no dice lo que trae
en sus aguas melódicas y puras,
pero deja un reguero de premuras
sobre los precipicios donde cae.
Tanta luz terrenal le pesa encima
que parece un cansado peregrino,
que en la dura mitad de su camino
la carga que lo alumbra lo lastima.
Amigo de los tórridos vergeles
transita por el sur de los laureles
con sus voces de arrullos y cristales.
Como un potro cerrero se desboca
y solo se detiene cuando toca
los arrecifes de los litorales.
.
EL TRUENO
La atmósfera de súbito se alumbra
desde una nube de sombría entraña.
Por una estribación de la montaña
desciende trepidante en la penumbra.
Cuando su estruendo la tormenta crispa
y arrecian por su furia los chubascos,
el trueno –bruto de encendidos cascos–
transforma el cielo en gigantesca chispa.
Un fuego se encabrita en la pradera:
como en un galopar de primavera
se desbocan los cauces de los ríos…
La campiña se nutre de agua y lumbre,
y desde el verde llano hasta la cumbre
florecen jubilosos los plantíos.
MILAGRO
Un milagro del prisma le retrata
los recónditos puntos a la idea,
en su mágico espectro los dilata
cuando el ojo del mundo parpadea.
Bajo el marco del iris escarlata
un río de palabras se hermosea;
al romperse en sonora catarata
el ritmo de sus aguas centellea.
Al influjo febril que funde soles,
consigo que los pétreos caracoles
se presenten con alas luminosas:
Ya conocen los hábitos del vuelo
y pueden compartir el mismo cielo
que mis otras ardientes mariposas.
SIN HORA
El tiempo se ha quedado detenido:
El reloj — un redondo itinerario—
sin la exacta secuencia del horario
y el minuto puntual, se llama olvido.
Las horas se deslizan al descuido,
ni siquiera se siente el campanario.
Queremos prolongar un calendario
que en el último mes quedó vencido.
Habrá que comenzar un mundo nuevo:
otra vez la semilla, el asno, el huevo,
la chispa, el leño y el reloj de arena.
A no ser que la historia cambie el curso
al hombre no le queda otro recurso
que cumplir en la sombra su condena.
PERDÓNALOS, POESÍA
Poesía, perdona tanto insulto
de los que tienen la mentalidad,
que deben producirte en cantidad
para venderte calculada al bulto.
Tanto el poeta del estilo culto
como el que escribe por casualidad,
saben que en la virtud de la humildad
está el misterio de tu amor, oculto.
Tú no puedes morir ahora ni nunca.
La vida sin tu luz no tiene metas,
es como estar con la mirada trunca.
Solamente un prosaico aceptaría
un mundo despoblado de poetas
con una sociedad sin poesía.
EL TERRUÑO
Todo es claro y sereno. Ni un rasguño
se atreve a perturbar la serranía.
Tal un toro encendido llega el día
a la tibia fragancia del terruño.
Distante, como en una cordillera
de verdores de abril, reposa el monte.
Las palmas, para ver el horizonte,
engalanan de nuevo su escalera.
Por el fondo soleado del bajío,
sobre piedras de mágica blancura,
cual sierpe de cristal, serpea el río.
El viento de perfumes se satura
y moja con un llanto de rocío
sobre el verde esplendor de la llanura.
Y TUYO
Este soneto mío, es tuyo y mío,
que el sueño de tenerlo es mío y tuyo.
Con mis hondas tristezas lo construyo;
con mi anhelo sublime lo atavío.
Lo busco grande como un sol de estío,
y con noble intención lo disminuyo
a la dulce humildad con que un cocuyo
entra en la noche del jardín umbrío.
Es mío este soneto: es de los dos,
pues yo lo escribo pero tú lo inspiras
v llenas de alas, porque vaya en pos
del edén de un ensueño, en manso vuelo.
Es mío y tuyo, porque en él suspiras
v hermanas mi desvelo a tu desvelo.
YO NO SOY EL CULPABLE
Que no te mire así como te miro.
¿Cómo quieres entonces que te mire?
Si eres tú la culpable que suspire
y delire por ti como deliro.
Jamás renuncio a la deidad que admiro
y nada hará que la mirada vire.
Yo no soy el culpable que delire
y suspire por ti, como suspiro.
He de mirarte así, si estás aquí,
que no otra forma de mirarte sé
y no puedo evitar mirarte así.
Que no te cause mi mirar sonrojos,
porque tú sabes y yo sé por qué
así te tienen que mirar mis ojos.
IDILIO
Es noche y tarde ya. Sobre el paisaje
desciende vertical la luna llena.
Un misterioso encantamiento ordena
la uniforme espesura del boscaje.
Hay un leve temblor entre el follaje
y su gala mejor Natura estrena.
Suave coloquio perceptible suena
más allá del color y del ramaje.
El tiempo sigue su misión redonda…
El profundo secreto de la fronda
se descubre al impulso de la brisa.
Al quedar a la vista un claro trecho,
el noctívago fiel admira un lecho
y dos siluetas que se van aprisa.
EL CARBONERO
Va el triste carbonero con su arria
de carbón de madera, cuesta abajo.
No pretende que nadie, con fanfarria,
celebre la virtud de su trabajo.
Entre el llano y la cumbre, la cazcarria
sus driles destiñó del tiro al bajo.
Valiéndose del pico y la mandarria
construyo cuesta arriba nuevo atajo.
Por el áspero borde de la loma
un día tras el otro baja y sube.
Doma las bestias, la montaña doma,
y doma el tiempo cuando está cerrero.
¡A unos pies del regazo de una nube
hornea su dolor el carbonero!
EL VALOR VERDADERO
Pedirle al Hacedor felicidad
con amor para ti, no es pedir mucho:
tú mereces la dicha y mucho más,
la dicha deparada para el justo.
Tú mereces por noble y pasional
la dicha que produce todo el mundo.
A los seres que viven de agua y pan
la tierra los bendice con su arrullo.
Tú tienes que ser rica por ser buena,
tú tienes que ser buena por ser justa,
tú tienes que ser justa porque en esta
caminata terrena, con tu ayuda
alcanzamos la gloria que es eterna,
y adoramos a Dios que no se oculta.
MÁXIMA
Me exaspera y repugna ese lenguaje
del que es pudiente y al pedir demanda
y no entiende las penas con que anda
el hombre que ha nacido sin linaje.
No tiene más valor que el de su traje
–este lo viste pero no lo agranda–
La dureza del alma no se ablanda
y el valor no le pasa del ropaje.
Pero al salir en la final partida,
se ven con apariencias casi iguales
los que fueron distintos en la vida.
La máxima no es nuevo lo que encierra,
pero puede enseñar a los mortales
a vivir más humildes en la Tierra.
LA ENVIDIA
Envidia es la planta que en el alma pobre
crece cultivada por la mala sombra.
Venenosa sierpe que en rastrear salobre
la razón socava; sinrazón se nombra.
Del Señor reniega si esculpida en cobre
la mostrara un templo con sutil alfombra,
pero a un Judas de oro lo coloca sobre
la virtud del cielo, su fulgor le asombra.
La envidia trabaja contra el buen ejemplo,
trepadora yerba que si se enraíza
destruye las bases del humano templo.
Debemos temerle porque cual rescoldo
prende la candela que nos carboniza
y queda encubierta con su falso toldo.
«El amor es todo, es
el alma eterna de un dios,
que se ha dividido en dos
para juntarse después»
Jesús Orta Ruiz
EL AMOR ES TODO…
El amor es un todo, es un latido.
Mitades apartadas del gran todo.
Dos esencias iguales… de ese modo
se junta lo que «un dios ha dividido».
Las dos partes del todo son unidas
al tener la atracción de su mitad.
Tras formarse esa rítmica unidad
el amor se alimenta de dos vidas.
La mitad de ese todo siempre aguarda.
La mitad de ese todo a veces tarda.
¡En muchas ocasiones ya es muy tarde!
Remiso o pobre, si fugaz se inmola.
Pero si una mitad se queda sola
¡acaba el todo y en delirios arde!
ELLA… SIEMPRE ELLA
Alguien me espera, sin hablar, afuera,
–afuera del silencio que me abrasa–.
No le pregunto ni por qué no pasa,
ni qué le debo ni por qué me espera.
¿Quién la sedujo para que viniera?
Temible, muda, la quietud traspasa.
Yo le diese la sombra de mi casa
si ello bastase para que se fuera.
Pero ella sigue con su acoso avieso…
La boca ahueca para darme el beso
que es el preludio de la despedida.
Al fin me envuelve con su escalofrío
y yo la observo, tras perder lo mío,
que se va como un duende con mi vida.
RECUERDOS
Te recuerdo en la casa vespertina,
tras los rayos que pulen la distancia,
en la hora doliente en que mi estancia
con los fuegos de Venus se ilumina.
En la fuente que bulle cantarina
para darle calor a la prestancia,
en el lis que recoge la fragancia
y en la noble pasión que te domina.
En el lampo de un místico horizonte,
en la tarde perdida tras el monte
y en el cielo tapiado de fulgencia.
En la sombra que cubre cada olvido,
en la angustia de un sol palidecido
y en los dolores de la indiferencia.
YO SOY
Yo soy una existencia dividida
por un sin número de sinrazones,
que sigue con agudas intuiciones
los puntos razonables de la vida.
Cuando busco la fuente repetida
junto al fresco fluir de las pasiones,
una montaña de interrogaciones
se levanta en las rutas de la herida.
Me siento por la sangre, transitado,
como el río de un tiempo inusitado
que cruza por el polvo que me abrasa:
Como viento que pasa sin un nombre,
que pasa por el hombre para el hombre,
pero el hombre no sabe por qué pasa.
LA ESPINA
Un amago de espada en el perfume,
para no ser ofensa, compartida.
Es parte del vivir, y da la muerte
desde el pálido seno de la rosa.
La rosa crece crédula en el huerto
y vive descuidada en su refugio
de pétalos de fuego, nacarados
por brisas de joyeros cardinales.
¡Cómo puede su filo, tan de corte,
convivir con la flor, tan de azucena,
tan de lirio azuloso y perseguido!
La cadencia, que hiere, pero suave,
es espina en la hora de la angustia
y rosa cuando el beso la reclama.
¿CARDO SANTO…?
¿En dónde está la santidad del cardo?
¿Será en la multitud de sus espinas
que punzan como lanzas asesinas
sobre la noble candidez del nardo?
¡Ah, cardo!, ¿qué santísimo resguardo
en tu punzante alrededor dominas?
¡Si no sirvieras para medicinas
fueras mi más encarnizado dardo!
Eso te salva de mi espada ardiente,
si no te llamaría: Cardo hiriente
con la daga del físico más duro.
Pero, hablando de espinas venenosas,
¿acaso no hay espinas en las rosas
y las rosas nos hablan de amor puro?
EL FÓSFORO
De tamaño pequeño, su apariencia,
por la forma que tiene, poco vale,
pero a un golpe de mano sobresale
la llama que ilumina la existencia.
En el mundo moderno su eficiencia
no ha tenido una pluma que lo avale,
aunque a dar su servicio siempre sale
cuando apaga sus luces la opulencia.
Le despeja las sombras al fogón
al hacer que la noche del carbón
transforme las negruras en fogata.
Y basta que lo atraiga la cerilla,
para darle a la vieja lamparilla
la lumbre con un círculo escarlata.
PAZ O GUERRA?
Dispersos por los valles de la Tierra
van los hombres hablándonos de paz,
con los rostros que cubre el antifaz
que enmascara los gestos de la guerra.
A quien pida o proteste se le cierra
la ruta de lo justo y lo veraz,
y perdidos los bienes y el solaz,
para hacerlo un esclavo, se le aterra.
Toda voz que se eleva la derriba
una fuerza mayor que más arriba
con canciones paz enciende fraguas
de guerra. Deja al hombre arrinconado,
moribundo, sediento… O casi ahogado
bajo el torrente de sus propias aguas.
CUANDO MUERE UN POETA
Cuando muere un poeta marca el duelo
sus límites, con rayos tremebundos,
y en las horas se vuelven los segundos
como enjambres de penas en un vuelo.
La noche impone sobre el sol su velo,
y se ahueca de abismos tan profundos
que ladran como canes iracundos
los clásicos panteones. ¡Y arde el cielo!
Converge su camino en un recodo
del sueño ilimitado, donde el lodo
jamás se ha visto ni con voz remota.
Yo le auguro, de mármoles, un parque:
¡Base de un nicho superior que abarque
los ámbitos que el tiempo nunca agota!
ROSA ROJA…!
¡Ah, rosa! Rojo pájaro que trina
tonalidades de color y esencia,
junto a la enjardinada residencia
que la festeja como su inquilina.
Vive cerca del muro y de la esquina,
borracha de esplendor y de cadencia.
Si pierde su irisada incandescencia
se refugia esquinada en una espina.
Cierta gracia de mirlo la trasciende.
¡Pájaro rojo! Rosa, chispa… Prende
los penúltimos cirios de la tarde.
Hace fulgir la anochecida estancia
hasta que se evapora la fragancia,
y al fuego de la Luna a solas arde.
LA NOCHE
Más allá de los muros de la tarde
la penumbra camina torpe y ciega.
Con un paso impreciso pero cierto,
se adueña de la faz de la llanura.
Tal un monstruo sombrío, sigilosa,
avanza sobre el prado verde-oscuro.
No hay día que su niebla no mutile
ni piedra que no quede oscurecida.
Cuando llega a la orilla abandonada
por un sol del otoño, encandilado,
conmociones de fuego sorprendido
le incendian la pared al campo roto.
Y la Luna, allá arriba, se detiene
¡tal un hueco en el techo de la noche!
CORRIENTE SUBCUTÁNEA
Nadie ha visto los ríos de mis manos,
pero las cuencas de las manos mías
son corrientes tan hondas y bravías
que endulzan los sedientos oceanos.
Entre soles de ardientes meridianos
trascienden las inmensas galerías.
repartiendo un caudal de sinfonías
a través de los valles cotidianos.
Son ríos que terminan en los dedos
de mis manos. Los líquidos viñedos
que les crecen a cada coyuntura…
Es toda arteria un subcutáneo río
que cuando pasa por el cuerpo mío
halla en mis manos desembocadura.
LA TARDE VA DESCALZA
I
La tarde va descalza bajo un cielo
de chispeantes añiles vespertinos.
Son símiles de múltiples caminos
los caminos de sol del arroyuelo.
Si traspone fulgente el alto monte,
cada huella esencial cifrada queda
sobre el piso de flor de la vereda
que recorre el confín del horizonte.
¡La tarde va descalza! Si retoza
aparenta la gracia de una moza
que huye del fogón y la ceniza.
¡La tarde va descalza! Libre como
quien escapa del mundo policromo
que viene de la luz donde se hechiza.
II
La tarde va descalza sobre piedras
y troncos marginados. Bajo vientos
desnudos de pudicias. Vaga rumbo
al lindero de un tiempo inusitado.
La persiguen los canes de la sombra
que temen a los truenos repentinos,
–las voces que se callan de repente
mientras roban el huerto y el aljibe–.
Los fuegos siderales la calcinan
en plomizos horarios del invierno
que purpuran con éter la distancia.
¡La tarde va descalza! Pisa el polvo
fulgente, que las horas les sacuden
a los rostros inmensos del paisaje.
QUÉ ES POESÍA?
Una cárcel de amor que me aprisiona:
un arroyo, un palmar una montaña;
un arcángel de bien que me acompaña
donde un mundo funesto me abandona.
Sementera feraz: inmensa zona
que me ofrece los frutos de su entraña.
Amanecer que en su fulgor me baña
y cielo que de estrellas me corona.
La paz espiritual del sueño mío.
La quietud inviolable de un bohío.
Una bella que adoro con locura.
Un niño que me quiere con ternura.
El desvelo sin límites de un padre
y el beso curativo de una madre.
INESPERADO ROSAL
Ni el mágico país que tuvo el cuento
de las Mil y una noches, me daría
este embrujo de inmensa fantasía
con que tú me engalanas el momento.
No sabes lo dichoso que me siento
al tener tu palabra y su armonía.
¡Ha tiempo que mi pecho no sentía
tan hondo-espiritual arrobamiento!
Con tus voces de arroyos y trigales,
viniste desde el sur de tus rosales
a mi estrella clavada en septentrión.
El mensaje poético ha llegado
como una mariposa que ha volado
desde las rosas de tu corazón.
SOMBRA
«Mi sombra va detrás», y perseguida
por ella, va la voz de mi memoria.
Mi sombra viene a ser una ilusoria
reminiscencia que agostó la vida.
Río inmenso de sombra detenida
en el muro del tiempo. Transitoria
linfa que nadie bebe. Promisoria
ruta, ¡más clara cuanto más perdida!
Ya no queda ni sombra para un ruego.
Voy a tientas, sin luces… Ando ciego.
Con el peso del sol la fe se abisma
y en un hueco del alma se me esconde.
¡Pero es dardo de luz cuando responde
las tenaces preguntas de ella misma!
TU VOZ
Tu voz le puso a mi jardín un piano
para que cante allí la primavera,
y el jardín floreció como si hubiera
recibido un torrente de verano.
Sobre el surco fulgió tu ardiente mano
y lloró de rocío la alta esfera
para que el nuevo ruiseñor supiera
por qué se desplomaba el meridiano.
La mañana corrió por ancho trillo
y yo seguí tu voz como un chiquillo
que caza mariposas como un loco…
Si el piano vibra enloquecidamente
no lo saben la brisa ni la fuente;
no lo sabe el fulgor… ¡ni yo tampoco
EL SOL
Caballero ambarino de alto coro
que baja y besa la región extinta,
y a cuyo soplo la natura encinta
da a luz un vasto ruiseñor de oro.
Reviste el Orbe de un latir sonoro.
Montes y nubes de arcoíris pinta.
-Sabio pintor de renovada tinta–
pinta el alba, la tarde, el meteoro…
Este infinito celestial monarca,
parte del mundo terrenal abarca,
al vestirlo con túnica de huerto.
Mas siendo amo de la claridad,
va perseguido por la oscuridad,
de la nieve y la arena del desierto.
LA LUNA
Argenta dama que incesante ronda
los pétreos huertos de las azoteas,
y a veces baja por las chimeneas
con una ingenua placidez redonda.
Camina por el verde de la fronda
y las calles sin luz de las aldeas.
Impulsa la eclosión de las mareas
y se columpia en su añilada onda.
El mundo cubre con un tul de plata:
Se queda prisionera en la escarlata
belleza de la mística nocturna…
Después que sobre el universo gira
rumbo al negro poniente se retira
con un rostro de anciana taciturna.
CLARIDAD NOCTURNA
¡Qué la noche es oscura! Ya nos consta.
Pero hay noches sonoras como un himno:
las noches esas que se duermen contra
los altos muros donde está el Olimpo.
¡Que la noche es oscura! Ya es un dogma.
Mas hay noches tan claras como un filtro:
las noches esas con que el cielo colma
de luces nuevas la extensión del limbo.
De la noche sabemos que es un monstruo,
pero hay noches serenas como un árbol,
que nos salvan del viento del insomnio.
De la noche sabemos que es perpetua,
aunque hay noches con hálitos de pájaro
y noches con perfumes de cuaresma.
A UN ESTILISTA DEL VERSO
Explícame estilista del verso alejandrino,
cómo caza tu pluma las imágenes bellas.
¿Acaso te remontas a soles que de estrellas,
barnizan las alturas sin barro del camino?
No habrá zonas lejanas que no sientan el trino
de tus aves canoras y sus hondas querellas.
Entrarás a la historia para cantar con ellas
las nuevas expresiones del glorioso destino.
Explícame, pocero del agua que te nombro,
si el peso que fatiga las cargas en el hombro
es parte de la carga que el Hado te acrecienta.
Explícame, joyero, si el verso que se parte
en crudos hemistiquios, se puede llamar arte.
Explícamelo en versos y pásame la cuenta.
¿QUÉ BUSCO?
Aquí estoy, frente a frente al universo.
¿A qué temo, qué busco, qué me ata?
Los fugaces arcángeles del mundo
ni siquiera me saben ni me han visto.
¿De qué huyo y por qué, cómo raciono
la porción de la culpa que me toca?
¿Cómo reparto, sin contar con ella,
la fortuna que tengo y que no guardo?
Vivir el esplendor del oro, el pobre
oro, que maravilla y que empobrece,
deslumbra por lo alegre y por lo triste.
De paso, la ilusión ha desnudado
un cofre de diademas retroactivas
que acepto como el último recurso.
EL PODER DE LA MUSA
La musa tiene el cielo por veranda,
desde cuyos asomos mira al mundo.
Un ojeo que indaga en la distancia
del recóndito ayer, lo más oculto.
Trasciende de lo ignoto la muralla
y toca más allá de cualquier muro.
La grieta, ni por honda ni por alta,
detiene la potencia de su impulso
La musa brujulea el mar del tiempo
y divisa su Norte y marca un puerto
a donde siempre sus bajeles lleva…
La musa no naufraga en el oleaje:
Si seguimos la estela de su nave
al puerto de partida nos regresa.
AL REVÉS
Un soneto al revés pudiera andar
sereno por las calles de una nube
y los ojos anclados en el mar.
Un asombro endiosado de querube
se asoma por el júbilo solar
para ver, cuando sube, cómo sube.
Imagino que puede –pies arriba–
caminar el jardín de las estrellas,
y dejar en sus pétalos las huellas
que el tiempo no perturba ni derriba.
No sufro si el abstracto pavimento
estrena las pisadas de sus pies.
Yo pienso que pensándolo al revés,
puede abrirme su puerta el firmamento.
LA CONSTANTE EVOLUCIÓN DEL AGUA
De regiones rugosas baja de banco en banco
el arroyo que brinca como un potro cerrero.
Recorre la florida dimensión del potrero,
y cruza de la sierra por el agreste flanco
La luna que lo mira correr junto al barranco
lo sigue por las noches que van de enero a enero,
cuando limpio de nubes, después de un aguacero
se ve desde la cumbre como un hilillo blanco.
Ya es río y se desliza sobre la piel terrena;
se dijera que enmarca similitud de vena
y que esa vena nutre del mar la inmensa vida.
Después en forma acuosa del mar al cielo sube,
y una vez en la atmósfera se vuelve densa nube
que desciende en las gotas, al punto de partida.
TUS OJOS
Tus ojos son dos cirios que del cielo
del austro, descendieron cierta noche;
¡y era Dios que bajaba en un derroche
de estrellas y de llamas a tu pelo!
Entonces de la cumbre bajó un río
sobre caminos de incendiada roca,
y al sentir los rumores de tu boca
te dio el encanto de su murmurío.
Y fuiste rumorosa y danzarina
viajera del amor… Desde una esquina
del viento, caminaste hacia mis dalias.
Después te fuiste en desdeñoso giro…
¡Yo soy un soñador, que en un suspiro,
persigue el resplandor de tus sandalias!
SECUESTRO
Las rutas del secuestro, casi agoto:
Esa ruta del tiempo –la más clara–
la que parece que mejor ampara,
sólo me muestra su trayecto roto.
La ruta de la noche, la que noto
que quizá mis impulsos ayudara,
solamente me lleva a la más rara
presencia con reflejo de lo ignoto.
¿Por el secuestro de una rosa bella
secuestro la beldad de una doncella,
la idea de algún dios raro, siniestro?
No, yo sólo secuestro los encantos
de tus ojos azules, donde hay tantos
motivos con impulso de secuestro.
PARA SOÑAR
Cuando quiero soñar me voy al río
a contarle las piedras una a una,
le sigo las mudanzas a la Luna
y le auguro rosales a oro estío.
Hermano la canción del extravío
al rumor de la plática montuna,
o navego en la paz de esa laguna
que rodea de verde el campo mío.
Les cuento los canutos a las cañas,
me deslumbro mirando las arañas
cómo tejen sus redes en las cuevas…
Espero por los rayos aurorales
y vuelvo con mi jaula de zorzales
por una ruta de ilusiones nuevas.
EVOLUCIÓN DEL AMANECER
Un hechizo de estrella taciturna
se cobija en la noche derrumbada,
y con tinieblas de la madrugada
los muros y los patios embadurna.
Cierra su cofre la deidad nocturna
y se duerme entre cirios enjoyada;
por la puerta de luz de la alborada
se sale el Sol de su radiante urna.
La aurora huye de la noche extinta,
y con la gracia de una moza encinta
da a luz al río sobre el nuevo prado.
Clava los ojos donde el día empieza
y los ojos transforman la belleza
en el himno del surco y el arado.
ENCARCELADO
Apenas puedo, el corazón herido,
sostener en las manos temblorosas;
a veces lo confundo con un mirlo
–minúsculo trovero de las frondas–.
Lo quisiera dejar gozando el trigo
que bandadas de místicas alondras
picotearon de sol junto al camino
alumbrado de espera, por las horas.
La tarde me secuestra, me subyuga.
Con un peso de asombro cotidiano
en su cárcel brillante me encarcelo…
Cada vez la mirada más confusa,
el corazón, que sigue mutilado,
¡apenas me permite sostenerlo!
LA POESÍA
La poesía, siempre es una perla
que pocos tienen el valor de asirla;
como dijo un poeta::»Para verla
son los ojos del alma». Podrá uncirla
quien abra el corazón para tenerla
y encuentre la paciencia de pulirla…,
no hallará simbolismos para hacerla
quien piense, a martillazos, esculpirla.
Para verla crecer y para amarla;
para estar orgulloso de abrazarla;
hacer que nos socorra y socorrerla,
no basta con pensar que vas a serlo,
–que vas a ser poeta– ¡sino hacerlo!
¡La poesía, amigo, es una perla!
POETAS DE VERDAD
Mis versos de esta edad son diferentes
a mis versos de ayer, de otros albores.
Acepto que los necios me critiquen
porque soy insensible a sus ñoñeces.
Los quiero acompañar en su camino
–por lástima quizá, no porque debo–.
Y es lógico que sepan que no dudo
que tengan un por ciento de poetas.
Por esos que no saben que la rima
es franela esencial de este vestuario,
yo quiero hacer oír este mensaje:
No llaméis calderilla a las palabras
iguales, de los versos en las puntas,
que riman los poetas de verdad.
INQUIETUD
Un mundo sin fronteras ni destino
renuevo tras la lluvia que me acosa.
La tarde es más azul y más lluviosa
hacia el largo final de este camino.
Aunque tenga la miel, el pan, el vino,
y comparta los predios de la rosa,
un alma que anda errante no reposa
si cumple la misión de un peregrino.
Al calmar un instante el pensamiento
vislumbra los fantasmas del tormento
bajo un cielo nublado y tempestuoso.
De regreso a las márgenes tranquilas
le embrujan de sosiego las pupilas
las palomas del bien y del reposo.
EL SILENCIO
El silencio abismal que me rodea
acosa con un ruido tan hiriente,
que pasa por encima de la mente
y destruye los ruidos de la idea.
En silencio constante torpedea
como una tonadilla persistente.
Me derrumba la voz ruidosamente
cuando, sin admitirlo, me vocea.
Debajo del silencio me acongojo,
calladamente el cascabel recojo
a donde no lo deshilvane el ruido.
En silencio ruidoso me sumerjo,
y del hondo mutismo nunca emerjo
por no verme callado, sin sonido.
II
Esa calma es igual que un grito mudo.
Retrospectiva voz que nos despierta.
Es como el alma de una cosa muerta
que vive presa de silencio agudo.
Hiere más, es más terco, raro y rudo
que la zarza en las rosas encubierta.
Lo mismo que el cerrojo de la puerta
que nos cierra las voces y el saludo.
El silencio se agacha entre la turba
y en lenguaje inaudible nos perturba
con la fuerza explosiva de una bomba…
No se sabe si es ancho, estrecho, corto,
largo… Se sabe que se queda absorto
quien perezca atrapado entre su comba.
VACÍO
El silencio es un hueco moribundo.
Sobre cuyos brocales, ¿quién solloza?
Charco de soledad donde se empoza
la corriente de un río nauseabundo.
No es ancho, ni sereno, ni profundo,
pero en él se sumerge la voz moza
de la joven conciencia que retoza
y se burla del bien de todo el mundo.
Este hueco, este charco, como mancha
se hace dueño del tiempo, si se ensancha
o busca un eco desde el pétreo fondo.
Este silencio, cada vez más parco,
traza las rutas de un inmenso barco
por su espacio minúsculo y redondo.
EL LLANTO
Frente a la tumba donde yace el llanto
no con nostalgias de ilusión tropiezo,
si no que me arrodillo y canto un rezo…
¡Más bien le empino mi gozoso canto!
La paz del hombre ha padecido tanto
que a dudar de los místicos empiezo,
quebrando con martillos de bostezo
la mudez infernal del camposanto.
De ese llanto sin causa que a deshora
cierta parte infantil del mundo llora,
ni una pizca humedece el noble suelo.
Porque el llanto vertido sin decoro
nunca puede igualar el dulce lloro
de quien sufre de veras bajo el cielo.
DESDE MI MISMO
Nada importa que en vano me refugie
en las cosas de lujo que me compro,
y en silencio abismal mis penas rumie
respondiendo a los gritos que no oigo.
Nada importa que el ánima se angustie:
¡debo ser para el vulgo claro y sobrio!
Hay un tanto del hombre que me nutre
que a pesar que no es mío, lo remolco.
Nunca un mal ha podido ser perpetuo,
ni acepta más de un mal un solo cuerpo
sin morir bajo el peso que lo diezma.
Este mal se me va cuando lo sufro.
Parece que se asusta con mi triunfo
y toda la intención se vuelve neutra.
HA MUERTO UNA MADRE
La muerte de una madre ¡duele tanto!
que rasga el pecho como herida dura.
Madre es esa que cubre de ternura
las horas de inquietud y de quebranto.
¡Que vuele el pensamiento al camposanto
donde hoy reposa inmaculada, pura…!
Allí se torna en manantial de albura
el suelo que se nutre con el llanto.
Su monte se pobló de siemprevivas,
sus árboles, de lámparas votivas,
atenuando la angustia que me puebla.
Es su última casa, augusta casa,
con un techo de estrellas que rebasa
los hollines del tiempo y de la niebla.
AMOR COMPARTIDO
Tengo un minuto de silencio, puro,
sincero, universal y compartido,
por esos acosados que se han ido
sin propia voluntad y con apuro.
La muerte se aparece con oscuro
antifaz de fantasma sin sentido.
Ha calculado para qué ha venido,
así traspasa el tenebroso muro.
Por eso sufro cuando un niño muere.
Un niño aporta lo que menos hiere:
la sonrisa en lugar de la violencia.
Para los seres que el recelo humano
no derrama las mieles de su mano,
¡cultiva su rosal la omnipresencia!
EL MENDIGO
Tras de burlarnos en su propia cara
vamos al templo a confesarlo al cura,
pero en el templo no hallaremos agua
para limpiarnos la inmensa culpa.
Para entender su soledad hambreada
preciso es ir a su intemperie muda;
hay que llegar a su arrabal sin casa
y compartir su callejuela sucia.
Acércate a su acera sin abrigo
y acaricia sus míseros despojos
desnudos de metálico egoísmo…
Al palpar su orfandad y su miseria,
sentirás que te grita por los poros
la voz de sal de su callada pena.
LÁSTIMA
Dulce muchacha de la risa triste
en nocturnal exhibición constante.
Vendedora escondida y ambulante
que al amor verdadero se resiste.
Te denuncia la gracia que te viste
–menos valiosa cuanto más brillante–.
La mano que te ofrece su diamante
es la misma que luego te desviste.
El torpe comprador a quien le vendes
no entiende tu penuria, ni tú entiendes
el gusto con que él paga tu penuria.
Te mira como a un vaso desechable
o una flor de papel… ¡Tan inestable
como el tiempo que dure su lujuria!
QUÉ SI TE QUIERO, AMOR…?
¿Qué si te quiero, amor? Me lo preguntas
con gesto triste de desilusión.
¿Acaso no oyes a mi corazón
cuando tus besos a los míos juntas?
¿Qué si te quiero, amor? ¡Cómo me asustas
cuando te pones a juzgar mi amor!
¿Acaso no oyes desde mi interior
el grito que te dice que me gustas?
¿Qué si te quiero, amor? ¡Torpe sospecha!
Pues de tu amor me atravesó la flecha…
¿Qué si te quiero, amor? Todas las puntas
del signo de Cupido, que venero,
te dicen que te quiero, ¡que te quiero!
¿Y todavía, amor, me lo preguntas?
PARA QUERERTE, AMOR…
Para quererte amor, para quererte
como lo ordena el corazón amante.
Para sentirte cerca, para verte
reír ilusionada en todo instante…
Para aspirar tu aliento, para hacerte
un camino de flor, en lo adelante.
Para tener tu amor, para tenerte
como una fuente de pasión vibrante…
Tu paso sigo con delirio loco,
en cada cosa tu recuerdo evoco
y te juro mi amor hasta la muerte.
Para quererte así, tal sólo vivo.
¿Habrá quién goce de mejor motivo
para quererte, amor, para quererte?
º¿ADÓNDE ESTÁ TU CORAZÓN…?
¿Adónde está tu corazón, adónde?
¿Adónde tu ternura? Endurecido
muestras al mundo el ideal perdido,
que a ningún sentimiento corresponde.
¿Adónde quieres que mi voz ahonde?
Quiero esperarte en el jardín florido,
en la fuente, en el árbol, en el nido…
donde ninguna mezquindad se esconde.
Una pureza natural de rosa
aflorarme parece en cada cosa
que el santo duende de lo puro ronde…
Si así te llego, cual sutil gacela,
o con esta humildad que me desvela…
¿Adónde está tu corazón, adónde?
AL FILO DE LA MEDIANOCHE
La lluvia cae estrepitosamente
tocando el filo de la medianoche,
cuando la oscuridad es más oscura
y la distancia aúlla como un lobo.
En medio del temblor de tanto miedo
–la lluvia en alta noche siempre aterra–
yo me escondo debajo de la colcha
y rezo, a no sé quien, un rezo largo.
Comprendo que no tengo quien me ayude,
porque el mundo se muere ensordecido
por las voces del tiempo y del tumulto.
Después de mi trasnoche interminable,
me asomo a la ventana y me ilumina
el Sol encaramado en la montaña.
CONTRASTE EN LA MADRUGADA
Entre la sombra de la madrugada
y con el canto arrullador de enero,
felizmente camina un carretero
hacia donde dormita su boyada.
Al pie de la carreta, ya cargada,
enyuga y encuadrilla, muy ligero.
De allí despunta, sin narigonero,
rumbo a la pesa. Con la brisa helada
el rocío, en la paja, se congela.
De un caguazo contiguo, la candela
un viejo esclavo de la zafra, atiza.
Y, sobre el campo que la llama dora,
lentamente en el viento se evapora
el tibio resplandor de la ceniza.
* Caguazo (cubanismo) caña de azúcar
de baja calidad
EL POZO
…un pozo es un camino vertical
hacia la fuente de un país redondo.
Oscuro, estrecho. De perfil redondo:
Desde el mismo misterio del brocal
hasta donde comienza el manantial,
hay un secreto indescifrable y hondo.
Bulle en su firme redondez, orondo.
El agua envuelve vibrador cristal.
No sé qué noria con qué amor rural
lo ronda siempre del pretil al fondo.
El pocero, ese artífice que cava
en piedra dura o movediza grava,
¡ya tiene su diploma de minero…!
Un pozo en realidad es una mina
con el oro del agua cristalina
que pule la paciencia del pocero.
AL OLMO LO SALVA UN SIGNO
Bajo el toldo de un árbol frutecido,
un pillo, con maldad en la mirada,
experto en el pillaje y la pedrada,
apedreaba el ramaje, enfurecido.
No sólo le tiraba el muy bandido,
a la fruta en sazón y madurada,
sino que de manera despiadada
destruía el botón recién nacido.
Desde un olmo cercano, un labrador,
al ver la ingratitud del malhechor
murmuró con pesar: «Esto es el colmo,
este ingrato maldice de quien medra,
sin embargo, no tiene ni una piedra
con el fin de lanzarla contra el olmo» .
«No pidas frutos al olmo»
PUENTE
Si supiese el instante lo que ansía
su majestad el corazón, le diera
el dulce canto del jardín. Hiciera
centenares de ríos. Les pondría
–inventados de nueva fantasía–
bajeles de color de primavera,
o por un mar azucarado fuera
en larga y fascinante travesía.
Inventara una forma diferente
de juntar las orillas. Ola y puente
como mis ayudantes contratara…
Nada distante ha de quedar lejano
y bajo los dominios de mi mano
no habría división que no juntara.
IMPREVISTO
Armado de valor, de pico y pala,
cava un mozo infeliz en campo seco.
A medida que cava crece el hueco
y un húmedo vapor la tierra exhala.
La negra roca donde el pico cala
herida suelta la canción de un eco.
–La roca se deshace fleco a fleco
como una rosa que se despetala–.
Tira a paladas la deshecha roca,
con su polvo y su cieno, por la boca
del vacío cuadrado. El aire zumba
como tromba que baja de la sierra,
y el montón infernal de grava y tierra
sobre el ingenuo cavador, derrumba.
LA JACA
La jaca trota y trota; con lentitud se aleja.
Trota rumbo al mercado desde su gris manigua;
sobre su lomo herido lleva una albarda antigua;
sobre la albarda antigua lleva una alforja vieja.
Sobre la alforja vieja va un anciano; va y deja
su carga de ilusiones en la plaza contigua
a la iglesia del pueblo. La tensión amortigua
y por horas la jaca disimula su queja.
De regreso, en la tarde, de una carga distinta
viene llena la alforja. Por la pradera encinta
de frutos pasa un ave. Y tras la verde ceja
de monte, a la derecha, como un disco candente
que huyera de la noche que parece inminente,
sobre un potro de luz el Astro Rey se aleja.
ROSA BLANCA
Rosa blanca, de mármoles y losas,
–argénteo pájaro de tardes lilas–
que en vuelos de lavadas clorofilas
despliega la belleza de las rosas.
Aun la rosa crecida entre las fosas
tañe fragancias como las esquilas.
Al entrar en su bosque las pupilas
se turban de luciérnagas hermosas.
Se enflora de resol y enajenada
deja los pétalos en la cascada,
donde lava los polvos del verano.
Vestida de rocío se hace reina,
y la brisa olorosa que la peina
torna rosal de nieve el meridiano.
LA ABUELA
¡Parecen perlas sus callosas manos!
Con el rostro de dicha envejecido,
la nieve de la edad es como un nido
que anida nobles devenires canos.
Su vida se gastó en los cotidianos
quehaceres del tejer y del zurcido.
Su cuerpo angelical está curtido
por soles de benévolos veranos.
Las arrugas que afloran en su tez
son símbolos de honor de la vejez:
–medallas concedidas al respeto–.
Su mirada se vuelve más alerta
cuando siente que tocan a la puerta
las sutiles manitas de su nieto.
EL TEIDE: FABULOSO MIRADOR
Arriba, espacio inmenso y azulino.
A un lado, milenarios murallones.
Al otro, de las viejas erupciones,
peñascos que vigilan el destino.
Distante, el horizonte cristalino
con luces de celestes dimensiones.
Las nubes pasan como embarcaciones
sobre el reflejo del azul marino.
Subyacente, ese mar de retamales
cubriendo los oscuros roquedales:
lava que los relentes han curado.
Al descender, con estupor, perplejos,
El Teide nos parece, allá, a lo lejos,
cómo un gigante gris petrificado.
A GLORIA ESTEFAN
I
Tu nombre, por sí solo, es el modelo
de cúmulos de honor que da la gloria.
Quien ponga piedras en tu trayectoria
sólo entiende el camino a ras de suelo.
Donde la gloria de tu voz es vuelo
no llegan ni la infamia ni la escoria.
No es igual darle vueltas a la noria
que darle vueltas al color del cielo.
De sus cuevas de fango y egoísmo,
las voces del rencor y del cinismo
sacaron sus diabólicas culebras…
Pero tú, que con águilas transitas,
¡las conviertes en mil estalactitas
que cuelgan como luminosas hebras!
II
Cubana de los pies hasta el cerquillo:
Como niña de campo –de batey–
que se pone un sombrero de yarey
bajo un sol de albahaca y romerillo.
Cubana con sabor a caimitillo,
con suspiro de caña y de mamey;
con lo dulce de un mango del Caney
y grata como un son de Manzanillo.
Cubana como el guano de un alero;
como el ritmo de un canto carretero;
como el agua serena de un aljibe…
Los palmares te crecen en la risa
y en tus venas –un Cauto que va aprisa–
¡se dilata la cuenca de El Caribe!
EL PAVO REAL
Un día, en una feria, un pavo real,
haciendo ostentación de su belleza,
sus alas extendió con gentileza
y cubriose los pies. En el corral
la admiración por él fue general:
lo creyeron un miembro de la alteza
de un reinado divino… Una rareza
de artístico esplendor ornamental.
¡Que cante el pavo real! Gritó un borrico,
y el lustre esmeraldino del plumaje
abriósele a manera de abanico…
Pero al oír su rústico lenguaje,
la fauna murmuró: «Qué calle el pico
antes que arruine su vistoso traje».
PÁJARO CARPINTERO
Picoteó laborioso al resistero
cual si tocase una perenne aldaba.
Con los golpes del pico perforaba
la corteza de un tronco. El agujero,
a manera de nido, en el madero
le sirvió de cobija: allí guardaba
olores de la piel de la guayaba
y esencias de la flor del cocotero.
Un reptil invadió su casa estrecha
y tuvo que marcharse sin amparo,
expuesto a los rigores de la flecha
que un mozuelo lanzaba en plena huida.
Mas, no murió por el hostil disparo
sino de ver su dignidad herida.
EL DICCIONARIO
Cofre que guarda la sabiduría:
Nos basta, por ejemplo, que se abra
y se lea el vocablo abracadabra,
¡ya con eso aprendemos fantasía!
Si queremos saber de astrología
nos deja fascinado esa palabra,
y si pasamos a la voz macabra
lo que entendemos nos escalofría.
Este joyero del vocabulario,
en lugar de llamarse diccionario
debería llamarse caja de oro…
Porque su espacio, casi reducido,
es tesoro de un sol desconocido,
¡y amerita encontrar ese tesoro!
DIANA DE GALES
¡Princesa! Te retiras con la Parca
por la ruta más trágica y sombría,
y el mundo en lloro colosal abarca
todo el trayecto de la inmensa vía.
El príncipe se irá sin ser monarca
por la falta de ingenio y valentía.
Tú dejas un vacío donde encharca
su infausto devenir la monarquía.
No será por azar que Dios inmole
tu bondad y grandeza. Ya tu prole
va camino radiante al trono augusto.
La esencia de tu vientre sin encono
deja un príncipe nuevo para un trono
con versiones más nobles de lo justo.
REFLEXIONES
«La cama del pesebre resplandece»
y termina la noche de la Tierra.
¡Hay cantares de paz! Pero la guerra
no demora en llegar… Y se aparece
al reinado de Cristo. Lo estremece,
avasalla a su pueblo, al niño aterra…
El hombre se hace el sabio pero yerra.
La torpeza lo obliga a que tropiece
y repite el tropiezo. Luego, un rezo;
se olvida del tropiezo y de la roca
y con la misma roca aquel tropiezo
se repite una vez cada segundo.
Y quiere así, que en su carrera loca,
lo salve el sabio Salvador del mundo.
LA PAZ
I
¡La paz! ¿Qué es eso? La predica el hombre
desde que Cristo anduvo por la Tierra,
pero el mundo ha vivido siempre en guerra
porque el hombre la inventa y le da nombre.
De la paz, sólo quiere que lo encumbre
sobre el triste que muere en el suplicio,
pero es la guerra su mejor oficio
y la lleva en la sangre por costumbre.
La paz ha de venir tan sólo cuando
el hombre no se alíe con el bando
que corrompe el ambiente con el robo…
La paz alcanzará su permanencia
el día que no exista divergencia
y la oveja perdure sobre el lobo.
II
Para lograr la paz entre la brusca
madeja que enredó la humanidad,
busca el hombre la luz de la verdad
¡pero no tiene fe cuando la busca!
Por eso vive en general conflicto,
se olvida del hermano colindante,
y creyéndose Juez, dicta arrogante,
su injusto, inapelable veredicto.
La paz está a la vuelta de la esquina.
Basta con deshacerse de la inquina.
No llevarse del prójimo las luces,
y cumplir simplemente ciertos puntos:
¡Que el hombre no ventile sus asuntos
con las palabras de los arcabuces!
III
Cuando sea la paz establecida,
y del justo reparto esté a la vera,
la debe hallar la humanidad entera
al pie del monte del amor tendida.
No tiene que formarse a la medida
de quien la parte de más oro quiera,
sino puesta a crecer de una manera
que dé al género humano plena vida.
Que proteja a los pobres y dé abrigo.
Que el perdón no haga falta ¡ni el castigo!
Que persista un fulgor de bienandanza.
¡Que terminen el odio y la lujuria!
y acabe para siempre esta penuria
que le cierra el camino a la esperanza.
CUANDO UN AÑO COMIENZA
1997
Cuando un año comienza mucha gente
se endiosa propalando predicciones,
al tiempo que nos da las soluciones
que resuelven los males del presente.
Pero el mundo prosigue indiferente,
porque gira a través de evoluciones
que le dieron impulso hay ya millones
de siglos. ¿Es posible que haya mente
que pueda predecir que Dios mañana
salvará del dolor la estirpe humana?
Se sabe que Dios es quien determina,
quien todo lo establece o desordena…
¡Se sabe que Él inicia una condena
sin saber en qué tiempo la termina!
VIII SONETOS A UN POETA TINERFEÑO
A Antonio Bocanegra Larrazábal
Poeta de las tardes tinerfeñas.
¿De qué auroras divinas tomas fuego
para romper el nocturnal sosiego
de las islas hermosas donde sueñas?
Esas islas de gentes tan risueñas,
–remansos del pastor y del labriego–
que sienten por la tierra noble apego
con sus costumbres netamente isleñas.
Yo estuve un día a visitar a Telde,
el pueblo de mi padre. Una rebelde
mirada recibí de cada roca…
El pasado está allí, casi sin irse.
Sobre todas las rutas puede oírse
ese recuerdo que el pasado evoca.
II
Subí del Teide a la escarpada cima
por una caprichosa carretera,
que me dio la impresión de una escalera
que a los reinos del cielo se aproxima.
Sobre su altura disfruté su clima:
el mar, el valle, la planicie entera.
A la nube blancuzca y pasajera
la montaña le sale por encima.
Deslumbróme en la cumbre del coloso
el ancho panorama esplendoroso
donde el poeta puede hallar un vuelo.
Al bajar de sus cumbres me sentía
corno un viajero del Señor que había
vuelto de un viaje al colmenar del cielo.
III
Tanta belleza Tenerife imanta,
que le prende un relámpago a la idea,
y luego el corazón relampaguea
con una inspiración que se agiganta.
A Tenerife, de grandeza tanta,
en ese suelo donde el Sol flamea,
entre el céfiro puro y la marea
enternecido el trovador le canta.
El canto noble del amor isleño,
que acompañan las liras del ensueño,
se escucha como un himno solidario.
Encantan los paisajes a la vista,
y desea quedarse quien asista
al lírico archipiélago canario.
IV
Entiendo al vate que dejara a Hinojos,
cuando hechizado por celestes panes,
lo atrajeron montañas y volcanes,
que, aunque duermen, chispean en los ojos.
La suerte satisfizo sus antojos
con la magia de viejos talismanes,
v llevado por bíblicos imanes
deshizo los telúricos cerrojos.
Es su huerto divino el retamar,
su piano melodioso el ancho mar,
el Teide su simbólica tribuna,
Las Cañadas su hacienda de recreo,
y se va por Güimar en un paseo
sobre el potro plateado de la Luna.
V
De los vientos alisios tiene dosis
de húmedas caricias en sus faldas,
y en una cordillera de esmeraldas
la fauna vitaliza la simbiosis.
Pero en una brutal metamorfosis
palidecen las múltiples guirnaldas,
y se pierden en mar de flores gualdas
que sufren incurables. La neurosis
del doliente malpáis, la torna ocre
en su lado sureño. La mediocre
llovizna, se evapora con el viento…
Desde Monte Nevado, -–esquife–
con su forma poética de esquife,
esplende por el ancho firmamento.
VI
La historia que idealiza a los menceyes
en las tumbas que tiene la Orotava,
nos cuenta de una estirpe pura y brava,
amante de sus tierras y sus leyes.
Contaban con sus príncipes y reyes
y un reino de verdor y otro de lava.
El grito de los guanches se nos clava
como el grito de nuestros siboneyes.
Y retumba la queja de Acentejo
repetida en el aire con el dejo
de Añerve, Polinor y Benaharo…
El camino se vuelve policromo
cuando cubren las manos de Bencomo
la pena derramada de Tinguaro.
VII
Yo me siento atraído por los siete
contornos de color esmeraldino,
que bogan por el ámbito marino
como siete chalanas al garete.
Hay veces que me visto de grumete
y me voy hacia ellas. Mi destino
es hacer del Atlántico un camino
y volver al pasado sin grillete.
El hombre que regresa a sus raíces
recobra sus orígenes felices:
en mi caso especial, Islas Canarias.
La tierra luminosa de mi ancestro,
un edén de reposo para el astro
que llamaron Las Islas Purpurarias.
VIII
De júbilo el amor revolotea,
más allá del rigor del oceano,
y saluda al poeta y al hermano
que en un mundo de gloria se recrea.
El sol de las pasiones alborea
con plena juventud de meridiano,
pero la aureola de mi pelo cano
la entrada de las sienes me rodea.
Ojalá que este vuelo que imagino,
no le corte las alas el destino
y regrese al jardín de mis mayores…
El suelo de mujeres encantadas,
de riberas con olas sosegadas
¡y fuente de poetas y escritores!
EN ALAS DEL MISMO SUEÑO
A Nieves Henríquez, poetisa. Canarias
Tu apellido es así: con hache y zeta,
legado por tu padre de tu abuelo.
Mi apellido es así; de igual modelo
y viene de esa islita que me inquieta.
¿Acaso los nutrió la misma veta?
¿Qué nos hace vivir con este anhelo?
¡Tú, poetisa de elevado vuelo!
¡Yo, mitad soñador, mitad poeta!
Mi padre nació en Telde, Gran Canaria.
a finales del siglo diecinueve…
Se fue a Cuba a vivir en zona agraria
cuando sólo contaba cuatro abriles…
¡Yo siento su dolor; el tiempo aleve
no dejó que volviera a sus pensiles!
II
Pero yo fui por él. Ha sólo un año
que estuve por su tierra milagrosa,
me hermané con su gente cariñosa
y nunca me sentí como un extraño.
Hasta Telde llegue por el peldaño
de la sierra empinada y escabrosa,
y bebí de su viña generosa
el vino delicioso. Tomé el baño
agradable y perenne de la brisa.
Gusté de sus comidas abundantes
y gocé de su pueblo la sonrisa…
Yo siento la ilusión que volveré
a su suelo de cosas fascinantes.
¡Si regreso algún día, te veré!
TRAGICOMEDIA
Tragicomedia: Si la vida es eso,
comedia trágica hasta el mismo fin,
¿a qué se debe el infernal trajín
que tiene el mundo para ser avieso?
i todo llega por normal proceso,
a nuestra meta, el ideal jardín,
el cuerpo pasa por un raro esplín
y no resiste el abrumado peso.
Así vagamos sin saber por qué,
el alma triste, la razón sin fe;
el tacto muerto; la mirada en otros.
Pero al mirarnos a nosotros mismos,
nos asustamos ante los abismos
que nosotros abrimos en nosotros.
LA MONTAÑA DE LA VIDA
Una vida es igual que una montaña:
un día tras el otro la subimos;
al llegar a su cumbre recibimos
la luz divina que la meta baña.
En algunos, las fuerzas de las alas
no tocan de la altura los bautismos,
y mueren visitando los abismos
sin glorias, sin ascensos, sin escalas.
La montaña invisible cuenta cien
divisiones que forman el sostén
de su base de tiempos y peldaños.
Los que logren la gloria de la cima,
seguro que el Señor los aproxima
a la meta feliz de los cien años.
MEDIA CAMA
Entre mi esposa y yo quedó acordado
partir a la mitad cuanto existiera
en nuestra posesión, de esa manera
tomaba cada cual lo que ha ganado.
Hasta la misma cama hemos cortado,
pero en vez de cortarla y que saliera
cada parte con pies y cabecera,
la cortamos de un lado al otro lado.
Pero ahora ella cuando verme quiere,
al ver mi triste posición de rosca
en mi fracción de cama, casi muere
de una risa burlona, mientras clama
que parezco una sierpe, por la tosca
manera de yo usar mi media cama
SONETO DE MADERA
Construir un poema es muy sencillo:
bastan tiempo y espacio y una mesa;
un serrucho, unos clavos, un martillo
y unos cuantos maderos. Ya con esa
cantidad de materia y un cintillo
ayudan a sanear la parte gruesa.
Después una escofina y un cepillo
lo depuran un poco. Lo procesa
para darle figura, el ebanista…
Un poema es así: madera dura,
si no viene a salvarlo un estilista
que con tonos artísticos lo pueble.
Un poema sin alma y sin ternura
en vez de ser poema tosco mueble.
TU CORAZÓN NO ES CORAZÓN
Para admirar tu corazón de diosa
quise abrirle a tu pecho una ventana;
tu corazón no es corazón, es rosa
que un jardín de ilusiones engalana.
Además de ser rosa es otra cosa:
no de sangre de corriente humana
que irriga de ternura venturosa
el marchito vergel de mi mañana.
Al quedar tu interior al descubierto
ya sé que crece de tu ser un huerto.
¡Lo que late en tu ser es una flor!
Una flor que perfuma mi existencia.
Tu corazón es rosa cuya esencia
le embriaga los sentidos al Amor.
UNA BELLA
Tal un suspiro que tuviera un ala,
me enmielo con la abeja luminosa
que habita los palacios de la rosa,
la rosa que tu risa despetala.
Como un poema que tuviera escala,
me pierdo por la tarde primorosa
para darle mis versos a una diosa,
la diosa que tu sueño deshójala.
Herido de rebeldes primaveras,
a dos auroras del sutil rosal;
¡dos auroras divinas: tus ojeras!,
ya no queda más sol: el de tu paso:
¡con la aurora del lirio y del panal
me siguen la tinieblas del ocaso!
EL ASTRO REY
El Sol está tendido en su camastro
de plumas siderales allí duerme,
pero no oculta porque yazga inerme
la magnitud universal de un astro.
Dormita o juega sobre el limpio rastro
sin que su fuerza omnipotencia merme.
El inundo acabará cuando se enferme
y quede convertido en alabastro.
Las estrellas se salen de su sombra
cuando este sol la inmensidad abarca
y hace con ellas rutilante alfombra.
No existe sombra que a su luz estorbe,
porque el Sol es el único monarca
que rige el reino colosal del Orbe.
MINO AL CEMENTERIO
Voy hacia él por el camino viejo
que se cansó de soportar mis pasos,
cuando yendo camino a los ocasos
buscaba el último fulgor bermejo.
Por lo pobre y sombrío del cortejo,
se ve que los amigos son escasos.
Los tiempos de prisiones y fracasos
no atraen como el goce y el festejo.
Nos quieren por los vinos y manjares,
pero en días de sombras y pesares
nos huyen, nos esquivan o nos dejan.
Lo demás ya se sabe: ¡pura historia!
Pero basta quedar en la memoria
de quienes se nos van y no se alejan.
EL ABORTO
Manifestarse que abortar es bueno,
ignoran a los fetos cuando gimen;
ocultan la barbarie de ese crimen
en bacanales de lascivia y cieno.
Entran al huerto del palacio ajeno,
las voces de los hálitos reprimen,
y dejan que se escape por el himen
el último estertor del blando seno.
Hasta los grupos pobres y salvajes,
contemplan con desprecio los ultrajes
causados por el parto prematuro…
Dedicarse a matar de esa manera
podría cometer contra cualquiera
el mismo asesinato en el futuro.
TENTACIÓN
Muchacha deleitosa y casquivana,
por mis ojos intrusos descubierta
a través del cristal de la ventana
que dejaste en la noche medio abierta.
Como sintiendo una pasión profana
pusiste los sentidos en alerta,
y mostraste a la luz de la persiana
el marco semi abierto de la puerta.
Aunque era fácil alcanzar el lecho,
antepuse al ardor de los antojos
la inviolable pureza del derecho,
–más segura que todos los cerrojos–
¡El deslumbrante brillo de tu pecho
clausuró las ventanas de mis ojos!
EL POETA
Es mensajero del Señor, que tiene
en sus viñas fragantes y profusas,
el embrujo inviolable de las musas
y el rumor infinito de Hipocrene.
Tras el signo de luz de la sandalia
de cirios nuevos que calzó Pomona,
un misterio de ritmos lo eslabona
a las místicas ondas de Castalia.
Yo imagino que sube en su Pegaso
a repetir los encuentros de su lira
por la cumbre infinita del Parnaso,
y se llena de gloria, porque solo
su numen colosal prende la pira
que alumbra el reino natural Apolo.
INVERNAL
Una noche de invierno, la más fría
la más larga del año, la mas sola…
el fuego de tu sangre y de la mía
prendieron el instante. Con la estola
de mis besos, tu gracia se cubría.
Te protegí del viento y de la ola
que azotaban el patio de la umbría
estancia de tu frágil amapola.
Tus labios, como idílicos otoños,
crecieron en románticos retoños
y tuve el néctar de tu cáliz tierno.
Quedé prendado del sutil vergel.
¡Por el recuerdo del momento aquel
el alma goza de un otoño eterno!
EL REBAÑO
I
El día, con fulgor de primavera,
llegaba por el verde acantilado.
El color de la rica sementera
despertaba el instinto del ganado.
Al abrirse la rústica tranquera
no quedaba una res en el cercado;
aquel enjambre de las reses era
como un bibijagüero sobre el prado.
Después de ratos de pastar tranquilo,
el inmenso rebaño hallaba asilo
junto al fresco rumor de un arroyuelo.
Abrevaba en el agua cristalina
y se echaba a rumiar en la colina
bajo un sol detenido a medio cielo.
Al abrirse las tumbas de Occidente
se desordenan sol y meridiano.
El rebaño, uniforme y diligente,
se reagrupa y regresa al verde llano.
La misión repetida es complaciente
a pesar que el trasiego es cotidiano.
Distraído en la tarde opalescente,
el montero gentil, sonríe ufano.
Cuando llega la noche, aquella grey
a la afín mansedumbre del batey
con genial maestría pastorea…,
El pastor se retira a su casucha
y en la negra región solo se escucha
el ladrido de un perro que rastrea.
DESAFÍO
Señor, me desconcierta el desafío
con que llega Luzbel a vuestro establo
en el instante mismo en que a vos hablo
quiere atacaros con su hierro frío.
Si su furia os hiriera, Señor mío,
el Bien tendría que acosar al Diablo,
arrancarle el veneno a su venablo
y tirarlo en el pozo del vacío.
Es increíble que su mal se atreva
a concebir desde su oscura cueva
que el mundo debe dirigirlo Él…
Es fácil distinguir entre los dos,
al mundo debe dirigirlo Dios
sin la sombra maldita de Luzbel.
EL FUTURO
Si el pasado del mundo mal ha sido
responsable in directo del presente,
¿quién le niega al futuro ser ausente
en un punto lejano y confundido?
Haciendo historia de lo no vivido
y pensar que la cosa está vigente,
es solo propio de un clarividente
que la senda futura ha recorrido.
Para el ente común el tiempo sobra
porque nada que vale le concierne.
Gasta la vida en perennal zozobra
y no ve la tormenta que se cierne
como signo inmortal sobre la obra
visionaria y febril de Julio Verne.
EL MILAGRO DE TU VOZ
Cuando regreso de escuchar tu canto
traigo tanta dulzura en cada oído,
que creo que mi huerto está llovido
por las nubes del cielo del encanto.
Y pudiera jurarte por Dios Santo,
que tu voz amanece en el sentido,
que me pone a vivir con su latido
y me cubre de dichas con su manto.
Tu voz es un lucero que reintegra
la quietud a mi ser que se abatía
en la noche más frígida, más negra.
Es brújula, es aliento y claro día
que al irradiar el horizonte alegra
un alma que en la sombra se perdía.
EL MAESTRO
¡Lecuona no se ha ido! yo lo siento
cuando a la fiesta de su ritmo acudo;
su piano no está triste ni está mudo,
ni vive distanciado de su acento.
Mientras haya rumores en el viento
brillará de su nota el limpio escudo;
su piano no está muerto ni está viudo,
ni duerme sepultado en un lamento.
Su piano no calló cuando su mano,
un día su conciencia quedó inerte
y volaron sus dedos al Arcano.
En un hombre del genio de Lecuona,
la existencia no acaba tras la muerte:
hay un sueño inmortal que lo corona.
PARA HALLAR A MARTI
Para ver a Martí no es necesario
transitar por fastuosas avenidas,
porque todas las rutas conocidas
nos llevan al jardín de su ideario.
Para hablar a Marte! el vocabulario
no requiere de frases escogidas,
pues tenemos aquellas aprendidas
en su hermoso y divino itinerario.
Para entrar a Martí basta con ser
un patriota que sigue su idealismo,
sin pasiones de fama o de poder…
Para oír su palabra hecha un crisol,
hay que emular su santo patriotismo
y morir por la Patria, cara al Sol.
CATORCE DE FEBRERO
La fecha se vistió de un colorido
que no sé de qué aurora se desprende;
llamarada sublime con que enciende
los besos del amor el dios Cupido.
Las flores del ensueño se han vestido
con esa luz que el horizonte esplende,
y un rumor de avecillas se les prende
a la brisa, a los árboles y al nido.
El espacio terreno es un vergel
donde viven el sueño y el color
y se abrazan :a música y la miel.
Se diría que es huerto encantador,
o el dibujo sutil de algún pincel
que sostiene en sus manos el amor.
¿QUE ES POESÍA?
Una cárcel de amor que me aprisiona,
un arroyo, un palmar, una montaña;
un arcángel de bien que me acompaña
donde hado inclemente me abandona.
Sementera feraz de una ancha zona
que me ofrece los frutos de su entraña;
amanecer que en su fulgor me baña
y cielo que de estrellas me corona.
La paz espiritual del sueño mío.
La quietud inviolable de un bohío.
Una bella que adoro con locura.
El desvelo sin límites de un padre
y el beso curativa de una madre.
y niño que me quiere con ternura.
UN FALSO ADORNO
No creas que el sonoro consonante
tiene un puesto esencial en poesía.
Lo poético siempre está escondido
en la imagen sutil, en la rareza.
La rima solamente es una forma
endulzando el oído a quien la oye,
porque en lírica música nos hunde
aunque siga vacío todo el verso.
La rima viene ser como un arete,
un collar, un anillo, falso adorno…
¡o un túnico de pobre zurcidura!
Un poema medido y bien rimado
que le falte belleza en lo que dice
pasaraásin saberlo, por el mundo,
II
Si la rima aparece simple y llana
sin tener que vestirla de artificio,
es muy bueno acoger su beneficio
pues el verso con ella se engalana.
El ritmo de la lengua castellana
hace al verso rimado más propicio,
pero debe exhibir desde su inicio
la fuente virginal de donde mana.
La rima rebuscada o la que abunda,
se apodera del verso y lo circunda
como sombra de tiempo indeseado.
Si la rima no brota con limpieza,
resulta con más gracia la belleza
del verso que la rima ha rechazado
PRIMAVERA
Amo la gracia de la enredadera
que bajo el iris que la tarde flama
asciende al árbol de la seca rama
entre el arrullo de la primavera.
En medio de amarilla sementera
reverdece y enflora el panorama
mientras el cielo su fulgor derrama
y endulza mayo la campiña entera.
La fauna entona su canción montuna
Los espléndidos rayos de la Luna
quiebran la sombra de la rama herida…
La nueva savia sobre el árbol vierte
y viste la penumbra de la muerte
con la verde esperanza de la vida
No busques palabras cadenciosas
de un idioma castizo y estudiado.
Las praderas del trópico dan rosas
sin que nadie las hayas cultivado.
Juan de Dios Peza
CUATRO SONETOS OBLIGADOS
I
Cultiva la expresión con alto esmero,
que limpia, como brisa de verano
toque la gracia del jardín lozano
y disfrute su embrujo mañanero.
Que parezca tu lira, de un jilguero
los trinares dispersos por el llano
suavísima de esencia en el temprano
coloquio entre las mozas y el montero.
Por cada rosa que al rosal desprendas
haz que al fulgor de tu vocablo prendas
con voces de cadencias luminosas.
Pero sé bien sencillo, en su medida.
Para hablar de lo simple de la vida
no busques las palabras cadenciosas
Sigue del río la corriente suave.
Contempla apasionado la grandeza
que nos deja, al pasar, naturaleza
con el vuelo y el cántico del ave.
La Luna, arriba, cual celeste nave,
derrama su fulgor, y es una alteza
que ha dejado esculpida su belleza
en las alturas de la noche grave.
Sobre todo el encanto de natura
cantaron los poetas sin cultura
en verso libre y en renglón rimado.
Porque para cantarle al mundo bello
nunca el poeta se valió del sello
de un idioma castizo y estudiado
III
Al suelo de su patria, esmeraldino,
cantó El Cucalambé con fresco arrullo
y no hubo un bardo que con más orgullo
comprendiera el dolor del campesino
Con un nombre a la altura del Turquino
y un Cauto regalándole el murmullo
desprendió de la espiga y del capullo
perfumes para el verso cristalino
Con la miel del cafeto y de la caña
y esencias de la flor de la montaña
se puso a emborrachar las mariposas…
Dio rosas a Rufina en cada encuentro
pues aún bajo el rigor de tierra adentro
las praderas del trópico dan rosas.
IV
Por las anchuras que el planeta abarca,
¿Quién el jardín universal cultiva
y en su forma distante y primitiva
refleja siempre su indeleble marca?
Lo mismo en la hortaliza del monarca
que en la huerta del pobre, una emotiva
fuente ha de iluminar la perspectiva
de todos los que habiten la comarca.
Los árboles crecidos forman monte
y con tintes de añil del horizonte
la cúpula despliega su bordado.
Por los valles del mundo y las riberas,
ceibas crecen, acacias y palmeras
sin que nadie las haya cultivado.
GOTA A GOTA
No es la palabra que irascible brota
la que logra grabarse en otra mente;
es la palabra cadenciosa, ardiente,
la que nos deja su indeleble nota.
Se hace más en un año gota a gota
que en un solo minuto de torrente.
Nada vale un efluvio en una fuente
que está vacía, desolada y rota.
Pon un grano de arena y otro grano.
Dedícale a tu afán amor profundo
mirando en cada prójimo un hermano.
Usa la savia de tu ser fecundo,
y habrás alzado con tu propia mano
el más hermoso pedestal del mundo.
DESENGAÑO
¡Desengaño! Jamás pensé que un día
el silencio sellara tu palabra,
y quedara en la sombra el alma mía
sin que esa puerta luminosa se abra.
Ya no siento tu voz con su armonía
regando el prado que mi sueño labra.
Nunca fue de la espera la agonía,
tan larga, tan terrible, tan macabra.
Hoy le pido al Señor como consuelo,
cual mendigo que pide su mendrugo,
alguna luz de tu abundante cielo…
Mas sucumbe mi vida en su desvelo,
porque darme esa dicha a nadie plugo
y queda trunco mi divino anhelo.
BRINDIS
¿En qué copa mejor que un soneto
brindarte puedo de mi afecto el vino?
¿Qué cristal es más limpio y más genuino
que el que se funde con un noble objeto?
Al hacerte este brindis, cuán inquieto
se me ha puesto este numen que domino,
que no es fácil servir licor tan fino
en cadenciosas cláusulas sujeto.
Pero si logro que esta copa empines
desde el fondo hasta el borde en sorbo largo,
dormirás tu embriaguez en mis confines…
Y tus sueños más hondos y más tersos,
sentirán en dulcísimo letargo
las catorce campanas de estos versos.
DIVINO HALLAZGO
Risueño amanecer de mi existencia
fuiste tú, que llegaste hecha canción,
trayéndome una aurora de ilusión;
de amor divino; de divina esencia.
Cuando yo dormitaba la inocencia
en la noche eternal del corazón,
vinieron a encenderme de pasión,
de tus ojos insomnes, la fulgencia.
Acabóse la noche en que yacía
sin tu voz, sin tu aliento, sin tu abrigo…
Y he soltado a volar mi fantasía
por el bello esplendor de mi pradera.
Ya me siento feliz porque contigo
es la vida un jardín en primavera.
TIEMPO Y DISTANCIA
El tiempo y la distancia no son nada
si esperando un amor el tiempo se ha ido;
esperando tu amor es que he vivido
y me llegas al fin, mujer soñada.
Me dijiste que sí una tarde alada
y nunca tan dichoso me he sentido;
lució como si hubiera florecido
un hermoso jardín por tu mirada.
Desde entonces tu sí, tu prometida
palabra de ser mía es claridad
que alumbra mi existir en esta vida.
Por eso cuando busco la verdad
del motivo feliz que en mi alma anida,
se me vuelve este sueño realidad.
MENSAJERA
Mensajera sutil!: Tu voz es fuente
donde el verbo romántico se posa,
como una iluminada mariposa
en vuelo sideral incandescente.
Gota de luz que se volvió torrente
a las quejas sublimes de una diosa;
acento de una lira cadenciosa
en riego musical intermitente.
¡Qué delicado este conjunto siento
cuando la reina mágica del viento
me la viste de lírico atavío…!
Para ver el feliz florecimiento
de tu huerto bañado de rocío,
yo me crezco con ímpetus de río.
GRACIA PLENA
Prendida de sublimes llamaradas
ardió su vida en voluptuosas horas,
como si hubiera en un jardín de auroras
recogido las ígneas pinceladas.
Nos dice de las cosas elevadas
que laten en las almas soñadoras.
que han abierto con manos seductoras
las puertas de las nuevas alboradas.
Conoce el río que creció la lluvia;
gusta del monte que aparece altivo;
sabe del sol de la sonrisa rubia…
Aprendió con el canto y con la queja
la búsqueda de un sueño fugitivo
que está cercano cuando más se aleja.
EL ÁRBOL DE LA BANDERA
El árbol inmortal de la bandera,
para cada patriota da un retoño.
Sus flores del invierno y del otoño
son frutos de verano y primavera.
Del árbol de esta gloria, la madera,
excede en cualidades las del olmo.
Es leso criminal quien llegue al colmo
de querer consumirla en una hoguera.
Es Árbol que creció para que irradie,
no para darle una fogata a nadie
en el gesto fatal de inútil ira,
ni para ser consumo de la llama
de un deseo mezquino, aunque se inflama
de patriótico amor ¡como una pira!
A LA MADRE PATRIA
La genial intuición de un gran marino
en intrépido viaje hacia Occidente,
descubrió de este embrujo esmeraldino
la belleza vibrante y esplendente.
Al final del misterio ultramarino,
abriose para el mundo un Continente
de exuberancia tropical, ¡divino
a los ojos del buen Clarividente!
Dotado del esfuerzo y la paciencia,
construye primitiva residencia
en la extensa campiña americana…
Y al sembrar en su suelo la semilla
musical, del idioma de Castilla,
crecióle el árbol de la lengua hispana.
LOS TIRANOS
Siento en el alma desbordante júbilo
cuando veo a un tirano ante el patíbulo;
al noble empleo de sirviente público
no debe atarlo deshonesto vínculo.
El que ha poco cayó, no será el último,
porque el maestro de quien fue discípulo,
un día de estos caerá de súbito
y cerrará la historia otro capítulo.
En el lugar donde se aferra el sátrapa,
regirá los destinos un demócrata
de una corriente de doctrina diáfana,
que llene el cauce del momento histórico.
Y no esa mente de actitud retrógrada
con un sistema de gobierno crónico.
DOS VERDADES
Me invitaron a entrar en un certamen
y he salido a cumplir a toda vela,
como alumno que va para un examen
en la tarde más dura de su escuela.
Si triunfara, presumo que me aclamen,
si perdiese, me iría con cautela,
pues temo que a mi pluma y mi velamen
un mundo sin amor les den candela.
Los que ganan, aun siendo con errores,
reciben entre aplausos delirantes,
diplomas y medallas y favores.
Los que pierden, aun siendo conocidos,
los llaman prematuros e ignorantes
y quedan para siempre escarnecidos.
GUARDIÁN DEL IDIOMA
Al poeta Luis Ángel Casas
Desde el pobre rincón de mi retiro
a tu palacio excepcional acudo.
Para llegar a ti ya este saludo
en el fondo del alma es un suspiro.
Poeta, tú no sabes cuánto admiro
el alto vuelo de tu verbo agudo.
¿Cómo tu genio iluminado pudo
elevarte al sitial donde te miro?
.Maestro de la lengua castellana,
en ti las musas sus licores beben;
tu lenguaje exquisito es la fontana
donde sus mieles la palabra toma.
Yo me uno al aplauso que te deben
los que cuidan la casa del idioma.
LA MÉTRICA
Aunque suele negarlo la caterva,
en el arte, la métrica es un molde.
Cualquier verso creado nulo de ella,
se deshace raquítico y deforme.
Tal vez suene divino en la taberna,
si no sabe de verso quien lo oye,
pero dicho en la alcoba del poeta
se descubre en seguida por discorde.
Una simple cabaña sobre un cerro,
se construye basada en las antiguas
costumbres de los cálculos: el metro.
Un verso que no quede suave y limpio,
con todas las cadencias requeridas,
le rompe las escuadras al sonido.
A MI ESPOSA
Ocho lustros tenemos transitados
de todas las maneras concebidas,
con flechas en el alma y los costados
y escollos torturándonos las vidas.
Vivimos muchos días angustiados
al final de las rutas recorridas,
en un viaje de penas por los lados
de un valle de pasiones destruidas.
La senda ha sido larga, triste y dura,
por instantes tan áspera y oscura
que fue túnel sin fin ante la suerte.
Mas, pidámosle al cielo lo Divino,
a ver si nos ayuda en el camino
que tenemos que andar hasta la muerte
1991
EL TAJO
El alma tuve como un río seco
con un piso de piedras por debajo.
El pecho daba la visión de un hueco
de donde un árbol se salió de cuajo.
Marchéme a España, y en España un eco
de cadenciosa elevación me atrajo:
Sentí que el brazo colosal del Greco
pintaba un río del color del Tajo.
Entró en mis venas desbordado un río:
el río musical de aquel terruño
se hermanó con amor al tajo mío.
Ya no queda del hueco ni un rasguño.
Ahora canto y escribo a mi albedrío
como si el Tajo me pulsara el puño.
LA BANDERA CUBANA
La bandera cubana, mi bandera,
esa, que libre de rencor tremola,
perdura circundada por la aureola
que reúne los triunfos de una era.
La dignidad eternizó la hoguera
donde la Patria su valor inmola.
El agua del martirio la acrisola
con púrpura del tiempo, dondequiera.
Un mambí la vistió de patriotismo
y le dio la visión de lo inmortal
al rociarla con sangre de heroísmo.
Junto al mármol del limpio pedestal
se levantan las voces del civismo
que defienden la enseña nacional.
OÍR MUCHO Y HABLAR POCO
Al defecto de un hombre de hablar poco
lo salva la virtud de escuchar mucho.
Por medirme al hablar no me equivoco
y aprendo un poco si callado escucho.
Si hablara mucho me dirían loco
y en contra de esa desventaja lucho;
con lenguaje muy simple reciproco
a quien me educa para hacerme ducho.
Tenemos los dos oídos y una boca
para que oigamos más y hablemos menos,
o hablemos solamente si nos toca.
Hablar mucho no es causa para sabios,
pues siempre ciñen a inflexibles frenos
los corceles que trotan por sus labios.
SONETO TREDECASÍLABO
(Sin sinalefa)
Inspirado poeta, tus versos halagan.
La dulzura por ellos expuesta, sublima.
Interpreto que tienen cadencias. Embriagan
a los seres amantes del ritmo: la rima.
He notado que vibran, susurran, indagan
y recorren el vasto rosal de la cima.
Al sentirte, los astros sus luces apagan.
La voz tuya se torna fulgor de la prima.
Yo te diera, del peso del mundo, lo sano
y lo puro, que guarda la vida del hombre
indulgente, vestido de modo cristiano…,
si me dieras la forma divina del arte,
que prestigia tu pluma, tu numen, tu nombre,
y no pueden los sabios sin verso, quitarte.
LAS MANOS DE LOS CUADRÚPEDOS
Si en los cuadrúpedos existen manos
éstas tienen que ser las dos traseras.
Notemos que sus patas delanteras
tienen rodillas, cual los pies humanos.
Con las patas de atrás suelen rascarse
y las patadas son sus manotazos.
Las patas delanteras no son brazos,
ya que las usan para arrodillarse.
Es obvio que hay un gran contrasentido:
la mano no es la pata con rodilla,
es la que tiene codo, ¿esclarecido?
No sé cómo explicarme de otro modo,
o de forma más clara y más sencilla,
que la mano es la pata con el codo.
¡AH!, LOS BÍPEDOS NO TIENEN PIES
¡Ah!, los bípedos; bípedos no son,
porque sus únicas extremidades,
–las que resuelven sus necesidades
de movimientos o de traslación –,
tienes sus codos y en su animación
las usan como “manos”. Son verdades
que el humano a través de las edades
nunca ha hecho tan clara distinción.
¡Cómo llamarles pies a los extremos
que claramente se le ven los codos!
¡Estas son manos!, porque como vemos
carecen de las clásicas rodillas…
¡Debiera ser muy fácil para todos
entender estas cosas tan sencillas!
MEDITANDO
¡Amor! Amor que todo lo redimes.
Virtud hermosa que al humano alienta.
Cuando el alma sucumbe en la tormenta,
en nuestras penas la bondad imprimes.
Con tu inviolable paz juzgas y eximes
de toda culpa al que una culpa cuenta,
y como antorcha tu razón sustenta
los principios más nobles y sublimes.
Porque amé mucho, en tus ternuras cupe;
y porque entraste en mí como un torrente
de tus primicias y dulzuras supe…
Y sintiendo el placer de ser amado,
voy de tu influjo a la serena fuente
a posar mí suspiro enamorado.
MUJER-DIOSA
Diosa y mujer: Tu plenitud de rosa
se prolonga en la luz de tu sonrisa,
y en el piano sublime de la brisa
se difunde tu forma cadenciosa.
¡Tu palabra es tan bella y luminosa!
¡Tu mirada es tan honda y tan precisa!
Florece el suelo que tu planta pisa
y te sonríe el mundo, mujer diosa.
Así campeas entre lauro y cirio;
así te embriagas entre beso y lirio
al influjo sensual del sentimiento,
y florece tu amor en armonía,
por un bello jardín: tu fantasía,
y un manantial de luz: tu pensamiento.
HIJA ANA MARÍA
¡Cómo pasan los años! Aquel día
en que viste la luz por vez primera,
me hiciste muy feliz. Como si hubiera
amanecido en ti mi fantasía.
Te cantaron entonces la armonía
del valle, del arroyo y la palmera,
y el sublime vergel de mi quimera
retoñaba en mi pecho y florecía.
Al volver al pasado el pensamiento
y mirar el rincón donde naciste,
me pareces venida de algún cuento,
pues, tan irrealizable me pareces,
que toda aquella dicha que me diste,
agiganta el placer que ahora me ofreces.
DIANA
Para ser dulce es demasiado fina;
para ser buena, demasiado buena.
Luce gota de risa nazarena
o capullo de rosa que camina.
Es tan tierna, tan grácil, tan divina,
que parece de un alma ultraterrena;
su vocecilla -luz todo lo llena
en diminuta gracia qua fascina.
Cuando la tomo entre mis brazos viejos
ya quisiera enseñarle el buen camino;
ya quisiera decirle mis consejos…
Y al prevenirla de infecunda pompa,
la apretujo hacia mí con gesto fino
porque no se me caiga y se me rompa.
MI NIÑA INVÁLIDA
Mi niña vive inmóvil… a mi niña
no le importan las flores ni el perfume.
En un mundo muy suyo se consume.
No siente ni el halago ni la riña.
No le inquieta si llueve en la campiña,
que se aclare la atmósfera o se abrume,
que aparezca una estrella o que se esfume,
o que el cielo se tiña o se destiña.
Sin moverse, en su asiento mira absorta,
como quien busca un algo en un vacío…
¿Pero, cómo sabré que no le importa
el mundo material que la rodea?
¿Acaso me demuestra su extravío
si puede coordinar alguna idea?
ANTONIO MACEO
Un siete de diciembre
Valiente General: Por la entereza
con que empuñar supiste tu machete,
es que salvaste a Cuba del grillete
y forjaste una Patria con grandeza.
Tus hazañas crecidas en nobleza
adornadas están de áureo ribete;
si peleabas en forma de jinete
brillaba en tu bravura la proeza.
Hoy, al cumplirse un nuevo aniversario
de tu muerte gloriosa en Punta Brava,
resplandece tu sueño libertario…
La bandera te llama como entonces,
porque está triste y sola y vive esclava
esperando tu brazo hecho de bronces.
NUNCA ES TARDE
En tus ojos se asoma la tristeza
de un amor no olvidado y ya perdido;
tu mirada me dice que has sufrido
y que amaste en la vida con terneza.
Fue tu amor tan profundo en su pureza
que no puedes echarlo en el olvido.
¿Acaso por lo mucho que has querido
quiere Dios castigarte con rudeza?
Yo no creo que merezcas sufrir tanto,
y si viertes por ello amargo llanto
alguien puede tus penas enjugar…
Y recoge de paso este consejo:
En amor y en amar nunca se es viejo.
Todavía hay tiempo de volver a amar.
INCENSARIO
Algunas primaveras he pasado
junto al rosal de tu cariño inmenso,
y mi amor no se apaga; es más intenso
cada vez que me tienes a tu lado.
Tú fuiste la ilusión; el bien soñado,
el ánfora, la llama y el incienso;
así me sublimizas cuando pienso
regalarte mi beso enamorado.
A lo largo del tiempo transcurrido
prodigando ternuras y caricias
con amor sin fronteras me has querido.
Y es por eso que en cada aniversario,
más se crece el placer en mis primicias,
y más arde el amor en tu incensario.
CANTO MATERNO
Fue lo primero que arrullo tu cuna
quizás cantada por tu madre buena;
canción sublime; inspiración serena
rebosada de gracia y luz de luna.
Luego en la infancia te llevo por una
ruta de dichas, – existencia amena– ,
y no la viste como cosa ajena
porque volviese tu canción montuna.
Desde entonces la llevas en el alma,
–arrullo tierno de la verde palma– ,
espíritu emanado de la flor.
no la olvides, ultrajes ni renuncies
a su encanto divino. No lo anuncies
no te des a ti mismo ese dolor.
VENGO POR Tl
He venido por ti vengo inspirado.
Ya me cansé de que no estés presente.
Te quiero desterrar del subconsciente
y verte de perfil, maravillado.
Soy hombre; soy poeta enamorado.
La mujer me fascina intensamente.
Yo corro con locura tras la fuente
que ilumina mi sueño sublimado.
Te he venido a decir cosas sencillas:
estoy muriendo por amor de antojos
y pretendo vivir de maravillas.
No quiero que te crezcas en sonrojos;
no quiero que me sientas de rodillas
si vengo por tus labios y tus ojos.
NIETA LAUREN
Menudita y sutil, como un capullo
de rosa sin abrirse todavía,
es tu risa de arcángel un arrullo
que supera en acordes la armonía.
Te contemplo extasiado con orgullo;
–es orgullo de abuelo, nieta mía– ,
y te quiero decir en un murmullo
lo mucho que ha crecido mi alegría.
Tu llegada me abrió brillantes puertas,
que para entrar al mundo de la fe
jamás imaginaba ver abiertas…
Y como ahora por ti feliz camino,
le he pedido a la suerte que te de
el tesoro más bello del destino.
ERES LA GLORIA Y LA ILUSIÓN MUJER
Te vislumbran mis sueños como una
princesa del reinado de los cielos,
que ha vivido bailando sus desvelos
en el salón celeste de la luna.
Quizás pudiera descubrir alguna
que pretenda emular tus altos vuelos;
mas, quien sienta tu amor y tus anhelos
sé que no voy a descubrir ninguna.
Tú naciste del sol, de sus fulgores
y creciste en la esencia de las flores.
Eres llama de un nuevo amanecer.
Eres pan, eres paz, eres abrigo.
La bondad del Señor llega contigo.
Tú eres la gloria y la ilusión, mujer.
COLOQUIO
Estábamos tú y yo cerca del llanto,
de la noche divina bajo el peso.
Jamás me vi tan cerca del encanto
ni vi tan cerca, de tu boca el beso.
Llorar es mi costumbre si no canto.
Es como limpio el corazón de exceso
de pesares, de angustia y de quebranto.
¿Acaso tú también lloras por eso?
El coloquio ya estaba hecho un destello.
Me parecía demasiado bello,
demasiado hondo… Se acabó el coloquio
como cosa que acaba de repente,
pero tú estás sin marchitar, vigente
en mi eterno y vibrante soliloquio.
Ml DOLOR
Échame a mí la culpa, yo soy fuerte,
yo la puedo cargar, yo la resisto.
Acúsame si quieres de no verte,
de no verte sufrir como te he visto.
Acúsame de inerme; esa es mi suerte,
–una existencia donde yo no existo–.
He de llevar mi cruz hasta la muerte
y morir sin blasfemias, como Cristo.
Yo tengo mi dolor, dolor muy mío.
Es la irrealización de lo que ansío.
Ansia sublime que ha quedado trunca.
Así se gasta sin cesar mi vida,
en un perenne desangre por la herida
que no veré cicatrizada nunca.
DOS BANDERAS
Hoy icé la bandera americana,
con legítimo orgullo, en el alero
de mi vieja morada; el mundo entero
la admira por gloriosa y soberana.
Y mi heroica bandera, la cubana,
la puse a tremolar sobre el cantero
de mi eterna ilusión, porque no quiero
que muera sin mi beso allá en La Habana.
Esa estrella con franjas; ese hechizo,
un mañana que veo muy cercano
adornará otra vez mi colgadizo.
Que el hecho de sentirme americano,
no ha mermado mi amor y no deshizo
el derecho a existir y a ser cubano.
NO HAY MAL QUE POR BIEN NO VENGA
Ya veo su pesar, amigo hermano,
pero por esa misma triste edad
de los tiempos, en una oscuridad
se agotaba mi pueblo… ¡mi cubano,
pueblo sin luz, y vino un ser de mano
bondadosa y de ingente voluntad
poniendo en Cuba la electricidad,
dando a raudales su calor humano.
Cada cual agradece a su manera
la ayuda que recibe… Yo le diera,
la base del más alto monumento.
¿Entiende amigo-hermano, la razón
por qué este cauce de mi corazón
se vuelve un río de agradecimiento?
NAVIDAD 2012-
¿Nada más que una vez dicho milagro
ha sucedido entre cien mil milenios!?
Según versiones de preclaros genios
el mito de la historia acaba en magro.
Muchas horas yo a esto no consagro
porque desde los días primigenios
se inventaron leyendas y convenios
de espurias cuentas y contexto flagro.
Yo sólo he de aceptar la Santa Cita
después que este milagro se repita
y otro niño en la paja Dios encuentre.
Entretanto, ante el cielo y en el nombre
del Divino Hacedor, creo que el hombre
tuvo mucho que ver con aquel vientre.
DÍA DOCE, MES DOCE Y AÑO DOCE
Día doce, mes doce y año doce:
ya sabemos que un día como este
no se va a repetir bajo el celeste
territorio que el mundo reconoce.
¡Que cada cual a su manera goce
y luego pague lo que el goce cueste,
sin que nada el bolsillo le moleste
ni le pida prestado a quien conoce.
Hay unos gustos que resultan caros,
sobre todo si han sido gustos raros
que vamos a probar por vez primera.
Esta noche que digo, no es barata,
debes entrarle con bastante plata
para que goces una noche entera.
DESDE EVA
Desde el bíblico tiempo de Adán y Eva
alcanzó la serpiente un digno espacio
lo mismo entre las plumas de palacio
que entre rocas hirsutas de la cueva.
La serpiente sensual es la que lleva
insinuante ante Adán el ceño lacio
y la grácil figura que en despacio
gesto, desnuda cada vez más nueva.
La serpiente se tiende junto a él
y le enciende y provoca el cascabel
en sus noches eróticas y ardientes.
Después de consumado el acto erótico
regresa con su atuendo más exótico
al nido donde incuban las serpientes
FAMILIA DE LAS AVES
Hubo día que fueron las serpientes,
como los pájaros, con bellas alas,
y anduvieron por todas las escalas
de las regiones entre continentes.
Sobre lagos de fuego y lava ardientes
hicieron nidos entre hirsutas balas
y defendieron de unas fieras malas
sus pichones de cobras inocentes.
En la edad que brillaron los reptiles
eran cuerpos con almas muy sutiles,
compañeras de santos y de brujas,
que salían llameantes de las rocas
mostrando la negrura de sus bocas
y dientes afilados como agujas.
SERPIENTE CLOROFILA
Atado junto al cuerpo lleva un haz
de aquietadas serpientes venenosas,
tan adorables en sus mismas cosas
que se confunden con la misma paz.
Hay veces que las suelta en el solaz
de su patio entre lirios y entre rosas
y allí conversan con las mariposas
que adornan de la tierra la gris faz.
Al verlas con la piel rosada o lila
o el verde o el azul… el clorofila
brillante de la tarde se nos pierde.
Las serpientes al sol que reverbera
ondeantes como mares sin ribera
hacen la tarde una culebra verde
SENSUAL
Toda la fuerza del amor se inflama
cuando en Eros intrépido se anuda
la serpiente del sexo y se desnuda
Afrodita en el blanco pentagrama.
Lo dulce del veneno que derrama
la serpiente del poro que más suda
hace que un dios universal acuda
y queme los inciensos de la cama.
La serpiente, muy rítmica y sensual
tanto en la carne como en lo ideal,
según leyendas de la prehistoria…
sostienen una estrecha relación
con los deseos de la excitación:
¡el efímero instante de la gloria!
SON OVÍPARAS
La serpiente procrea cual las aves
y de ovales estuches, los embriones,
salen las serpentinas. Los pichones
antaño fueron de plumillas suaves.
Tiempos de fratricidios, días graves
dieron a las serpientes, maldiciones,
y fuéronse a silbar en los panteones
exentas de sus plumas y sus naves.
¡Pero el huevo está ahí!: la suficiente
historia de que el ave y la serpiente
estuvieron ha siglos, hermanadas
por la misma costumbre de alto vuelo.
Por eso ahora hay que pedirle al cielo
que deje a las serpientes, liberadas.
NIDO DE VÍBORAS QUE DIOS JUNTA
Cuando en “nido” se piensa, se figura
un remanso de paz dulce y sagrado,
donde todo es de idilio consumado
bajo la luz de la esperanza pura.
Pero hay nidos de víboras en dura
piedra que conduce a pozo helado,
donde queda el pudor petrificado
y la noche se vuelve una locura.
Las serpientes son nobles, pero juntas
para verles los cabos y las puntas
hay que buscar la punta por el cabo.
Una vez que separes cada pieza
por los ojos verás que la cabeza
en nada puede parecerse al rabo.
CHUPANDO EL PEZÓN
Hay la leyenda extraña del majá
–especie de serpiente del Caribe –
que fresca leche con placer recibe
del lechoso pezón de una mamá
si a su hijo en la noche el pecho da
quien recién ha parido y se lo exhibe.
A dormir con su hartura en el aljibe,
tras chuparle la leche, después va.
Leche y sangre se roba del pezón
lo cual provoca la desnutrición
del hijo que, famélico, se cría
¡sin saberlo la madre, que, inocente,
ha nutrido en su pecho una serpiente
en vez del hijo que nutrir debía!
DIABÓLICAS CULEBRAS
Tu nombre, por sí solo, es el modelo
de cúmulos de honor que da la gloria.
Quien ponga piedras en tu trayectoria
sólo entiende el camino a ras de suelo.
Donde la gloria de tu voz es vuelo
no llegan ni la infamia ni la escoria.
No es igual darle vueltas a la noria
que darle vueltas al color del cielo.
De sus cuevas de fango y egoísmo,
las voces del rencor y del cinismo
sacaron sus diabólicas serpientes…
Pero tú, que con águilas transitas,
¡las conviertes en mil estalactitas
y te sirven de hamacas relucientes!.
SERPIENTE PITÓN
La serpiente se asocia con el Diablo
pues alguna maldad el alma encierra
desde lo más indigno de esta tierra
hasta los más sublime de un establo.
Parece que el veneno del vocablo
ha descendido desde la alta sierra
y en negra celosía el alma cierra
tras cerrojos de espina y de venablo.
¿Por qué tanta desidia y tanto horror?
¿No fueron la serpiente y el amor
matrimonio casual desde el origen?
Aquí vemos en marco transparente
que el rostro virginal de la serpiente
nos refleja la cara de una virgen…
EVA REPETIDA
(Por el día del amor)
En el principio de la humanidad
una idea brotó de Adán por Eva;
en el fondo sombrío de la cueva
el amor incendió a la oscuridad.
Al paso de los tiempos –de la edad –
el amor crece a diario y se renueva;
desde ayer su virtud sutil nos lleva
hacia a esos mundos de felicidad.
Ha pasado en la vida más de un evo
y en Amor continúa un niño nuevo
(el alma del amor es siempre nueva).
Los mismos pedestales se le erigen
al grandioso misterio de su origen,
porque en cada mujer repunta Eva.
LA PALMA REAL
Como faro prendido en la llanura
–esplendente de so! y clorofila–
bajo el fuego del alba, su pupila
se dilata en el río que murmura.
Cuando llega la noche, la negrura
que el verde de los árboles trasquila,
cada penca es cual ojo que vigila
la distante región, desde su altura.
En el punto elevado de su antena,
descubre la borrasca que resuena
tras el denso barómetro de mayo…
Y resiste, inmutable, su veranda,
la furia que en el trópico desanda
el dueño de las nubes y del rayo,
ÍNDICE
Presentación Tríptico a Sor Juana Inés Feliz cumpleaños al FAH En la vetusta casa del planeta Reflexión en tiempo de Navidad Cuando corría el año 2096 Navidad La casa de Dios Navidad 1992 Tiempos oscuros Todo viene de Dios Se espera otro Diluvio El mensaje desoído La hora umbría Como un divino colmenar de salmos Sin dudas Incendio Navidad tardía Bendición de la hecatombe Sonetos de fe Cuando parta El pozo de la vida Remedio para volver a Cuba José Martí La mariposa El tocororo La palma real cubana El avispero La cueva La piedra Esa puerta Valparaíso Estampa de monte adentro Ceremonial Espacial Los aeropuertos Purificación Rebelión Perspectiva José Martí Miel de bien Huracán de Agosto Ciclón No hay paz posible Inalámbrica Presumir a costa ajena Todo tiempo pasado fue mejor Abrumamiento Al Quijote y Sancho Panza Peripecias de un viaje Seis del mes seis del año seis Mercedes Matamoros Romance entre patos Erotismo vegetal Erotismo senil el vaso perdido La mujer el piojoso Arreglando el mundo coge el cubo y vamos |
1 2’-4 5-6 7-16 17 18 19 20 21 22 23-24 25 26 27 28-29 30 31-31 33 34-35 36-49 50 51 52-53 ´54-55 56 57 58 59 60 61 62 63 64-65 66 67 68-69 70 71 72 73 74 75-78 79 80 81 82 83 84 85 86 87 88 89-97 98-107 108-125 126 127 128 129
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Orlando Tijerino: el orlador Para ser poeta Solicitud bancaria Desastre en Haití Sonetos de la buena muerte Mi epitafio La conquista de América A José Santos Chocano Rimar bien o no rimar El vigía Símil del mamar Llueve lloviznaba Fantasía Soledad y muerte Mordedura Avaro Tríptico a Coatepeque Las tres medallas Lo transitorio La campana repica A Miguel Hernández A Vicente Cano Cano Tríptico al funeral de Germán Pardo García A Nieves Henríquez Pérez A Pablo Neruda Un Adiós por Arleen A Raúl Velasco A Eliana Godoy Godoy A Eliana Onetti A Odón Betanzos Palacios A Vivianne Alegret A Antonio González Guerrero A José Miguel Oxholm A Octavio R. Costa A Pedro Mardones Barrientos A Juan Pablo II A Martha Padilla A Miguel de Varona Navarro A Estrella Betances de Pujadas A Margarita Robles A Octavio Paz A Libertad Lamarque A Rafaela Chacón Nardi A Arístides Sosa de Quesada A Heberto Padilla A Clara Niggemann A José Poveda de Castro A Oscar Abel Ligaluppi A Benito Domínguez A Adolfo Martí Fuentes A Lalita Curbelo Barberán A Irma Ruiz de Conte A Miguel González Darío Espina Pérez A Oscar Pérez Moro A Carlos Fojo Hermida A Herminia Naranjo Hernández A Ulises Prieto A las Torres Gemelas Fábulas Exigencia |
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El estrambote Un soneto estrambótico Acuso de Recibo Poetas locales Vendemos propiedades en el cielo Mi creencia Soy patriota Ceguedad El lobo El niño Tríptico La choza Muerte y resurrección de la tarde Naufragio Mar afuera Iluminados vuelos Sismo Suicidio del río Un raro río Tiempo tormentoso A mi patria Estas canas El hombre es sólo un átomo El hombre El torrente El trueno Milagro Sin hora Perdónalos, poesía El terruño Mío y tuyo Yo no soy el culpable Idilio El carbonero El valor verdadero Máxima Envidia El amor es todo Ella… siempre ella Recuerdos Yo soy La espina ¿Cardo santo? El fósforo ¿Paz o guerra? Cuando muere un poeta ¡Rosa roja! La noche Corriente subcutánea La tarde va descalza ¿Qué es poesía? Inesperado rosal Sombra Tu voz El sol La luna Claridad nocturna A un estilista del verso ¿Qué busco? El poder de la musa Soneto al revés La constante evolución del agua Tus ojos Secuestro Para soñar Evolución del amanecer Encarcelado La poesía Poetas de verdad Inquietud El silencio Vacío El llanto Desde mi mismo Ha muerto una madre Amor compartido El mendigo Lástima ¿Qué si te quiero, amor Para quererte amor ¿Adonde está tu corazón? Al filo de la medianoche Contraste en la madrugada El pozo Al olmo lo salva un signo Puente Lo imprevisto La jaca Rosa blanca La abuela El Teide: fabuloso mirador Desagravio a Gloria Estefan El pavo real El pájaro carpintero El diccionario Diana de Gales Reflexiones La paz Cuando un año comienza VIII sonetos a un poeta tinerfeño En alas del mismo sueño Tragicomedia La montaña de la vida Media cama Un soneto de madera Tu corazón no es corazón no es corazón A una bella El astro rey Camino al cementerio El aborto Tentación El poeta Noche invernal El rebaño Desafío El futuro El milagro de tu voz El maestro Para hallar a Martí Catorce de febrero ¿Qué es poesía? Un falso adorno Primavera Cuatro sonetos obligados Gota a gota Desengaño Brindis Divino hallazgo Tiempo y distancia Mensajera Gracia plena El árbol de la bandera Canto a la madre patria Los tiranos Dos verdades Guardián del Idioma: a Luis Ángel Casas La métrica A mi esposa El Tajo La bandera cubana Oír mucho y hablar poco Soneto tredecasílabo Las manos de los cuadrúpedos ¡Ah!, los bípedos no tiene pies Meditando Mujer-diosa Mi hija Ana María Diana Mi hija inválida Antonio Maceo Nunca es tarde Incensario Canto materno Vengo por ti Mi nieta Lauren Eres la gloria y la ilusión, mujer Coloquio Mi dolor Dos banderas No hay mal que por bien no vega Navidad 2012 Día doce, mes doce y año doce
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